Lluís Pasqual fue director artístico del Arriaga entre 2004 y 2007. P. L.

«Mi padre, que era panadero, me inculcó el valor del tesón y el esfuerzo»

El director de escena Lluís Pasqual, exresponsable artístico del Arriaga, recibe el premio Corral de Comedias en Almagro en reconocimiento a su trayectoria

Miércoles, 29 de junio 2022, 22:18

Hijo de catalán y andaluza, en su casa se discutía todos los días la calidad de la tercera hornada del pan. ¿Ha quedado o no mejor que la segunda? ¿Qué hay que hacer para mejorar? Su padre tenía un obrador y era un perfeccionista. «Más ... allá de lo que te enseñen en la escuela, yo tengo claro que lo fundamental se aprende en el seno de la familia. A mí me inculcaron el valor del esfuerzo y el tesón. Siempre puedes aprender algo. Vivir es avanzar», enfatiza el director de escena Lluís Pasqual (Reus, 1951) durante una conversación telefónica con EL CORREO, en vísperas de que le entreguen el premio Corral de Comedias, que concede el Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro.

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El exresponsable artístico del Teatro Arriaga, entre 2004 y 2007, recogerá hoy el galardón en una ceremonia que servirá de pistoletazo de salida del reputado certamen consagrado al Siglo de Oro. Eso sí, en el caso de Pasqual lo que se premia no es su aportación al teatro clásico español, sino «su papel como transformador de los lenguajes escénicos y por el puente que ha constituido entre la tradición cultural, el patrimonio y la mirada contemporánea y vanguardista», en palabras de Ignacio García, director del festival.

Palabras muy solemnes, tanto que hacen suspirar al destinatario de los elogios. Pasqual hace tiempo que no se deja dorar la píldora. Es un hombre que a los 18 años ya había montado como actor y director tres obras traducidas al catalán, de Arnold Wesker, Salvador Espriu y Eugène Labiche, con el grupo La Tartana de Reus. Lleva más de medio siglo volcado en los escenarios y parece que le da cierto reparo que premien su trayectoria, como si ya se hubiera jubilado. Agradece los honores pero no vive de las rentas.

Balance

«Al final lo importante son las buenas personas. El mal químicamente puro existe, pero también la bondad»

«Sigo trabajando, con muchas ilusiones y planes. Da vértigo mirar hacia atrás, pero yo pienso en el presente y el futuro». Entre otras cosas, tiene confirmados tres proyectos muy ambiciosos, dos óperas y una obra de teatro. No puede dar más detalles pero el tono de su voz denota entusiasmo. Atrás quedan las amarguras y contratiempos que le llevaron a dejar la dirección del Teatre Lliure en 2018 tras la acusación de malos tratos de la actriz Andrea Ros, sufridos presuntamente durante un ensayo. La campaña orquestada en las redes sociales pidiendo su cabeza adquirió dimensiones de tsunami, pese al respaldo de más de 300 colegas, entre los que se contaban Núria Espert (que había estado precisamente en el ensayo polémico), Juan Echanove, Carmen Machi y Antonio Banderas.

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Desde el principio, el director de escena tachó la denuncia de «difamación». Pero aun así la bola de nieve no dejó de crecer: el frente en su contra, en el que destacaban feministas e independentistas, se politizó al máximo. La controversia le dio quebraderos de cabeza y más le habría tocado padecer de no ser homosexual, porque en su momento la cadena catalana TV3 llegó a equipararlo con Harvey Weinstein. A estas alturas nada de aquello le quita el sueño, es un capítulo cerrado: «No tengo tiempo para ser rencoroso. Me niego a cargar con una mochila llena de piedras».

No le obsesiona pensar que le habría ido mejor de haberse quedado en Francia o Italia, donde fue director del Teatro del Odeón de París y responsable artístico de la Bienal de Venecia. «En todas partes se cuecen habas», admite echando mano del refranero popular. Tras su paso como responsable del teatro Soho de Antonio Banderas, ubicado en Málaga, en estos momentos goza de un periodo de gran serenidad y no se complica la vida: «Vayamos ligeros de equipaje. Esa es mi actitud vital, la de los hijos de la mar que decía Machado. Es algo que convendría grabar en el espejo del cuarto de baño».

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«No seas tan insolente»

Si ahora viajara en el tiempo y se encontrara con el hippie que fue, con 20 años y un ansia que no le cabía en el pecho, solo se daría un consejo a sí mismo: «No seas tan insolente, ve tranquilo». Más vale relajarse, sin desperdiciar energías, con los ojos puestos en la meta. Su pasión por el teatro, la ópera y la zarzuela se mantiene intacta, pero evita soñar con imposibles. «Hay que situarse. Este es un país en el que ha tenido que haber una pandemia de proporciones bíblicas para que se bajara el IVA de los libros. ¡Salía más a cuenta la versión porno de 'Blancanieves y los siete enanitos' que el cuento de los hermanos Grimm que yo le compraba a mi sobrina nieta! Curioso, curioso».

Sin embargo, también reconoce que se vive «un momento privilegiado». La tragedia del covid y el largo confinamiento, «volcados en las pantallitas», han revalorizado la experiencia del espectáculo en vivo y en directo. «Y no solo eso, el teatro se ha convertido en el único espacio donde la gente calla y escucha las razones de unos y otros, en un clima de respeto y reflexión. Eso es valiosísimo. El gran teatro te hace ver la complejidad de las cosas. ¡Siempre ha sido así! Piensa en Antígona y Creonte, que defienden posturas opuestas pero válidas a su manera, o en Otelo, que es un asesino porque mata a Desdémona, pero también ofrece el monólogo de amor más bello de la literatura shakespeariana».

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Pasqual es un hombre acostumbrado a profundizar en las motivaciones de los hombres y mujeres. Como director de escena, se tira de cabeza en lo más recóndito y hasta terrible del alma humana. Pero en la vida lo tiene clarísimo: «Al final, lo importante son las buenas personas».

Recorrido

  • Formación. Filólogo catalán y licenciado en Arte Dramático por el Institut del Teatre.

  • Parte de su experiencia. Funda en 1976 el Teatre Lliure. Fue director del Centro Dramático Nacional, el Odeón de París y la Bienal de Venecia. Entre 2004 y 2007, trabaja como director artístico del Arriaga. De 2019 a 2020, ejerce de responsable artístico del Teatro del Soho de Málaga.

  • Algunos de sus galardones. Premio Nacional de Teatro, Caballero de la Orden de las Artes y Letras de la República Francesa y Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes.

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