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Paco Plaza (Valencia, 1973) cumple el tópico real de que los mayores fabricantes de pesadillas suelen ser seres encantadores en la vida real. El autor de 'Verónica' y 'La abuela', Premio de Honor del FANT bilbaíno, acaba de aparecer en el concurso 'Drag Race' y está encantado. «Había un capítulo dedicado al cine de terror y me invitaron», cuenta. «Ha sido una experiencia muy inspiradora. Como amante de la fantasía, estas chicas que construyen un personaje no son tan diferentes a lo que hacemos nosotros cuando escribimos guiones. No son disfraces, sino trajes de superhéroe, alter egos a través de los cuales son otras personas».
A Paco Plaza casi siempre se le adjudica ya la coletilla de 'maestro del terror', algo que todavía le ruboriza. «Preferiría ser maestro del amor. Soy un aprendiz, ese título me queda grande. No me podría presentar: 'hola, soy Paco Plaza, maestro del terror'. Sería un poco gilipollas...», ríe. El director leyó una vez que Akira Kurosawa seguía haciendo cine para ver si le salía alguna película buena. «En todos los aspectos de la vida no hay nada más peligroso que creerte más listo de lo que eres», alecciona.
Solo en dos ocasiones su filmografía escapa del género fantástico: 'OT. La película' y 'Quien a hierro mata', «aunque habrá a quien le dé miedo la primera», ironiza. «Yo soy vocacionalmente director de terror y me gustaría seguir siéndolo siempre. Es el género que me ha gustado desde pequeñito y en el que me he sentido cómodo. El filtro a través del que me gusta ver la vida y lo más divertido para ver en una sala de cine». Al autor de 'Romasanta' le gusta montar en «un tren de la bruja inigualable».
El Fant ya homenajeó a Paco Plaza en 2009, cuando el primer 'REC' había provocado escalofríos a más de 20 millones de espectadores en todo el mundo. Y todo por culpa de Raquel Mosquera. El director veía 'Aquí hay tomate' cuando quedó sobrecogido por la imagen de la viuda de Pedro Carrasco perseguida por las cámaras en un psiquiátrico. Plaza sintió mucho miedo ante aquel acoso. Llamó a Jaume Balagueró y juntos concibieron un falso reportaje televisivo al estilo de 'Callejeros'. La rutina de unos bomberos convertida en pesadilla cuando acuden a un bloque de viviendas en el Ensanche barcelonés. Todo visto desde la cámara que sigue a una reportera y que no para de grabar en ningún momento. Lo que empezó como «una broma de friquis» acabó siendo la película española más rentable de todos los tiempos y «la cinta de género más reconocida en el mundo», en docta definición de Ángel Sala, el director del Festival de Sitges.
'REC. Terror sin pausa' es el título del documental programado en el FANT, que analiza el rodaje y la trascendencia de una cinta objeto de un flojo remake estadounidense en 2008, 'Quarantine', y dos secuelas dirigidas por Plaza y Balagueró (la saga está en Netflix). 'REC' le «cambió la vida» al realizador valenciano. «Si Dani Martín es el de El Canto del Loco y lleva veinte años cantando en solitario, nosotros somos los de REC y lo llevamos con orgullo», compara. «Esa película cambió la manera en la que la industria miraba nuestro trabajo y nos permitió acceder a una libertad creativa que afortunadamente seguimos teniendo».
'REC' se tradujo en ofertas para trabajar en Estados Unidos que no terminaron de convencer a su autor. «También recibimos unas condiciones estupendas para rodar aquí», apunta. «Ir a Hollywood no era un objetivo ni algo negativo, simplemente tienes que encontrar algo que te motive para irte a vivir a otro país y trabajar en otro idioma». Paco Plaza admite que se ha postulado para dirigir allí alguna película que no salió. «No renuncio a ello, pero me estoy haciendo mayor y cada vez da más pereza salir de casa».
El piso de barrio donde transcurren los sucesos de 'Verónica', la reflexión sobre la vejez en 'La abuela'... Las películas de Paco Plaza son tan buenas porque se nutren de la vida y no de clichés del género. «Todas las ficciones las impulsan cosas que percibimos en nuestro entorno», explica. «La observación de la vida tiene que ser la fuente de inspiración máxima para cualquiera que se dedique a algo creativo». Puede ser el 'Aquí hay tomate' o el 'Sálvame' a punto de desaparecer, que el cineasta reconoce haber visto en alguna ocasión. «Todo tiene una caducidad. Calificar despectivamente el trabajo de otros no es bonito. Me parece presuntuoso afirmar que tu gusto es mejor que el de los otros, que cada uno consuma lo que quiera. El 'Ulises' de Joyce no es para todo el mundo, yo no pude terminarlo. Pero nunca pensaría que quien lo ensalza es un esnob».
Paco Plaza retuiteaba el otro día una entrevista de Walter Hill que decía: «Antes ser director consistía en dirigir películas, ahora pasas más tiempo reuniones explicando lo mismo una y otra vez». No entiende cómo se puede conceder un Oscar honorífico al «maestro» Peter Weir fuera de la gala televisada, pero no ve a las plataformas como el enemigo; su nueva película, ya entregada, 'Hermana muerte', 'precuela' de 'Verónica', la ha rodado para Netflix. ¿No le da pena que no se vea en cines? «No. Ya sabía que era solo para la plataforma. Mis películas tenían repercusión en España, Francia y México. Pero con 'Verónica' me escribió gente de todo el mundo».
Aunque la Wikipedia asegure que ya tiene cincuenta años, Paco Plaza jura que todavía le quedan unos meses para alcanzar una edad que ya le afecta. «Cumplir años tiene cosas buenas, como que me dan un premio en Bilbao. Pero me canso más subiendo las escaleras, me noto más calvo y tardo más en adelgazar cuando hago dieta. Es una crisis estándar, sin deportivo ni novia joven. Pero lo llevo bien, el cuerpo es muy sabio porque las cosas que te cuesta hacer te dejan de apetecer».
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