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«Es un texto muy bonito y a flor de piel. Está muy cerca de la vida». Es lo que dice la actriz Irene Bau del relato de Karmele Jaio que, hace casi diez años, se decidió a convertir en un montaje teatral. Se ... titula 'Ecografías' y es, en origen, un relato en el que una mujer habla de la maternidad… y en realidad habla de muchas más cosas, realiza todo tipo de conexiones. Ahí están la infancia, la relación madre-hijo, la propia madre, las hermanas, el padre, la pareja, todo lo que se piensa cuando se piensa en ser madre, las dudas sobre si estará bien o no serlo, los condicionantes sociales y las expectativas. «En aquella época no se hablaba tanto como ahora de ese relato edulcorado de la maternidad, y ella lo hace, lo discute». Y lo hace planteando todas las contradicciones y los miedos de la narradora, que ha hecho un largo camino para adoptar una hija en África. «Este texto está lleno de conflictos emocionales. Es lo que tiene Karmele Jaio, que escribe sobre esas cosas cotidianas y muy íntimas de las que nadie habla y puede conectar con mucha gente. Ella pone el foco en lo pequeño».
Bau se sintió enseguida interpelada por el texto, desde su primera palabra. «Recuerdo», dice. Con saltos hacia atrás y hacia delante en el tiempo, con muchos recuerdos, se va construyendo un monólogo que a la actriz le llega mucho, «como todo lo que escribe Karmele». La apuesta era «encarnar» eso que estaba en el relato, llevarlo a escena. «A ella nunca le habían propuesto algo así, pero yo me enamoré del texto». El resultado ya pudo verse durante algunos meses en 2011 y 2012, pero por entonces justo empezaba a andar Pabellón 6 y Bau, que estaba detrás del proyecto, reconoce que no cuidaron la gira. Ahora vuelve a la sala de Zorrozaurre y lo hace del 30 de julio al 2 de agosto y los días 6, 7, 8 y 9 de la próxima semana. «Siempre he tenido ganas de retomarlo. Ahora, una década después, reverberan otras cosas. Descubro emociones, palabras, momentos diferentes».
A ese texto cercano a la vida que enamoró a la actriz hay que ponerle un «envoltorio» también bonito, el que creo Ramón Barea, el director. «Él complementa todo con lo visual y aquí las proyecciones sobre mi propio cuerpo sirven para jugar con el recuerdo, con los sueños, y también como iluminación». Se crea así una «atmósfera» remarcada por la música original creada por José Urréjola. La obra vive «un segundo estreno» en este 2020 tan raro en el que «los espectadores están respondiendo muy bien a Pabellón 6, aunque estemos a medio gas. Teníamos miedo, pero no. Saben que los vamos a cuidar».
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