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Como sucede con otros grandes diseñadores, todo el mundo conoce las obras del alemán Otl Aicher (1922-1991) pero muy pocos le conocen a él. Los millones de viajeros de Metro Bilbao sabrían distinguir los tres círculos rojos de su marca, que expresan la ... idea de conexión, y el tipo de letra utilizada para el nombre de las estaciones, pero sólo un puñado podría decir quién fue su autor. Lo mismo sucedería con el logo de la compañía aérea Lufthansa, de los electrodomésticos Braun o de las líneas puras de las cocinas Bulthaup.
A ellas llegó después de viajar por 50 países para ver 'in situ' como sus poblaciones utilizaban los espacios culinarios. Al presentar su trabajo final, sintetizó así su filosofía: «Si no sabes cocinar, no diseñes cocinas». Es una declaración de los principios que definieron su trabajo: centrarse en el uso, en la función, y desentenderse de cualquier tentación de perseguir la belleza; plantearse obsesivamente si sobra algo y, si es así, eliminarlo.
Una visión que encumbra las líneas limpias, la armonía austera, la elegancia sobria, cuya inspiración procede de la cultura luterana. Su lugar de nacimiento, Ulm, fue una de las primeras ciudades que abrazó la revolución protestante surgida en el siglo XVI. Al contrario que los miembros de la Bauhaus, no pensaba que el diseño constituyese la expansión del arte. Si funcionaba, bien; y si no, mal.
El Museo de Bellas Artes de Bilbao inaugura el jueves una exposición dedicada a este 'desconocido' que es toda una celebridad en el mundo del diseño. Comisariada por el donostiarra Guillermo Zuaznabar, contará con 200 obras y objetos, entre ellos 80 dibujos inéditos de su proyecto para Metro Bilbao, que el 11 de noviembre celebra su 25 aniversario, así como un docena de dibujos y fotografías procedentes del archivo de la Norman Foster Foundation, producto de los encuentros entre el arquitecto y el diseñador.
tipografía
A través de ella se irá perfilando la figura de este profesional que en el instituto conoció a los hermanos Scholl, miembros de Rosa Blanca, movimiento de resistencia no violenta contra los nazis. Se casó con una de las hermanas, Inge. Antes asesinaron a Hans y Sophie en 1943. Aicher tuvo que servir en el ejército de Hitler, del que desertó.
En 1953 fundó la Escuela de Diseño de Ulm junto a Max Bill e Inge Scholl, su mujer. Más que el arte, les interesaba la sociología, la psicología, la política, economía y la filosofía. El lenguaje visual debía integrar estos conocimientos y ponerlos al servicio de la claridad y la utilidad. Como antecedente estaba el filósofo del Círculo de Viena Otto Neurath, que inventó en los años treinta un lenguaje de signos figurativos -las actuales señales de tráfico le deben prácticamente todo a él- de comprensión universal.
Aicher se especializó en el diseño corporativo. Su trabajo para la marca Braun resiste el paso de las generaciones, lo mismo que el logo de Lufthansa. Uno de sus trabajos más conocidos fueron los pictogramas para comunicar los deportes a competición en las Olimpiadas de Múnich de 1972, que todavía se utilizan.
Como en el caso de Neurath, el diseñador quiso que bastara con verlos, sin recurrir al lenguaje escrito, para que los visitantes y deportistas supieran a qué actividad correspondía un recinto determinado. También creó la mascota de los Juegos, un perro llamado Waldi, claro antecedente del Cobi de Mariscal para Barcelona 92.
Un deseo frecuente de los diseñadores consiste en crear su propio tipo de letra. Aicher la hizo en 1989 y se llama Rotis, una búsqueda de la máxima legibilidad. Los millones de viajeros del Metro Bilbao la conocen de sobra. Desde el jueves podrán conocer a fondo a su autor.
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