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RAFAEL M. MAÑUECO
Sábado, 9 de diciembre 2017, 01:00
Nuréyev nació el 17 de marzo de 1938 en un tren que cubría el trayecto entre el lago Baikal y la ciudad de Irkutsk, en Siberia. Comenzó a asistir a clases de danza a los 6 años y a los 17 ya había tomado contacto ... con el Teatro Kírov de Leningrado, ahora Mariinski de San Petersburgo. Tres años después, era solista y comenzó una vida artística de éxitos constantes. Pero, ay, en 1961 durante una gira pidió asilo político en Francia y no volvió a la URSS hasta 1987, para visitar durante 72 horas a su madre agonizante. En 1993, fallecía en París de sida dejando un hueco insustituible en la danza clásica. Esta tarde, ‘El Corsario’ volverá a volar en un escenario ruso rodeado de una fuerte polémica.
El público moscovita verá por fin en el Teatro Bolshói de Moscú el ballet ‘Nuréyev. El espectáculo fue cancelado bruscamente tres días antes de su estreno, que debería haber tenido lugar el pasado 11 de julio. Aquella inesperada decisión se vinculó a dos circunstancias: a la homosexualidad de Rudolf Nuréyev, en una Rusia cuyas autoridades se muestran cada vez más intolerantes, y al hecho de que el director del ballet, Kiril Serébrennikov, ahora bajo arresto domiciliario, fuera puesto en el punto de mira del Kremlin por sus críticas al poder y a la Iglesia Ortodoxa.
El director del Bolshói, Vladímir Urin, lo ha negado siempre y asegura que el ballet tuvo que aplazarse por no estar suficientemente preparado escénicamente. Casi nadie lo creyó. Era la primera vez que el prestigioso teatro moscovita suspendía un espectáculo desde la desintegración de la URRS, algo que en todo el siglo XX sucedió sólo tres veces. En sus dos siglos y medio de existencia, el Bolshói nunca antes había cancelado una función a tres días del debut.
Se dio por hecho que la dirección del teatro había cedido a las presiones de determinadas instancias. Pero ayer Urin volvió a desmentirlo: «No hemos interferido en el contenido del ballet. Nadie ha exigido que introdujeran modificaciones». Vladislav Lantrátov, uno de los dos bailarines que interpretarán a Nuréyev -el otro es Ígor Tsvirkó- recordó que Serébrennikov «dirigió los ensayos a distancia, desde su casa, ya que se encuentra bajo arresto domiciliario» desde el pasado 23 de agosto, acusado de apropiación indebida de fondos públicos destinados a subsidiar el Centro Gógol, del que sigue siendo director. El también director teatral y cineasta niega la imputación, «injusta y absurda», y cree que el verdadero motivo de la persecución que sufre es su actitud crítica hacia el Kremlin. En 2016 ganó el premio François Chalais en Cannes, en el mismo país donde Nuréyev salió corriendo por la pista del aeropuerto Le Bourget gritando «quiero ser libre».
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