![«El nuevo ecologismo ha llevado a la izquierda a renunciar a la tauromaquia»](https://s3.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/202301/05/media/cortadas/javiergarcia-kb1H-U190171346622YbE-1248x770@El%20Correo.jpg)
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Javier García Nieto (Irún, 1970) acaba de entrar en el Colegio de Doctores por la puerta grande con su tesis 'Perspectiva de la crónica taurina del último tercio del siglo XX. De la crítica distante a la corriente crítica esencialista', presentada en el Departamento de ... Periodismo de la UPV y dirigida por el profesor César Coca. Periodista no ejerciente, taurino hasta la médula, en este apasionante estudio desvela una parte de la fiesta poco conocida, adentrándose en una forma de periodismo ahora en abierta decadencia.
- ¿Por qué eligió este tema?
- Desde que descubrí la crónica taurina, quedé enganchado a una serie de cronistas que coinciden con mis planteamientos. Críticos que, además, tienen mala prensa porque son muy independientes.
- ¿Quiénes fueron esos críticos 'malditos'?
- Vicente Zabala, por supuesto; Alfonso Navalón, el hombre a batir; Joaquín Vidal, que fue odiado por el entramado taurino, y sin duda, Paco Apaolaza y Javier Villa.
- Y para usted el maestro fue…
- Joaquín Vidal por su repercusión mediática, aunque Apaolaza fue un gran cronista: culto, aficionado, conocedor e independiente.
- Críticos 'distantes' y 'esencialistas', explíquenos.
- Son dos formas de interpretar la fiesta: unos son absorbidos por la pasión, así que aceptan todo sin espíritu crítico, y otros aman la fiesta pero saben de sus vicios, por lo que demandan la recuperación de los valores esenciales. Los esencialistas tienen idealizada la edad de plata de la fiesta, que se inicia en 1921 -con la muerte de Joselito- y abarca hasta 1936, cuando la tauromaquia, en su concepción artística, alcanzó un desarrollo conceptual definitivo, y porque en esa época se lidiaba un toro serio, otro factor clave. Por ello, estos cronistas cogen distancia crítica, para hacer su propia valoración.
- Visto así, parece que sería la mejor postura.
- Entiendo que sí. Para un crítico, lo mejor es no recibir influencias de quienes van a ser objeto de sus estimaciones, teniendo en cuenta que el amiguismo y las relaciones personales pueden condicionar la independencia periodística.
- Pero el acercamiento a la fuente informativa es imprescindible.
- E inevitable, y aquí es donde se distingue la crítica del periodismo taurino. Para informar tengo que relacionarme con el mundo del toro y eso puede llegar a condicionar el trabajo profesional.
- ¿Lo consiguieron los santones de la crítica taurina?
- Excepto Navalón, que es un caso aparte, los demás se mantenían totalmente al margen. De Vicente Zabala y Joaquín Vidal, ni te cuento. Apaolaza y Villar, tanto de lo mismo. Ser críticos del arte taurino les permitía tener esa independencia que al informador taurino le resulta mucho mas difícil, más aún cuando en estos tiempos multidisciplinares el periodista se ve obligado a hacer crónica y crítica.
- ¿Es un modelo agotado?
- Sí. No hay periodistas aficionados, como pasa en otras artes, porque no hay público. En consecuencia, la fiesta pervive sustentada en el propio espectáculo, apoyada por un público desconocedor.
- ¿Podría llegar a desaparecer de los periódicos?
- Sin duda. Si se fija, los medios de referencia nacionales la han eliminado en sus ediciones en papel. Quedan otros, como 'ABC', 'El Mundo' o 'La Razón', que mantienen más espacio. Antes la información taurina era un plus, pero con el tiempo, al menos en papel, terminará quedando como una nota a pie de página.
- ¿Es que la izquierda ha renunciado a la tauromaquia?
- La sociedad se está volviendo panoli, en la medida en que es influenciable. Los movimientos sociales de la izquierda han establecido el dogma de que los toros son algo malo, y así se acepta. Entre esto y la poca afición, nos encontramos con que estos medios de comunicación procuran descartarlo, cuando no criticarlo con dureza. El nuevo ecologismo les ha llevado a renunciar a lo que, por otra parte, siempre les perteneció.
- Dedica un apartado de su tesis al 'perritoro' y al 'burritoro'.
- Es una época interesantísima de los años 60, cuando se empieza a fraguar la corriente crítica esencialista; cuando la fiesta, aunque triunfalista, es también patética. Estos cronistas se dedican a denunciar la lidia de utreros, y hasta de erales, sin control de edades, de afeitado… Zabala y Navalón ponen nombre a esas reses. Este, en su enconada batalla contra Palomo Linares, utiliza por primera vez el término 'perritoro'. En una crónica de la lidia de El Cordobés y Linares en Tenerife, cuando les dice: «No toreáis toros, sino perritos de compañía».
- Críticas que, a la vista está, dieron resultado.
- Indudablemente, como la implantación del libro de registros, lo que ya no permite trampas. El esencialismo obligó a las autoridades a tomar decisiones.
- Aprovechando su sabiduría, cambiemos de tercio. ¿Persiste el submundo económico en la fiesta? ¿Siguen volando los 'sobres'?
- Hubo una época en la que sí, en la tesis lo explico también. Y se sabe a través de denuncias de determinadas personas independientes. Una de ellas, Curro Romero. En una entrevista contó que «al hotel venían algunos críticos y les teníamos que repartir el sobre», hasta que una vez les espetó: «Lo siento mucho, pero ya no os puedo dar más dinero». Él mismo lo reconoce. Actualmente no sé si existe o si ya no es necesario, porque el nivel de independencia está tan bajito que seguramente no haga falta. Desconozco si a los grandes cronistas a los que hago referencia les tentaron alguna vez, pero no creo que entraran en la dinámica. En algún momento alguien lo habría contado.
- Toreros y crónica social, incluso rosa, ¿remedos de Dominguín o Manolete, por ejemplo?
- Esto ha cambiado, pero a peor. Los toreros y sus vidas siempre han estado presentes en los medios de comunicación y así siguen, en la medida en que un torero es un personaje público, pero esta notoriedad deriva ahora de unas relaciones sociales que le sitúan en un espectro superior, porque si te relacionas con la monarquía, con la burguesía o con los poderes económicos entras a formar parte de su propia ruleta. Quizás antes tenía más renombre el torero, le hablo del caso de Palomo Linares, El Cordobés o Espartaco, por citar alguno, pero eran socialmente más valorados por su propia fama; en todo caso, esa exposición siempre forma parte del juego mediático.
- ¿Veremos esta tesis en los estantes de las librerías?
- Estoy en ello, pero tengo que poner en orden mi vida después de tantos años volcado en la investigación de la tesis.
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