El wagneriano festival de Bayreuth se renueva con un 'Tristán' y tres batutas femeninas

Joana Serra

Miércoles, 24 de julio 2024, 20:09

El festival de ópera de Bayreuth, la ciudad de Baviera donde Richard Wagner instaló el teatro considerado ideal para sus óperas, abre su temporada este jueves con el estreno de un nuevo 'Tristán e Isolda', al que sucederán en los días siguientes tres batutas femeninas: ... la de la ucraniana Oksana Lyniv, al frente de la reposición de „El holandés errante«, la de la francesa Nathalie Stutzmann, con la del 'Tannhäuser' y la de la australiana Simone Young, la primera mujer que dirigirá en el tempo wagneriano la trabajosa tetralogía de 'El anillo del Nibelungo'.

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El 'Tristán' inaugural, único estreno de esta temporada, estará dirigido por el ruso Semyon Byschkov, con dirección escénica del islandés Örn Arnarsson. Recreará así el drama romántico, con el experimentado Andreas Schager, una de las voces consagradas del festival wagneriano, y la finlandesa Camilla Nylund en los papeles protagonistas.

Completa el programa de la temporada el 'Parsifal' que estrenó el año anterior el maestro Pablo Heras-Casado, a quien se espera en cuatro años de nuevo en esa ciudad bávara para colocarse al frente del siguiente 'Anillo'.

Los cinco directores mencionados pertenecen a la generación más actual de batutas reconocidas como 'wagnerianas', que se han ido incorporando temporada tras temporada a la nómina de la casa bajo la gestión de la directora del elitista festival, Katharina Wagner.

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Que coincidan este año tres mujeres en la dirección de la orquesta, instalada en el legendario y profundo foso de Bayreuth que da al teatro una acústica irrepetible, forma parte del proceso de renovación marcado por Katharina desde que tomó las riendas del festival. Eso fue en 2008, cuando su padre, Wolfgang Wagner, aceptó finalmente retirarse, tras más de medio siglo al frente del certamen. Fue una sucesión compleja, enrerada en un culebrón de otros aspirantes asimismo pertenecientes a la dinastía. En una primera fase compartió las responsabilidades con su hermanastra Eva Pasquier-Wagner. Pero desde 2015 es Katharina su única directora artística.

El presente año se considera un poco de transición o preparatorio para el gran acontecimiento que se espera sea el 150 aniversario del festival, en 2026. Hay fuertes tensiones entre los distintos estamentos políticos que subvencionan el festival. Por un lado, el 'Land' de Baviera, su principal patrocinador, que apuesta por la vía tradicionalista. Por el otro lado, el gobierno central de Berlín, cuya ministra de Cultura, Claudia Roth, asidua al festival y miembro de los Verdes, presiona para que se rompa el veto a otros compositores. Desde la fundación del Festival Richard Wagner, en 1876, en el certamen solo se representan un número determinado de piezas del genio fundacional. Ello ha convertido esa ciudad de Baviera en lugar de peregrinación de wagnerianos de todo el mundo. Pero también ha hecho que su festival acabe pareciendo una mera repetición de esquemas, en contraposición a la competencia directa que representa el festival de Salzburg, mucho más arriesgado e innovador. A ello se suma que las últimas escenificaciones de la tetralogía cumbre, el'„Anillo', no hayan convencido ni a su público más ortodoxo ni a los que adoradores de innovaciones.

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La tetralogía wagneriana actualmente en programa, con dirección escénica del austríaco Valentin Schwarz, ha generado desde su estreno hace dos temporadas atronadores abucheos y bufidos. Es una versión en formato „Netflix« que no convenció y para el que solo hubo aplausos a la parte musical, como fue el caso en 2022 para la dirección musical a cargo de Cornelius Meister. Lo mismo le ocurrió al anterior 'Anillo', dirigido por el berlinés Frank Castorf, cosechador de pataletas desaprobatorias y silbidos. A Simone Young le corresponderá salvar al menos la parte musical. Tiene a su favor su reputación como reconocida batuta wagneriana.

A modo de aperitivo popular, Katharina Wagner y su equipo incluyeron de nuevo un concierto previo a la gala inaugural del jueves con 'Tristán'. Se incluye en la serie de conciertos al aire libre que convierten los jardines de la 'Verde Colina', como se conocen los alrededores el teatro, en un gran picnic colectivo, abierto a ciudadanos y visitantes, sentados en sillas plegables acarreadas desde casa o directamente sobre el césped. La batuta del concierto previo es para la francesa Stutzmann y el repertorio no es estrictamente wagneriano, sino extendido a Bach, Verdi y hasta compositores contemporáneos. Es una especie de regalo de los Wagner a la ciudad que, desde este 25 de julio hasta finales de agosto, rendirá culto a su genio más universal.

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