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En casa de los Vázquez, el tocadiscos sonaba sin parar. Cada uno de los nueve hermanos quería poner su música. El mayor tenía un grupo, Los Jóvenes del Ritmo, y le gustaban Los Bravos. Les enseñó a los demás los acordes básicos de la guitarra y de aquel ambiente, en un piso del final de la calle Irala de Bilbao, salieron dos bandas esenciales en el punk rock vasco y también en el ámbito nacional. Niko y Bernar formaron M.C.D. y Loles y Lupe, Vulpes.
El próximo 16 de abril se cumplirán 40 años de la aparición de Vulpes en el programa 'Caja de Ritmos' de Carlos Tena, que se emitió durante su breve vida los sábados por la mañana. Cantaron 'Me gusta ser una zorra', versión con letra propia de Loles de 'I Wanna Be Your Dog' de los Stooges, con Iggy Pop al frente.
Tena se desplazó a Bilbao grabar el vídeo en la sala La Jaula de Ibarrekolanda, cueva rockera de la ciudad luego reconvertida en El Garaje con otro de los Vázquez, Karmelo, como socio.
A los quince días de la emisión, el 'ABC' de Luis María Ansón publicó un editorial exigiendo la cabeza del director de TVE, José María Calviño, y del periodista musical. Se acercaban las elecciones locales y autonómicas de 1983 y el Partido Democrático Popular, una escisión de la UCD liderada por Óscar Alzaga y con Jaime Mayor Oreja y José Ignacio Wert entre sus promotores, también exigieron responsabilidades.
Niko Vázquez
M.C.D
El Fiscal General del Estado, Luis Antonio Burón Barba, presentó una querella criminal por escándalo público que acabó en nada pero que tuvo a Loles tres años pendiente de los tribunales por ser la autora de la letra. Vulpes tuvieron un descaro innegable. No obstante, la Movida y el punk estaban ya muy cuajados para ese año y ya se había escuchado de todo. Cuando La Polla Records sacó 'Salve' en 1984 no pasó nada. Que fueran mujeres les penalizó.
Loles Vázquez cuenta cómo se formó el grupo. «Por Vulpes habían pasado unas veinte chicas. Ponía anuncios en 'Muskaria' y en 'Star' y se presentaban porque molaba estar en un grupo. Pero, como mínimo, necesitas tener un instrumento y estar dispuesta a currártelo en los ensayos. Cuando salimos en la tele, Bego (Astigarraga, bajo) llevaba unos quince días, y Mamen (Rodrigo, vocalista), unos tres o cuatro meses. Mi hermana Lupe tocaba la batería», relata la guitarrista.
Se lamenta de que todo el lío les cogiera cuando aún se estaban formando como banda. «No nos dio tiempo a crecer. La imagen de la tele nos devoró y nos separamos». El día en que se emitió el programa tenían un concierto en Oñati. Cuando saltó el escándalo, fue su padre quien les avisó. «Estaba en Madrid porque se dedicaba a la política. Le avisaron sus compañeros sindicalistas: 'Oye, Bernardo, que tus hijas salen en el periódico'. Fue él quien me regaló a los 15 años mi guitarra eléctric blanca, de segunda mano. Le costó 5.000 pesetas».
Enseguida se desmadró todo. Según recuerda su hermano Niko, «el teléfono no dejó de sonar y se presentaron en casa periodistas como Rosa Montero». El grupo que había formado con su hermano Bernar, M.C.D., fue uno de los alicientes para que Loles montara su propia banda. El cantante de M.C.D., Rockan Corral, salía con Loles. Bernar y Niko llegaron a actuar con Vulpes y las dos bandas compartieron local de ensayo en la calle José María Escuza. También se movían por los mismos bares y discos con buena música, como Ovni y Zappa de Matiko, El Trapi de La Casilla, además de La Jaula y los garitos del Casco Viejo.
Loles Vázquez
Vulpes
Roberto Moso
Zarama
Ser mujer y punki en el Bilbao de comienzos de los ochenta no era fácil. «Mi madre les tenía que sacar la cara porque la gente las increpaba y se hacía unas películas muy extrañas», recuerda Niko. En una de esas películas imaginarias, las Vulpes salían desnudas al escenario, de modo que el público que iba a verlas no siempre era el más musiquero. En un concierto en Burgos acudieron sobre todo militares que les soltaron de todo. Al de Benavente fueron dos autobuses de la extrema derecha para defender la moral a palos. A golpes con Bego y Mamen se liaron los encargados de seguridad de la mítica sala Rock-Ola de Madrid. Cantaron 'Policía asesina' y, ellos, que eran del cuerpo, reaccionaron de esa forma tan civilizada. Andoni de Dios e Igor Legorreta están documentándose sobre todo lo que pasó con la intención de llevarlo a un proyecto audiovisual.
Pero las Vulpes también tenían sus fans. Uno de ellos fue Roberto Moso, periodista y cantante de Zarama. «Tenía un programa en una radio libre –o alegal, como quieras– de Portu. Un día vinieron Bolo (Hipólito García, de la tienda de discos Woodstock , de Zappa y promotor musical, entre otras muchas cosas) con Estibaliz Markiegi, que entonces era la cantante de Vulpes y luego de Gazte Hilak. Fue la primera noticia que tuve de ellas».
Luego vio al grupo en un concierto a las once de la mañana en el paraninfo de la UPV. Vulpes se subieron a última hora al escenario porque no se presentaron los No de San Sebastián. «Fue una revelación. Aquello era inaudito. ¿De dónde salían aquellas tías? Había machitos ofendidos de Medicina que les increparon, pero ellas se defendieron muy bien. Me hice fan. Las vi en Rodeo, una sala de Kabiezes, y en el insti de Santurtzi. El escándalo fue divertido al principio, pero luego les pasó factura», dice Moso, que se pone a cantar por el móvil, desde el metro: «Soy el sexo por la cara/ soy el sexo sin amor/ pero estoy algo fría y necesito tu calor», una de las canciones de Vulpes.
El vocalista de Zarama recuerda que sólo las defendieron «los de la música, ni siquiera las feministas lo hicieron». Lo certifica la propia Loles. «Mi madre era de la Asociación de Mujeres de Irala y en 'Vindicación feminista' nos pusieron a parir».
Siempre había tenido claro que el grupo tenía que ser de mujeres, formato inédito en España. «Me gustaban The Slits (las vaginas), Joan Jett y las Runaways y Patti Smith. Buscaba un nombre y, como estaba en segundo de BUP y estudiábamos latín, elegí las Vulpes (zorras)».
El escándalo en 'Caja de Ritmos' propició la grabación a todo correr de un sencillo con las canciones 'Me gusta ser una zorra' e 'Inkisición'. También firmaron una gira con una promotora que fue un desastre. «Nos timaron. Algunos conciertos, ni existían». Pensaron en denunciarlo, pero las inundaciones de 1983 lo impidieron. «Nuestro mánager, Andy Montón (cantante de Primitivos), tenía los contratos en el sótano de su tienda de fotografía en Rekalde. Se inundó y se los llevó por delante». Se reunieron por última vez en 2003 a pocos metros de la tienda, en la plaza del barrio bilbaíno, para homenajear a Lupe Vázquez, fallecida una década antes.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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