Vetusta Morla al txistu según Iñaki Palacios

Iñaki Palacios, un vitoriano que trabaja en la Escuela de Música de Basauri, es un multiinstrumentista (pianista, guitarrista…) que trata de aportar nueva vida al txistu y de empotrarlo en la fusión global actual. Ardua tarea si tenemos en cuenta que el txistu es una flauta de tres agujeros, no más. De momento el alavés tiene dos discos editados en el sello de Mungia Baga-Biga: su debut de 2017, 'Lurra, ardoa, dantza' (Tierra, vino, baile; lo traducimos para quienes nos leen fuera de Euskadi, ¿eh?), y su reválida de 2019, 'Harria' (La piedra), donde completó el corpus sónico de su banda, añadiendo txalaparta y txikitixa, dos instrumentos autóctonos más fáciles de colocar en un proyecto musical.

Pues Iñaki Palacios participó este sábado en la serie de conciertos sin público 'Kulturunea', emitida a través de las redes sociales de la ETB y de la Fundación Vital Kutxa. Ofició en quinteto (batería –más txalaparta-, guitarra y bajo eléctricos, trikitixa más el jefe al txistu y al pandero –y a veces a la guitarra acústica-) y sonaron 15 piezas instrumentales durante 58 minutos, esta vez sin interrupción publicitaria (por cierto: la sufrida la víspera por The Soulbreaker Company se debió a que falló la cámara de la grúa de la ETB y se paró de golpe la emisión; cuando se reinició, el grupo volvió a tocar la misma canción).

Las dos composiciones más blandas, por febles, fueron sendas versiones: 'Consejo de sabios' de Vetusta Morla, y la ecologista 'Otra forma de vivir' de Joan Dausá que el año pasado sonó en un anuncio cervecero. Además, fueron los dos temas donde el grupo se implicó menos, donde más pareció que estaban en una audición. Claro, al igual que en el flamenco el tocaor no puede hacer sombra al cantaor, que generalmente es el jefe, en este combo de Iñaki Palacios sus subalternos no se atreven a eclipsarle, aunque con el paso de los temas dieron mejor impresión, más compactada, como más rodada y ensayada.

Pero el principal hándicap en este proyecto es que el txistu (¿se acuerdan de cuando se escribía chistu?) sólo tiene tres agujeros. E Iñaki Palacios, que dio sensación de ser una persona llana y simpática, incidió en melodías sencillas y pintorescas, verdes por bucólicas, hipertradicionalistas, atadas a un canonismo quizá vinculable a su trabajo de profesor, y vehiculizadas como harían unos Oskorri más enflaquecidos sónicamente. Palacios surante la presentación habló de fusión, pero como detalle moderno solo apuntamos un loop, un bucle pregrabado donde sonaba el txistu sin que lo soplara el líder, en la canción 'Lurra' (no, no era playback, avismos a los profanos que lo vieron por las pantalla).

No estuvo mal la sesión, aunque cursó bastante previsible: ahora un tema lento, luego uno rapidillo, y entre ellos un medio tiempo. Y así 'Iñaki Palacios eta bere banda' se inspiraron en las tonadas célticas, en el folk americanófilo (sobre todo en los números redoblados) y hasta en las atmósferas junkerianas (un abrazo a Kepa Junkera, que sigue recuperándose de su íctus), utilizando la txalaparta de piedra de modo evocador y un poco cogido con pinzas ('Harrobi'), apuntándose a la fiesta de Celtas Cortos, sugiriendo la étnica ('Harria'), pecando de previsibles y cuasi manidos (en 'Gertu' y en 'Denbora' pensamos en la música para oír de fondo, en una suerte de muzak euskovasco), acertando con el efecto muelle concomitante con el trikitilari portugalujo Xabi Aburruzaga ('Oin pontetan', quizá la pieza óptima de la quincena seleccionada) y despidiéndose con vivas a Irlanda (la alegre 'Causeway') y referencias a la Rioja Alavesa en recuerdo de su padre y su abuelo ('Pasadero').