Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
La amorosa cantautora pop Vanesa Martín rozó el lleno el domingo electoral en el Palacio Euskalduna. Suscitó el interés de 2.000 personas (más del 90 % del aforo de 2.200) en la gira mundial de su sexto disco oficial, 'Todas las mujeres que ... habitan en mí'. La inmensa mayoría del aforo eran chicas. Más del 80%. Y a pesar del alto volumen y de actuar un octeto, esta vez el Euskalduna se oyó muy bien. Otro rasgo positivo: Vanesa no usó atril ni teleprompter para las letras durante las dos horas y dos minutos de concierto para 21 piezas, al menos cuatro de ellas largos popurrís, o sea unas 29 canciones en total.
Vanesa Martín Mata (Málaga, 1980) triunfó desde el principio al final con sus canciones de amor esperanzado y otras tantas de desamor por agotamiento. Cada dos por tres su público se ponía en pie para contonearse con títulos específicos. Y la gente también dio palmas espoleada desde el escenario y en un par de ocasiones ondeó las manos a lo Enrique Iglesias a la orden de la malagueña. Rebosando electricidad ante un fondo polícromo, brillante, ovalado y algo bajo para el altísimo escenario del Euskalduna, Vanesa cantó muy bien, tocó la guitarra eléctrica esporádicamente y se sentó al piano unas tres de veces.
Dos minutos después de la hora prevista salieron a escena sus siete músicos, saludaron brazos en alto, fueron ovacionados por la masa en pie y sonó un fogonazo en la pantalla que nos asustó (no es exageración) antes de un vídeo de presentación. Y al poco apareció Vanesa muy cool con traje de animal print (¡de serpiente!) a lo Bunbury o La Bien Querida, y colgando la guitarra eléctrica para que le disparasen fotos durante las dos primeras canciones. Arrancó poderosa, roquera ('El intento'), con cierto deje Alejandro Sanz pero también roquera ('De tus ojos'). El sonido era mucho más eléctrico, orgánico y roquero que el popero, algo sintético y más sentimental del álbum 'Todas las mujeres que habitan en mí'.
Y tras tal enérgico, Vanesa nos habló y nos halagó, desde la ciudad en que habitamos hasta nuestras personas: «De verdad que estoy feliz, feliz de volver a este Euskalduna maravilloso», «deseo que durante… dos horas aproximadas escapéis de vuestras rutinas», «os invito a que en dos horas de concierto no paréis de cantar, de bailar y de soltaros la melena», «vengo a dejarme la piel en el escenario para todos vosotros»… Luego no habló mucho más. No ofició charlatana como El Arrebato, por ejemplo, aunque nos hizo reír cuando se sentó antes de tiempo al piano con su nombre y confesó: «Me he equivocado de canción. Ya decía yo que el piano estaba apagado». Lo dijo entre piropos de sus fans: 'guapa, estupenda, te queremos'…
'Abril' fue más rock, a soul andaluz resonó la larga historia encadenada de 'Ya' y 'Te has perdido quién soy' («Ya, no te gusta que aparezca por sorpresa»), a una voz mejoró el pop femenino de Ella Baila Sola ('Nueve días', la primera en que la gente se puso en pie, luego 'Como un billete de avión', cuando al acabarla alguien gritó '¡grande!') o la canción que escribió para «una amiga mía que quiero y admiro mucho, India Martínez», e interpretó '90 minutos' (no puede durar el amor), primera pieza de un popurrí triple rematado en modo torrencial a lo Malú con 'Polvo de mariposas'.
Nivelón el de Vanesa y su banda, ya ven. A pesar de que al de 50 minutos refrenaran el apabullamiento con un pasaje acústico de cuatro piezas en octeto también, una parte más folk y pop, muy femenina ('Durmiendo sola') y a veces raphaelesca ('La culpa', la mejor de este fragmento acústico). Y tras reivindicar la electricidad con otro popurrí que arrancó con funk ('Ropa desordenada'), prosiguió americanista a lo Santana ('Aún no te has ido') y remató versionando a Rocío Jurado ('Mi amante amigo'), Vanesa Martín hizo mutis y se quedó la banda cantando 'Sintiéndonos'.
Y al final de esta canción se sumó la lideresa con nueva ropa: de negro, con pantalón prieto, botas blancas y chupita de cuero cruzada. Lucía mucho más cool con el traje del principio, pero así estuvo más cómoda, para no bajar el listón en esta segunda parte con muchos momentos climáticos: un largo popurrí muy influido por Alejandro Sanz ('Frenar enero', 'La piel'…), demostraciones de su dominio de las melodías ('Hábito de ti', con guitarras U2), el adiós con uno de los singles de 'Todas las mujeres que habitan en mí' ('Inventas', con el vídeo reproducido de fondo), y un bis con tres canciones ordenadas de modo ascendente: a dúo con piano y la chelista Ana Mula 'Que no' (otra letra introvertida y emotiva de arrepentimiento), la muy rock contemporáneo 'Hablaran de ti y de mí' con el público en pie, y el adiós definitivo con una roquista 'Complicidad' («somos dos extraños en el bar del desengaño»; oh, entendimos 'mar del desengaño', la típica errata que mejora el original).
Y con la gente aún en pie, conectada, con la masa entregada y feliz en la última canción se despidió Vanesa halagándonos por última vez: «Sois increíbles, maravillosos. A cuidarse mucho y sed felices», e hizo mutis dejando a la banda tocando como coda de un concierto que superó todas las expectativas, desde el sonido (del Euskalduna, de los propios arreglos de una banda con hasta tres guitarras a la vez) hasta la actitud en la ejecución (todo más duro, más roquista).
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Noticias recomendadas
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.