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La formación del primer disco, con Parlange a la derecha, durante los días de grabación en Nueva York. Peter Zaremba

La última llamarada de los Bonzos: «Vamos a despedirnos a lo grande»

¡Adiós, amigos! ·

El líder de la veterana banda getxotarra, Juancar Parlange, repasa su trayectoria antes de su último concierto, que será el próximo sábado en Muxikebarri

Sábado, 11 de mayo 2024, 01:00

Los Bonzos han editado una última canción, a modo de despedida, y los primeros versos de la letra dicen así: «Mil novecientos noventa y cinco, / aquel Getxo era tan distinto...». El líder de la banda, Juancar Parlange, se ríe y puntualiza: «¡En realidad los distintos ... éramos nosotros, que teníamos 25 o 30 años!». La carrera del grupo arrancó entonces, con cierta precipitación, y lo compensa ahora con un final perfectamente planificado: su adiós definitivo será el próximo sábado 18, con un concierto en Muxikebarri en el que participarán los distintos (y numerosos) músicos que han militado en la formación. Es el momento de revisar con Parlange estos casi treinta años, que han pasado tan rápido como una canción de los Ramones... o quizá no tanto. Lo haremos en cinco escalas, y la primera solo puede ser en una fecha.

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Foto de familia de (casi) todos los miembros que han pasado por la banda. Zoe Ibáñez
  1. 1995

    Getxo despierta

Los Clavos, nombre fundacional de la escena getxotarra, dieron su último concierto la noche de Halloween de aquel año. De ellos surgieron los Bonzos, que tocaron por primera vez el Día de los Inocentes en Gwendolyne, la emblemática sala de su pueblo, Getxo. «La leyenda cuenta que tuve que ponerme a componer como un loco para tener repertorio, y es una leyenda cierta. Lo curioso es que algunos de aquellos temas se hicieron clásicos: son cosas que tiene a veces la urgencia». ¿Y cómo era aquel Getxo... tan distinto? «En la época de Los Clavos, nuestro territorio era el Casco Viejo de Bilbao: el Gaueko, Muga, el gaztetxe, Umore Ona... Con eso lo teníamos todo cubierto musicalmente, pero cerraron el Gaueko y el gaztetxe, Bilbao se quedó huérfano y entonces surgió Getxo. Se creó una especie de universo: primero a la hamburguesería Carpanta, luego al Gwendo y después a Amezti, la zona de bares. Los de Bilbao empezaron a venir», evoca.

Fue la época del Getxo Sound, al que dio alas el Aula de Cultura, pero Bonzos nunca se sintieron del todo a gusto con aquel traje. «Repudiábamos la etiqueta, muy ligada al indie. Nuestras referencias eran Ramones, Beach Boys, los grupos de chicas de los 60, la British Invasion... Nos sentíamos un poco fuera». Hay un dato sorprendente: desde que cerró el Gwendo, Bonzos no han vuelto a tocar en casa. Hasta el sábado que viene, claro.

  1. 1996

    Grabando en Nueva York

De pronto los Bonzos vivían el cuento de hadas del rock and roll. Su sello, Roto, los envió a grabar su debut en Nueva York, el corazón de su sistema mitológico. «Entonces las compañías ganaban una fortuna: los cedés les salían baratísimos y los cobraban a precio de oro», aclara. Como productor tenían a Andy Shernoff, de los Dictators: «Habíamos tocado con ellos en el Kafe Antzokia. Fuimos los primeros en cantar en inglés en la sala», recuerda Parlange. Se hospedaron en Chinatown (y de ahí salió el título del disco, '341 Broome St.'), dieron un concierto en una sala llamada Spiral, hicieron turismo mitómano (el CBGB, Coney Island...) y registraron un disco efervescente e impetuoso que los fans siguen adorando. «Teníamos un síndrome del impostor brutal: ahí estábamos, con nuestras canciones supersimples, con letras de 'Barrio Sésamo' cantadas con acento de Algorta. Shernoff me dejó una guitarra y luego supe que era la misma que le prestó a Sid Vicious: somos los dos peores guitarristas que la han tocado».

Hoy aquellos tiempos se nos antojan muy raros: Casio, la marca de relojes, los contrató para una gira que también incluía exhibiciones de skate y les pidió que regrabasen dos canciones a modo de 'jingles' publicitarios. «Y del subidón pasamos a que nuestra compañía desapareciese».

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  1. 2017

    En castellano

En realidad podría haber sido 2003, el año en el que, después de otro par de álbumes, Parlange se marcha a vivir a Madrid y la banda queda en suspenso. Pero en 2017 empieza a venir más a menudo y siente «la llamada». Vuelven Bonzos, pero con nueva formación y... ¡en castellano! «Cuando miraba retrospectivamente, tanto a Los Clavos como a los Bonzos, pensaba que no habíamos dejado ninguna canción emblemática, porque para eso necesitas una conexión con la letra. Cualquier canción de Loquillo, Gabinete, La Frontera o Los Ronaldos ha sobrevivido mejor que toda la música en inglés que se hizo a finales de los 80 o en los 90». Es el periodo de clásicos como 'Rey de la ría', 'Nueva York' o 'Cementerio indio'. «Di con la tecla acertada cuando las personalicé: hablaba de Punta Galea o de los pintxos morunos de Ahmed, del Melilla y Fez». Del mismo modo que ellos peregrinaron a los lugares santos del rock neoyorquino, hay 'bonzofans' que se han dedicado a rastrear esas referencias.

  1. 2021

    Coches, chicas y dudas

La pandemia, que arrasó con todo, también paralizó aquella versión de los Bonzos. Cuando la banda regresó, era ya otra: con nueva formación, otra vez en inglés y «recuperando el espíritu de canciones cortas, rápidas». Parlange lo admite: «Tengo la sensación de que hemos vuelto loca a la gente con el castellano y el inglés». El nuevo disco, 'Songs About Cars, Girls & Broken Hearts', recibió excelentes críticas y el directo «era un cañón», pero entre las letras sobre coches y chicas se infiltraron las dudas de la madurez: «Uno tiene 58 años y a lo mejor no tiene sentido seguir con las canciones de los Bonzos, a lo mejor el futuro está en algo más complejo». Influyó en eso otro de sus proyectos, el dúo The Ostriches, que grabó una sorprendente revisión instrumental «solo con guitarras» del segundo álbum de The Velvet Underground, ese monumento a la aventura sonora. «Pensé que los Bonzos podíamos despedirnos a lo grande. Por el grupo hemos pasado una docena de personas y todos estamos vivos y seguimos siendo amigos. Estamos sordos, cojos, ya no damos muchos brincos y a lo mejor dentro de cinco años ya no podemos juntarnos todos: como dice la letra de 'Nueva York', mejor tres horas pronto que un minuto tarde».

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  1. 2024

    El final de la korrika

«Siendo Bonzos, vamos a darnos fuego en público. Nuestro recorrido ha sido como una korrika, a relevos, pero mi gran mérito siempre ha sido juntarme con gente comprometida, con más talento que yo y que es amiga», dice Parlange sobre el concierto del adiós, que él entiende como una fiesta: habrá bloque en castellano, bloque en inglés y sección de grandes éxitos, con lo que irán apareciendo las distintas formaciones. ¿Y después qué? «A corto plazo, el siguiente reto es el tercer disco de la Velvet con The Ostriches, pero quiero tener un periodo de reflexión, de componer con calma, de sembrar. Ah, y me he apuntado a clases de canto. La gente me dice '¡vaya, acaban los Bonzos y aprendes a cantar!'. Pero eso quiere decir que dentro de mí sigue habiendo brasas».

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