Turbantes, sandalias y Stratocasters con Mdou Moctar
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El bluesman tuareg dio un bolo intenso, eléctrico, reverberante y occidentalizado que puso a bailar y a dar palmas a la audiencia mixta y joven del Kafe AntzokiaSecciones
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EL BAFLE ·
El bluesman tuareg dio un bolo intenso, eléctrico, reverberante y occidentalizado que puso a bailar y a dar palmas a la audiencia mixta y joven del Kafe AntzokiaÓscar Cubillo
Viernes, 16 de marzo 2018, 18:29
El espigado bluesman treintañero nigerino Mdou Moctar, alias de Mahamadou Souleymane, ya actuó en septiembre de 2015 en el Antxiki, la sala superior del Kafe Antzokia, donde tocó 14 temas en 93 minutos, ¡incluyendo el bis de 8 temas y 48 minutos! Entonces ... vino con el disco 'Akounak Tedalat Taha Tazoughai' (Sahel Sounds, 2015), y el jueves regresó con nuevo álbum, 'Sousoume Tamachek' (Sahel Sound, 17), ninguno de los cuales hace justicia a su sonido en vivo y pegada en directo.
Regresó con el mismo formato, en trío a dos guitarras y batería, sin bajo: el baterista Ahmed Jabre Mahmoud con playeras Nike rojas y amarillas marcaba el ritmo con fruición sincopada, y los dos guitarristas vestían sandalias y túnicas a las que se les notaba los cuidadosos dobleces (una blanca y otra verde), y colgaban sendas Fender Stratocaster (una roja con mucho groove el hacha rítmica y una negra el líder solista y zurdo). Ah, el segundo guitarrista, el tuareg vestido de blanco, era Madassane Ahmoudou, quien también acompañó recientemente en el Antxiki a las mujeres tuaregs Les Filles de Illighadad.
El trío bien empastado, dejando vía libre para ciertas improvisaciones en las que se dejaban llevar por la buena onda y la interacción con el respetable, Mdou Moctar dio un show con empaque que desde el principio se notó que superaría a la anterior visita. Sonaron 12 piezas en 87 minutos, y desde el arranque lograron los contoneos y las palmas e incluso las danzas de la pintoresca parroquia: desde bereberes que jaleaban con irrintzis amazig, a una magrebí que bailaba mientras se modelaba un turbante con su pañuelo pasando por dos rubísimas británicas, además del público más autóctono.
Músico de bodas en su patria y de festivales en Europa, el espigado Mdou Moctar, oficialmente asentado en Agadez, Níger, aunque también reside a veces en Libia, cantaba con melodías folk en lengua tuareg. Pero tocaba sin usar púa la guitarra con una imbricación blues evidente en el primer tema: cañero, sincopado, reverberante y atravesado por punteos que nos hicieron pensar en Magic Sam.
Con la devoción que se siente en el tercer mundo por las Fender Stratocaster, los tres africanos sugirieron el boogie roñoso de Hound Doug Taylor (pero lo barnizaron con las voces), compitieron por las mismas sendas arenosas amplificadas y bluseras de Tinariwen, se marcaron engrasados instrumentales de blues étnico que encantaría a Taj Mahal y remitieron soterrados a Fela Kuti y modernistas a Keziah Jones (buf, aquí en un tema con desarrollo progresivo y fusión que volvió a entrar en la senda con un cambio melódico guitarrero propio del rock sureño; qué gritos dio la peña al acabar),
También sugirieron el reggae en un par de temas (en uno pensamos en el trompetista sudafricano Hugh Masekela), por el final se marcaron otro instrumental que si te dicen que es de la Jon Spencer Blues Explosion te lo creerías. En el bis, muy reclamado por los parroquianos, nos suministraron un híbrido instrumental de blues africano y reggae que sirvió como remate de una fiesta no tan exótica como podría parecer.
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