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Cuando se graba un disco tributo a un artista nunca llueve a gusto de todos los fans. Más si el artista si tiene una sombra tan alargada como la de Joaquín Sabina. El fin de semana se estrenó el doble álbum 'Tributo a Sabina: Ni tan joven ni tan viejo' (Sony Music Entertainment), un recopilatorio de 25 canciones reinterpretadas por treinta y ocho artistas de lo más variopinto: Fito Cabrales, Alejandro Sanz, Zahara, Leiva, Mikel Erentxun, Serrat, M-Clan y Los Rodríguez…
El resultado es una mezcla ecléctica, con altos y bajos. Abren el disco Fito y Fitipaldis, que aliados con Coque Malla consiguen una animada y guitarrera versión de 'Ruido'. Entre las joyas del álbum destacan aquellas que han llevado los clásicos de Sabina hacia el rock and roll. 'Calle Melancolía', en la voz rasgada de Robe Iniesta; 'Princesa', versionada por Los Rodríguez; y 'A mis cuarenta y diez' con M-Clan y Alejo Estivel, están entre ellas. Los Estopa también salen bastante airosos en la cañera 'Pacto entre caballeros'.
En la otra cara de la moneda encontramos un aflamencado 'Contigo' de Alejandro Sanz, que no acaba de convencer y un 'Lo niego todo' irreconocible con Mikel Erentxun y Rufus T. Firefly. La emotiva y cruda 'Quién me ha robado el mes de abril', queda edulcorada en exceso por el cantante Pablo López, mientras que la versión de Rubén Pozo y Lichis de 'Pongamos que hablo de Madrid' deja al oyente más bien indiferente y hace pensar (odiosas comparaciones) en la gamberra y divertida cover de la banda Porretas.
Llama especialmente la atención '19 días y 500 noches después' una especie de versión actualizada del clásico de Sabina. En 1999, el maestro del bombín se refugiaba en la bebida, las prostitutas y la cocaína para olvidar a María ( la de «la frente muy alta, la lengua muy larga y la falda muy corta», ¿recuerdan?). Pues bien, en 2019, Travis Birds y Bejamín Prado se han hecho una pregunta: Además de adaptar la letra a los nuevos tiempos, ¿qué pasaría si en esta ocasión fuera ella la que cuenta la historia?.
Así, en esta ocasión es María la que canta cómo Sabina «bajó a por tabaco y volvió a los tres meses haciendo eses». Esta versión, genial en ocasiones, roza la parodia en frases como: «En vez de sufrir, me lié con uno del PP y socio del Real Madrid». La canción sigue desgranando las aficiones del pepero que juega además al pádel, al tenis y es antitaurino y remata con: «Ha montado su propio bufete, yo le pongo un siete, él me ve y hace el pino». En este punto los fans acérrimos de Sabina seguramente acaben quitando el disco (en el mejor de los casos) o lanzándolo por los aires (en el peor).
Entonces, ¿es Tributo a Sabina un homenaje o un sacrilegio? Seguramente ninguna de las dos cosas. Si bien es cierto que algunos temas quedan totalmente desvirtuados, el álbum invita a disfrutar de las canciones de Sabina y celebra sus grandes clásicos. Sirve también como aproximación para aquellos que nunca han escuchado al cantautor, o que no lo harían de otro modo. En definitiva, un disco para escuchar con la mente abierta y que cierra 'Y nos dieron las diez' cantada por todos los artistas que participan en el disco tributo, intercalándose a lo 'We are the world'.
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