La 'Tosca' underground de Ópera Garage aterriza hoy en el Bilbao Arena

Esta tarde, a las 19.00 horas, se espera una audiencia de unas 500 personas. El proyecto de Emiliano Suárez y Macarena Bergareche no ha dejado de crecer desde 2018 y esta semana toca techo con la ópera de Puccini. Nunca antes se les había ocurrido montar el espectáculo en un pabellón deportivo. Un salto calculado y controlado: tienen previsto pasar de los 300 espectadores habituales a medio millar sin perder la cercanía y sencillez de la experiencia. Esa ha sido siempre la seña de identidad de Opera Garage. No solo ofrecen entradas a precios asequibles (entre 28 y 50 euros en taquilla), sino que reducen el acompañamiento a un piano y dan una vuelta de tuerca a la trama original.

El argumento se traslada de la Roma de 1800 -oprimida por María Carolina de Austria, hermana de María Antonieta- al Madrid de Carlos Arias Navarro que ejerció como alcalde entre 1965 y 1973. Se supone que se cambia de tiranía para acercar la trama al gran público. Todo se reduce así al enfrentamiento entre un pintor llamado Mario, que pretende ser un trasunto de Picasso (el tenor Antoni Lliteres), y el policía franquista Scarpia (el barítono Manuel Mas). Entre uno y otro, se encuentra la refinada cantante Tosca (la soprano Laura del Río) que se da un aire a Ava Gardner y está enamorada de Mario/Picasso. El reparto se completa con los dos secuaces de Scarpia, Spoletta (el tenor Quintín Bueno) y Sciarrone (el bajo David Cervera).

«¡Acercaos todos a las primeras filas! Venid, venid...», animaba Emiliano Suárez a decenas de jóvenes que no dudaron en aproximarse. Nadie hablaba ni miraba el móvil. A los pocos minutos el pianista asestó los famosos acordes de 'Tosca' que rompen el silencio. Así empieza la ópera, con violencia y un tritono disonante que deja en vilo al oyente. Bastaron unos poco compases para que maravillara la capacidad envolvente de José Ramón Martín Díaz al teclado. La destreza del músico valenciano, capaz de imprimir swing y hasta quejío en la ópera de Puccini, causa una excelente impresión, sin que la amplificación del instrumento desvirtúe el sonido.

Se recurre a una decoración sencilla pero eficaz que se limita a una mesa, butacas, una escalera, un acrílico al óleo de Miguel Caravaca, dibujos, pinceles... y un suelo alfombrado de ejemplares de EL CORREO de 1966. En esa ambientación se enmarca una tragedia que en esencia parece un guion de Tarantino. Se fusila, se apuñala, se tortura y no falta un intento de violación y un suicidio. El tenor Antoni Lliteres emociona con 'Recondita armonia' y su interpretación de 'E lucevan le stelle' tiene muchos quilates. Su pareja en escena, la soprano Laura del Río, se vuelca en 'Vissi d'arte' y tampoco defrauda. Como siempre, Ópera Garage ha fichado a profesionales baqueteados.

De galones anda sobrado el barítono Manuel Mas y no solo por el uniforme de policía. Corrupto, sádico y maníaco sexual, el rol de Scarpia es un bombón para cualquier cantante. Pese a que su escena del 'Te Deum' no tiene coro (el acompañamiento se limita a un par de voces masculinas), tiene presencia y hechuras vocales que causan el impacto deseado. La música de Puccini lo dice todo. En 'Tosca' el auténtico protagonista es el villano. La tiranía lo impregna todo y nadie tiene escapatoria.