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Angus Young tocando 'Highway to Hell'. Juan Pérez-Fajardo.
Del torso de Jim Morrison al minishort adolescente

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Sotheby's celebra hoy la cultura pop con la subasta de fotos de Bowie y los Rolling. Fotógrafos españoles explican por qué la imagen del rock es tan decisiva como su música

Miércoles, 13 de septiembre 2017, 01:48

La imagen de David Bowie ha sido el centro de una de las exposiciones más exitosas del Victoria&Albert de Londres en sus 165 años de historia, y las colas se repiten a diario en su actual destino, el Museu del Disseny de Barcelona. Nadie duda de la genialidad de su música y de sus letras, de las aventuras de Ziggy Stardust y de las arañas de Marte. Escuchar 'Heroes' estremece siempre pero sin el maquillaje y sus pantalones de pata imposible, sin sus cortes de pelo, nada habría sido igual.

A diferencia de otras músicas, el rock resulta inseparable de su imagen. Nada que ver con los chaqués y vestidos largos de la música clásica o con el más discreto jazz. Sotheby's de Londres saca hoy a subasta fotografías históricas que han marcado el ritmo de la música popular en el último medio siglo. Está la que Terry O'Neill hizo a The Rolling Stones en Hanover Square, en el Soho londinense en 1964. O aquella con la que Brian Duffy ayudó a Bowie a crear su personaje de Aladdin Sane, con su rayo pintado en la cara, para su disco de en 1973. Sotheby's piensa vender esta foto por un precio entre los 11 y los 16.000 euros. Por la primera, el martillo sellaría la venta en torno a los 1.500.

Foto para un álbum de Bowie. A subasta en Sotheby's. Brian Duffy

Patti Smith tuvo a su Robert Mapplethorpe para la portada de 'Horses', y el torso desnudo de Jim Morrison se convirtió en mito erótico gracias a los disparos de Guy Webster. Más cerca, la Movida ha pasado a la historia visual gracias a Mariví Ibarrola, que también documentó el punk vasco. Los grupos de ahora como M-Clan tienen a Juan Pérez-Fajardo como a uno de sus más necesarios colaboradores. Y Javier Bragado sabe la emoción que se siente al apretar el botón delante de un show de Metallica o Limp Bizkit.

«Cogí una cámara y empecé a fotografiar lo que tenía más cerca», comenta Mariví Ibarrola (Nájera, 1956) que reunió parte de su trabajo sobre la Movida más heterodoxa en el libro 'Yo disparé en los 80' (Munster Records).

Imágenes suyas para la historia hay unas cuantas, como la de Eduardo Benavente, líder fallecido de Parálisis Permanente, en el último concierto programado en la mítica sala Rock-Ola de Madrid. Suyas son también las del Poch, de Derribos Arias, de unos jovencísimos Duncan Dhu, del bilbaíno Kike Túrmix en su Vía Láctea de Malasaña, de La Polla Records y de Zarama, entre otras muchas.

Nacho Canut y Alaska en los camerinos de Anoeta, 1983. Mariví Ibarrola

De origen navarro, donostiarra de adopción, residente en Madrid y profesora en la Universidad Carlos III, iba a los conciertos y buscaba a tientas los mejores ángulos desde donde disparar. La luz de las salas era entonces pobre, por ponerlo suave, y el revelado constituía una parte fundamental del proceso. «Muchas bandas tenían una estética tenebrista y eso es lo que había que resaltar. Pero, sobre todo, quería reflejar a las personas que había detrás de aquellas ropas, de aquellas crestas y de aquellos imperdibles en los labios».

Copiar a los ídolos

La imagen de los músicos de rock llega igual o más fuerte al corazón que sus canciones. «Cuando tienes 15 años copias a tus ídolos. Parálisis Permanente copiaba a Siouxie & the Banshees. La chicas de ahora salen en minishorts porque las cantantes y las actrices a las que siguen visten así. A partir de los sesenta, la fotografía se convirtió en parte del gran negocio musical y de la moda asociada a él», explica Ibarrola.

Como ella, antes de ser un fotógrafo especializado, Juan Pérez-Fajardo (Madrid, 1969) ya estaba dentro del rock, en sus escenarios, en sus costumbres. Tocaba en grupos madrileños y un día le ofrecieron hacer un concierto porque el fotógrafo asignado por una revista no podía. Ahora se dedica a tiempo completo a este trabajo.

«Cuando estás con ellos, sin público, te haces su amigo. En concierto, te comportas como un cazador»

Juan Pérez-Fajardo

Habla desde el tren que le lleva a Málaga, donde va para fotografiar el 'making of' de un vídeo de Pablo Alborán. Se fue con Carlos Tarque y Ricardo Ruipérez, los miembros de M-Clan, a Nashville para sacar fotos de su estancia en el templo del sonido americano mientras grababan su último disco, 'Delta'. La foto de portada del álbum es suya. Conoce bien a Amaral, Sidonie, Triángulo de Amor Bizarro y Loquillo.

«He crecido sin internet y las fotos de los discos, de promoción y de los conciertos de los músicos que me gustaban influían en mi manera de vestir y de peinarme. Sólo con el 'look' de un grupo ya sabes cómo va a ser su estilo. Estoy aquí por y para la música. Es lo que me llena y por eso me considero un privilegiado», incide.

Pérez-Fajardo distingue las fotos de estudio o las destinadas a documentar la grabaciones de los artistas de las que saca en los conciertos. «En el estudio lo tienes todo más controlado. Cuando estás con ellos, sin público, te haces su cómplice, su amigo, para que no te miren como un intruso sino como una persona que está con ellos. Y luego está el directo. Buscas la luz, esperas al guitarrazo, pruebas encuadres, te comportas como un cazador. Aunque yo ahora me lo preparo. Conozco el orden de las canciones, cuando tocan un tema conocido saco al público con la banda de espaldas, hablas con el técnico de luces...».

Esclavos y piratas

Con las redes sociales, las fotos son para los artistas más necesarias que nunca. Sus fans agradecen que suban una imagen a instagram o facebook cuando están ensayando, en la furgoneta, antes o después del concierto. «Yo creo que con las redes han ganado aunque les haga un poco más esclavos y pierdan intimidad. Es verdad que internet es una ciudad sin ley y que me piratean las fotos. Me fastidia pero tampoco me preocupa mucho. Ya me las han pagado antes y se les sirve a un club de fans de Perú, pues qué quieres que te diga. Es el tiempo que nos ha tocado vivir».

Los británicos Iron Maiden en el Barclay's de Madrid. Javier Bragado

Si bien Javier Bragado (Madrid, 1982) completa con otros trabajos fotográficos sus ingresos de música, desde hace años ocupa un lugar muy visible en la foto rockera. Ahora acompaña a La Oreja de Van Gogh y a Joaquín Sabina en sus conciertos más importantes para documentar sus actuaciones y sus horas en los camerinos. Pero su labor más conocida está en el rock duro, en el heavy. «Es quizá el estilo más teatral, más dramático, el que más sentido del espectáculo tiene y el que más luces utiliza. Eso siempre le viene bien a un fotógrafo, pero nunca lo habría hecho si no hubiera sido un aficionado».

Airbourne, Rammstein, Slayer, Lordi... Todas esas bandas han pasado por su objetivo, que trata de capar el colorido brillante que utilizan los grupos de metal, para él un estilo que guarda «la energía y la revuelta originarias del rock».

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