Gary Louris y The Jayhawks, en un momento de su evocador concierto en el Bilbao Arena. M. Salguero

The Jayhawks siempre juegan en casa

La banda de Minneapolis se reencontró con su fiel audiencia en Bilbao con un repaso a su consistente carrera de cuatro décadas

Josu Olarte

Sábado, 15 de junio 2024, 00:18

Hay grupos y artistas que, a base de visitas reiteradas, acaban desarrollando una complicidad con la afición local que les hace sentirse como casa y, de alguna manera, jugar siempre a caballo ganador con cierto aire de suficiencia funcionarial en ocasiones. La lista sería larga, ... pero debería incluir tanto a los muy apreciados por estos lares The Jayhawks, como a los Screamin' Cheetah Wheelies de Mike Farris que, apenas cinco meses después de su anterior visita, ofrecieron en Miribilla un exclusivo y emotivo concierto que puso fin a su reunión 20 años después.

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La presencia de dos bandas con arraigada genética americana, unida a un valor seguro y de éxito trasversal del pop británico como The Pretenders, con una lideresa que al igual que en el último Azkena Rock, volvió a demostrar a sus 72 años su vigencia escénica, garantizó un lleno 'oficioso', dado que el festival limita el aforo para que el personal disfrute sin apreturas.

El gran ambiente que se auguraba para la primera jornada del séptimo Bilbao Music Legends se caldeó con el esperado regreso al Botxo de una de las bandas más relevantes surgidas del universo rock americano enraizado en el country y otras hierbas sureñas. Nueve años después, The Jayhawks volvieron a ejercer de clásicos en su género, de banda para melómanos predispuestos que siempre les han valorado más que a otros de su liga clasicista; por mucho que en ocasiones bordeen el terreno del soft rock más convencional y aunque en ocasiones se limiten casi a cubrir el expediente, dejando pese a todo un buen sabor de boca.

El cuarteto guiado por el cantante y guitarrista Gary Louris primó esta vez la electricidad melódica sobre la acústica y ofreció en una hora sin bises un compendio de su larga y consistente carrera, incidiendo en su etapa con más alma pop -la centrada en sus discos 'Sound Of Lies' (1997), 'Smile' (2000) y 'Rainy Day Music' (2003)-, postergando esta vez su querencia a las versiones y pasando de puntillas por encima de su apreciable última entrega, titulada 'XOXO', expresión anglo traducible como 'besos y abrazos', en tributo velado al malogrado Elliot Smith. No desmereció lo mejor de su cosecha, la americana y rockera, 'Dogtown Days', cantada por el baterista, que también se lució en la balada de su autoría 'Tampa to Tulsa'.

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Sonido impecable

El sonido fue impecable pese al poco propicio Bilbao Arena, donde la banda fluyó a gusto y el personal inmóvil se sintió abrazado y mecido por sus cuidadas armonías vocales, evocadoras de los R.E.M. de 'Murmur' en la vitalista 'I'm gonna make you smile'. Más baladismo campestre pulido hubo con 'Smile'. A The Band o Eagles evocaron en preciosistas medios tiempos con armónica y piano enfático como 'I'd run away' o una 'Quiet corners' con coda abrasiva.

Tras un «eskerrik asko» celebrado por la platea, Louris dedicó a su amada esposa una preciosa 'All the right reasons', y a la nacida en Akron (Ohio) Chrissie Hynde, de sus favoritos Pretenders, un 'Somewhere in Ohio' que fue una de las cimas de la noche junto a la celebrada por sus fans 'Save it for a rainy day'. Recordando a los amigos perdidos en la bonita balada 'Blue' puso un contenido broche a una cita más con un grupo familiar que parece haber encontrado el equilibrio perfecto entre la creación doméstica y los encuentros con su fiel audiencia forjada tras cuatro décadas en activo.

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