Este domingo en el Antxiki, o sea en la sala pequeña de arriba del Kafe Antzokia, llena por 140 almas (su aforo es de 180), acabaron su gira española The Courettes. Han sido once conciertos en doce días de carretera, alternando bares, festivales y universidades ... con esta hoja de ruta: Madrid, Cáceres, Málaga, Puerto de Santa María, Granada, día libre, Burgos, Vitoria, Santiago de Compostela, Benidorm, Zaragoza y Bilbao, adonde llegaron cansados, sobre todo ella, la brasileña Flavia Couri, la cantante y guitarrista de este dúo completado por su marido, el baterista y maestro de ceremonias danés Martin Couri. Un matrimonio que entre sí hablaba en inglés. Ah, y Flavia tocaba el bajo y cantaba con los brasileños Autoramas, que actuaron un par de veces en La Nube de Santutxu.
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Entre las cosas buenas de su show se puede poner que la mayoría del público salió encantado del Antxiki, y que lo mismo sucedió en las fechas anteriores, porque los Couri llegaron a a Bilbao sin discos para vender, porque los habían despachado en los bolos previos, y sólo les quedaban camisetas. Entre lo malo, aparte del lógico cansancio, destaquemos el penoso sonido del primer tercio del concierto y el esquemático y reiterativo repertorio, donde las canciones sonaban muy parecidas una tras otras, a medio gas garajero.
Demasiado tamboreros, con la guitarra sonando baja, con la voz sin oírse nada en las primeras canciones, con el refuerzo de pregrabados camuflados entre la mala acústica (líneas de bajos, mantos de órganos y aparentemente también guitarras extras; to'pa ná, que diría un torero), incitando a la fiesta (hoy es sábado noche, dijeron varias veces para animar a la audiencia vespertina dominical), y con la brasileira moviéndose por delante del tablado como si fuese una bailarina tarantiniana, The Courettes tocaron 16 temas en 66 minutos y sonaron demasiado escuetos comparándolos con sus grabaciones discográficas, más atractivas.
Las dos mejores canciones de las 16 fueron 'Want You! Like a Cigarette', con su encanto pop vía The Shangri-Las y demás grupos de chicas de los 60, y la primera mitad del único rock and roll de la sesión vespertina (arrancó a las 7 y dos minutos), el titulado 'Boom! Dynamite!', pero dilatado en vano pidiendo a la parroquia que se acuclillase, con Flavia disparando al público con el mástil de su guitarra como hacía Wilko Johnson, luego con el matrimonio haciendo la estatua... Estuvo mejor cuando en el último tema, un instrumental previo al bis, ella bajó del escenario, surcó el gentío, se subió a tocar la guitarra sobre la barra del bar, ¡y acabó volviendo a hombros de un fornido espectador!
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El resto del repertorio, la mayoría, resultó muy recreativa y sonó entre el rock cavernícola de los Cramps (el inicial 'You Woo Me' y alguno más), el soul en plan la canción 'The locomotion' y los grupos de chicas The Ronettes y tal ('The Boy I Love', 'Boom Boom Boom', en el bis doble 'Keep Dancing', donde de tan cansada la cantante no llegaba al tono, y un 'Shake!' que les queda mucho mejor en disco), y el garaje raquítico (tipo Thee Headcoats 'Trash Can Honey', onda Sonics & Thrashmen 'Better Without You', 'Hop the Twig'…).
Al que suscribe The Courettes se le quedaron muy cortos. Con mejor sonido hubiera sido otra cosa, sí. Pero también sonaron mal Los Bengala en el BIME y lograron trascender, aunque los zaragozanos no son recreativos sino auténticamente devoradores.
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