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Decía Alfredo Kraus que dejó de cantar 'I Puritani' (Los Puritanos), de Vincenzo Bellini, porque le quitaba el sueño. No dormía antes de la función. ¿ ... Y Xabier Anduaga? ¿Ya pegará ojo? Quién sabe. Lo cierto es que el intérprete donostiarra, de 27 años, superó anoche los escollos de la partitura con un timbre hermosísimo y fraseo imperial, de los que imponen silencio y respeto. Nadie miraba el móvil ni se abanicaba cuando salió a escena y abrió la boca. Bajo la luz de 28 lámparas de araña, a los 45 minutos de empezar la ópera, cantó el aria 'A te, o cara' con una brillantez y calidez que recuerda a los grandes del pasado. El Euskalduna rugió y se vino abajo. Escuchar a este tenor -ya sea solo, en dúos, tercetos o lo que se tercie- es una experiencia que nadie debería perderse. Quedan tres funciones, el martes 18, viernes 21 y lunes 24.
Así da gusto empezar la temporada de la ABAO, con un talento arrollador en ascenso. Giacomo Sagripanti, al frente de Euskadiko Orkestra, también estuvo muy inspirado, pese a algún desliz de la orquesta. Es un director muy meticuloso con la partitura, que en esta oportunidad se ejecutó casi íntegramente, algo poco habitual, y además lo hizo con brío. A nadie le pesó que durara más de tres horas y media (intermedio incluido). Sagripanti acompañó con mimo a los cantantes en una ópera de agudos 'criminales', que afortunadamente, aparte de Anduaga, tenía la baza segura de la soprano australiana Jessica Pratt, un fenómeno canoro que, si bien resulta poco expresivo, tiene un chorro de voz apabullante. Los aplausos coronaron una función en la que también gustaron mucho el barítono polaco Andrzej Filończyk -que cumplirá 28 años el próximo jueves- y el bajo alicantino Manuel Fuentes, de 26 años, en su primer papel de fuste. Qué alegría ver tanta juventud.
Las claves
Cuatro son las figuras clave en esta ópera, ambientada en la Guerra Civil inglesa del siglo XVII, que recrea el enfrentamiento entre los puritanos protestantes seguidores de Cromwell y los afines a la saga de los Estuardo. Tiene mucho de culebrón, con un punto de marcialidad patriótica y severidad religiosa. Un cóctel indigesto que entra de maravilla con la música del compositor siciliano. Las melodías de Bellini, larguísimas y voluptuosas, dan la impresión de flotar con autonomía propia. Crean una sensación de irrealidad y suspense que nadie había conseguido antes. También hay innovación y audacia al romper las estructuras cerradas: la propia aria de entrada del tenor -la famosa 'A te, o cara'- empieza como un solo para transformarse enseguida en un cuarteto con coro.
Todo fluye y se enriquece, con yuxtaposiciones que dan juego. El Coro de Ópera de Bilbao tiene mucho protagonismo, que sabe aprovechar, y hay varias escenas 'fuera de campo', entre bastidores, que amplían la perspectiva. Se escucha y se intuye la acción más allá del escenario, algo que profundiza aún más en la experiencia inmersiva. Recursos que luego aprovecharían genios como Verdi y Wagner. Gran pena que fuera la última ópera de Bellini. Murió a los 34 años, cuando se acababa de consagrar internacionalmente en París.
La dirección escénica de Emilio Sagi y la escenografía de Daniel Bianco causaron buena impresión por su elegancia y estatismo. No hay abigarramiento ni bullicio innecesario. Es simbólica y surrealista, sin llegar a imponer un discurso paralelo. Las toneladas de una 'arena' muy especial -plástico reciclado que no resbala, ni mancha, ni hace ruido- se integran con naturalidad en la puesta en escena y los nubarrones pintados de un telón cargan las tintas en la atmósfera romántica. La historia se ubica en la ciudad de Plymouth y para Sagi y Bianco no hace falta nada más para enmarcar la acción. La música lleva la voz cantante.
Jessica Pratt, muy querida entre los aficionados de la ABAO, afrontó sin despeinarse el rol agotador de Elvira, hija de un miembro del bando puritano protestante, Lord Gualtiero Valton (el bajo mexicano Alejandro López, imponente de voz y gesto en su breve papel). La soprano no baja el pistón en ningún momento. Se muestra arrebatada, histérica y agónica en los tres actos, mientras que el tenor no aparece en el segundo, que en su mayor parte es una escena de locura que desfonda a casi todas las cantantes. Pero no a ella. Pratt termina entera, con fuerza suficiente para culminar un tercer acto también muy tenso, con un dúo que bascula de la alegría a la duda y el desfallecimiento.
Queda claro que los compositores románticos no se lo ponían fácil a las mujeres. Tarde o temprano tenían que perder la cabeza, incapaces de gestionar las presiones y frustraciones amorosas. Así era el prototipo femenino del momento, muy alejado de la Leonora de Beethoven, protagonista de 'Fidelio', una mujer enamorada pero también autosuficiente y llena de coraje. Elvira pierde la razón en 'I Puritani' al creer que su prometido (Lord Arturo Talbo/Xabier Anduaga) la ha dejado plantada y se ha casado con otra mujer (Enrichetta di Francia/ la mezzo Laura Vila, muy acertada en el rol). Eso sí, de su fragilidad y miedos ya ha dado muestras al principio, cuando asegura que morirá en el supuesto de que la obliguen a contraer matrimonio con otro hombre.
La sangre no llega al río gracias a la mediación del tío de Elvira, Sir Giorgio Valton (el bajo Manuel Fuentes), mucho más cercano a ella que su propio padre. Solo este hombre consigue tranquilizarla al garantizar que podrá casarse con el amor de su vida. Giorgio Valton es una figura solemne y con autoridad, que vocalmente Fuentes interpretó con una línea de canto noble y lustrosa. Lo que le faltó fue empaque escénico. Mucho más atinado en la caracterización estuvo el barítono Andrzej Filończyk en la piel de Sir Riccardo Forth, siempre con el nervio y carisma justos, aunque en ocasiones diera la impresión de que le faltaba rotundidad y proyección en la voz. Aun así, ambos estuvieron muy entregados, con una escena conjunta al final del segundo acto ('Suoni la tromba' /Suene la trompeta) que enardeció a los amantes de las voces graves. Dentro de unos años sonarán todavía mejor, con más redondez y cavernosidad. Ojalá no tarden en volver a la temporada de la ABAO.
A quien escucharemos de nuevo en breve será a Xabier Anduaga, en 'Così fan tutte', de Mozart. Se ha programado para enero y tampoco le acarreará problemas. Es un tenor lírico-ligero que elige cuidadosamente su repertorio. Le queda por pulir la faceta de actor -se le ve algo envarado en 'I Puritani'-, pero lo compensa todo con un derroche vocal cargado de emoción y sentimiento. Hasta los dos y res sobreagudos los suelta con intención dramática y profundidad psicológica. Su juventud y fortaleza le permiten llegar hasta el límite con una frescura insólita. Un ejemplo: el terceto del primer acto ('Se il destino a te m'invola' /Si el destino me aparta de ti), junto a Laura Vila y Andrzej Filończyk. Es un número que pocas veces se canta, entre otras cosas para no dejar extenuado al tenor. No es el caso de Anduaga.
Intérpretes. Jessica Pratt (Elvira); Xabier Anduaga (Lord Arturo Talbo); Andrzej Filończyk (Sir Riccardo Forth); Manuel Fuentes (Sir Giorgio Valton); Alejandro López (Lord Gualtiero Valton); Josu Cabrero (Sir Bruno Robertson); y Laura Vila (Enrichetta di Francia). Más el Coro de Ópera de Bilbao, que dirige Boris Dujin.
En el foso. Euskadiko Orkestra, bajo la batuta de Giacomo Sagripanti.
Dirección de escena. Emilio Sagi (su ayudante, Javier Ulacia, ha ocupado su lugar en Bilbao porque Sagi se encuentra trabajando en Chile).
Escenografía. Daniel Bianco.
Vestuario. Pepa Ojanguren.
Iluminación. Eduardo Bravo.
Coproducción. Teatro Real y Teatro Municipal de Chile.
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