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El cierre de teatros de ópera por la pandemia del coronavirus no ha dejado de brazos cruzados al sector. Los máximos responsables de los coliseos, ... festivales y temporadas de España, todos ellos reunidos en la asociación Ópera XXI, han redactado una serie de propuestas relativas a las medidas de seguridad del personal técnico y artístico. Su destinatario es el Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (INAEM), que remitirá el documento al Ministerio de Sanidad para su aprobación.
Son directrices que varían en función de las fases de desescalada, sin perder de vista «la necesidad de contar con el consenso de los comités de seguridad de los teatros y la autorización de las autoridades sanitarias y empresas de riesgos laborales». Se trata, insisten, de «recomendaciones mínimas» para empezar a trabajar desde la fase 0, en la que hasta ahora se encontraban Madrid y Barcelona, es decir, el Teatro Real y el Liceo. En esta primera etapa, de preparación de la desescalada, ya proponen la posibilidad de ensayar en grupos, «con tandas de trabajo cortas (30 minutos) y pausas breves (15 minutos)».
Los instrumentistas de cuerda y percusión deberán usar mascarilla «y en caso contrario deberán mantener una distancia de 1,5 o 2 metros». Los de viento respetarán la misma separación, pero si no es posible, «se instalarán mamparas protectoras». ¿Y los coros? Es el grupo que parece más vulnerable al contagio. La propia Quincena Donostiarra, que se celebrará este verano en un formato de pequeña escala, descarta su participación, «salvo que sean coros muy pequeños».
La asociación Ópera XXI contempla los ensayos con coros desde la fase 0, advirtiendo que «se procurará el uso de careta y/o mascarilla». Si las características del espectáculo dificultan su empleo, «se intentará mantener la distancia» y, en el supuesto de que tampoco pueda garantizarse la separación de 1,5 o 2 metros, «el teatro adoptará medidas de carácter preventivo (tests o pruebas diagnósticas periódicas)».
Por lo que respecta al director de orquesta y al pianista correpetidor, se les protegerá con una mampara de metacrilato, «siempre que no se pueda mantener la distancia mínima con los coralistas». Todas ellas son pautas que evidentemente seguirán respetándose en la fase 1, cuando ya se organizarán ensayos musicales al completo, «con ligero incremento del descanso (20 minutos)». En esta etapa, según el plan del Gobierno central, los teatros pueden abrir con un aforo reducido pero Ópera XXI no considera esa posibilidad hasta la fase 3, en la que específicamente ofrece recomendaciones «para el escenario y las funciones», reiterando la importancia de las mascarillas y la distancia (o en su defecto, los tests y pruebas diagnósticas periódicas).
Ese último tramo de la desescalada podría situarse a finales de junio. Es decir, que, tal como ha anunciado Joan Matabosch, director artístico del Teatro Real, no es descabellado pensar que 'La Traviata' se pueda ofrecer en el coliseo de la plaza de Oriente. La primera representación está prevista para el 7 de julio. Aunque lógicamente la evolución de la pandemia será la que determine la viabilidad de las actuaciones en última instancia. Y en todo caso, se ofrecerían en un formato reducido, «adaptado al escenario sanitario y legal del momento».
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