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Alfonso Santiago subió el pasado fin de semana a su cuenta de Instagram una fotografía en la que aparecía junto al presidente del Gobierno. Pedro Sánchez acudió al Cala Mijas, uno de sus festivales, para mostrar «su apoyo al sector de la música en vivo». ... Este balmasedano es uno de los promotores musicales más importantes de España. Gestiona el Bilbao BBK Live, BIME en Bilbao y Colombia, Cala Mijas y el MEO Kalorama de Lisboa. Y anuncia nuevos proyectos.
- ¿Cuál será el próximo festival?
- Acabamos de ganar el concurso para gestionar uno de los más especiales de Europa, Pirineos Sur. Se lleva haciendo 30 años en un paraje espectacular de montaña. El escenario es flotante y el público se concentra en un auditorio natural alrededor del embalse de Lanuza (Huesca), con las montañas y el agua de fondo.
- ¿Hay algún lugar donde no deje huella?
- Lo desconozco, aunque no es mi pretensión.
- ¿Se imaginó su éxito?
- Ni por asomo. Me era muy difícil llegar a pensar que podría vivir en el sector de las industrias culturales y creativas. Cada día crece más y todas las previsiones apuntan a que aún será más relevante en los próximos años.
- ¿Cuál fue el primer concierto que organizó?
- Con 16 años formaba parte de una sociedad cultural llamada Clinex, en Balmaseda, de donde provengo y es mi familia. Hacíamos una revista semanal, una radio libre, concursos de relatos… El 13 de agosto de 1988 organizamos un concierto de Eskorbuto. Era la época de las grandes crestas y punks, que circulaban como nómadas. Ese día Balmaseda se llenó de esos punks en su camino hacia la Aste Nagusia de Bilbao. Fue mi primer contacto con la organización de un concierto. Desgraciadamente, tuvimos que cancelarlo horas antes de su inicio por 'problemas técnicos'.
- ¿Cuándo empezó a ser consciente de que los festivales venían para quedarse?
- En España las referencias más desarrolladas empiezan a aparecer a finales de los 90 y, a partir del nuevo siglo, comienza la gran explosión en España y en todo el mundo, extendiéndose a Asia, América Latina e incluso ciertos países de África.
- ¿Hay margen de crecimiento?
- Siguen creciendo. Quizá en la última década es cuando más hemos creído que este modelo de evento es una de las formas de ocio más intergeneracional y plural que existe.
- ¿Cuál es la clave del triunfo?
- Posiblemente han confluido dos factores: la popularización de la música y la era digital. La música sufrió una gran crisis por el modelo de industria discográfica. La piratería la llevó prácticamente a la quiebra. La digitalización fue el gran problema de la crisis y dándole la vuelta se convirtió en el gran aliado. Hoy escucha música muchísima más gente que hace 20 años. Los festivales son sitios de disfrute, de compartir experiencias y generar momentos que puedes inmortalizar, sin la rigidez que dan otros eventos culturales o deportivos.
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- ¿Morirán de éxito estos festivales?
- Estamos en una etapa muy primigenia. Seguirán avanzando y evolucionando. Veremos cosas que desaparecen, que se transforman y nuevas formas que nacen.
- A veces da la sensación de que en todos los festivales actúan los mismos artistas.
- Hay muchos modelos de festivales. En España el más extendido es el que gira principalmente en torno a artistas nacionales y cuentan con un presupuesto inferior al millón de euros. Esos sí comparten a muchas de las bandas que giran por el país.
- ¿Cuál es su sello?
- En los grandes festivales internacionales como el Bilbao BBK Live normalmente sus artistas principales hacen fecha exclusiva en España y el caché de uno de ellos es superior al coste de todo un festival de los anteriores enteros. El Bilbao BBK Live tiene cerca de 10 millones de euros de presupuesto. De esas cifras o más costosos, en España no hay más de media docena.
- Pocos.
- Un festival como éste está lleno de capas. Hay un gran equipo trabajando todo el año que busca propuestas novedosas, arriesgadas, artistas que estén en su momento o poco vistas o bien vengan a presentar un disco. Intentamos ser un festival abierto, inclusivo, original y con carácter.
- ¿Temió lo peor en pandemia?
- Sí, la verdad es que estamos en una sociedad muy alarmista y trágica. Se nos cruzó algo tan inaudito, grave y desconocido como una pandemia y la incertidumbre se acabó convirtiendo en miedo, desazón o frustración. Todos sentimientos negativos. Sí, llegamos a sentir miedo por nuestra actividad.
- ¿Cuál ha sido la contratación más compleja?
- Posiblemente, la que aún no hemos conseguido. Todos los años negociamos con entre 200 y 300 artistas para hacer un cartel con 70. Con algunos lo intentamos año tras año y aún no hemos tenido éxito. Esos son los realmente complejos. Al cabo de los años vamos tachando nombres de esta lista. Ahora estamos trabajando fuertemente para tratar de acercar a una artista que llevamos persiguiendo la última década.
- ¿Quién es?
- ...
- ¿Sigue pinchando en hueso con algún grupo?
- Si, más allá de esos que se resisten, lo más doloroso son quienes lo dejan o fallecen. Artistas a los que hemos intentado en numerosas ocasiones y ya no será posible. Ese día que ya sabes que nunca será posible es triste y deja un gran vacío. Artistas como Tom Petty, Lou Reed, Prince, Soundgarden, David Bowie, …
- ¿Cuál es su sueño?
- Este sector cada día es más grande, lo que provoca que coja todos los vicios del capitalismo exacerbado. Los grandes festivales y empresas están siendo comprados por multinacionales extranjeras que solo responden ante el capital. Mi sueño es seguir siendo independiente, continuar desarrollando un gran equipo, una organización cada día más avanzada y sostenible que luche por dignificar las industrias culturales y creativas. Y eso no es nada fácil en este mercado globalizador.
- ¿Es fundamental el apoyo de las instituciones?
- No. Existen muchas variables a la hora de crear un evento: la masa crítica de tu ciudad y entorno, las comunicaciones, el alojamiento, la magnitud y objetivos que buscas, las infraestructuras... Existen ciudades en las que se paga por hacer un evento y otras en las que es inviable sin apoyos institucionales y sponsors privados. Las grandes ciudades lo tienen más fácil, pero a las pequeñas les resulta mucho más difícil. Esto se va agravando en los últimos años.
- ¿Podrían sobrevivir los festivales sin subvenciones?
- Algunos sí, otros no. Como pasaría en las industrias de la automoción, telecomunicaciones, minería, pesca o medios de comunicación, por poner ejemplos.
- ¿Muchos se negocian en las consejerías de Turismo y no en las de Cultura?
- Lo desconozco, porque yo sé más del caso de áreas de Promoción Económica. Un departamento que comenzaron creando países como Francia, Australia o Reino Unido. Después lo hicieron las principales ciudades de España buscando la dinamización económica de ciudades y regiones, ya fuera atrayendo empresas o con eventos tecnológicos, culturales y deportivos.
- Con los festivales, ¿más que de cultura hablamos de negocio?
- Somos una industria como cualquier otra que busca la rentabilidad para ser sostenible. Pero, más allá de nuestro epígrafe o cuenta de resultados, las industrias creativas trabajamos en la difusión cultural.
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