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Trece de los muchísimos poemas que escribió Pablo González de Langarika pueden escucharse ya musicados, cantados. Existe para ello un disco, de título 'La palabra a ti debida', que es el resultado del trabajo del dúo Poesía Necesaria, formado por Manuel Madrid («compositor, voz y ... guitarrero», se ríe) y Néstor Paz (arreglista y violonchelista). Estos sonetos cantados ya han tenido incluso sus primeros oyentes en público, en el festival soriano Expoesía. Falta aún un poco de tiempo para que los amigos, conocidos y lectores más cercanos del que fuera director de la revista 'Zurgai' puedan a su vez convertirse en público; unos tres meses, que son los que restan hasta que 'La palabra a ti debida' se presente en Bilbao, en la Biblioteca de Bidebarrieta. Será el viernes 15 de noviembre. Ese día se pondrá a la venta el disco, anuncia Madrid.
Hasta entonces, habrá que conformarse con lo que dice el músico sobre la obra, el escritor y este trabajo de musicalización de los sonetos de aquel hombre al que recuerda como «corpulento, orgulloso de haber sido obrero del metal, capaz de escribir de los temas más variados, desde mostrarse como un hombre crítico con los estamentos a hablar de amor. Porque tiene muchos sonetos amorosos», avanza el encargado de seleccionar los trece de 'La palabra a ti debida'. Ha incluido en el disco unos cuantos de amor, pero el trabajo se abre con 'Bajo el ligero peso de la nieve', «una preciosidad» en la que González de Langarika describía la naturaleza y con ella la vida. En realidad, esta canción son dos sonetos encadenados y resulta que fue de lo último que escribió su autor. «Es el título de su último libro y en él aparece esa mención a la palabra a ti debida con la que hemos titulado el disco».
Ya han puesto música a los versos de Machado y Unamuno, y llegaron a Pablo González de Langarika a través de este último trabajo, titulado 'Canciones íntimas de confinamiento y destierro'. «A un amigo de Facebook que era amigo de Pablo, Juanjo Galeano, le gustó mucho el disco y se puso en contacto con nosotros para invitarnos a ir al festival que organizaba con la BBK», explica el compositor. «Ahí nos conocimos, charlando y cenando, y volvimos al año siguiente. Sería 2013. Pablo me mandó entonces un par de cosillas que me gustaron mucho y puse música a dos o tres sonetos».
La relación continuó un par de años, con invitaciones cruzadas -Madrid dirigía un festival en Ágreda y allí fue también José Fernández de la Sota- y en las conversaciones por correo «le pedía más poemas» porque le parecía «un grandísimo poeta. Eso me quedó clarísimo, que era un gran poeta y que además hacía todo lo que podía en favor de la poesía, con la revista, los festivales...».
A vuelta de correo una vez le mandó unos 60 textos. «Tocaba todos los palillos. Y los poemas de alcance amoroso son increíbles, no desmerecen nada de los que escribieron los grandes poetas del tema», asegura. «La pena es que nos dejó pronto». Pablo González de Langarika murió en 2016, a los 69 años, tras una vida poética autodidacta que compaginó con su trabajo en la industria. Tras morir Franco fue uno de los miembros fundadores de la Sociedad Poético Literaria Aralar, que después pasaría a ser el colectivo Zurgai, Euskal Herriko Poetak/ Poetas por su pueblo, una revista de referencia en el género. Publicó más de una docena de poemarios entre 'Canto terrenal', de 1975, y 'Bajo el ligero peso de la nieve', de 2015.
- ¿Ha sido difícil la selección?
- No, eso ha sido fácil. Cualquier poema tiene ya su música interna y de lo que se trata es de encontrar aquellos que se pueden alargar un poco más allá de la voz del poema. Si es bueno, es interpretable, y los de Pablo son muy buenos, algunos muy complejos en el verbo y en el verso.
Su último Libro (2015)
Bajo el ligero peso de la nieve
el corazón trasciende su tamaño:espina que en la rosa brinda el daño no estimará en la mano el roce aleve
Bajo el ligero peso de la nieve la plenitud del sol abre el escaño
en que la soledad libre de engaño
te ha de mostrar lo eterno de lo breve
Bajo el ligero peso de la nieve un verso asoma en luz y en su medida, cercado por el frío, avanza, avanza
Pendiente de la corza que se mueve
a pesar de la helada y la temida
fraternidad desnuda de esperanza
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