Ni un solo día sin festival este verano: la guía definitiva con 50 propuestas

Muchos de estos festivales están ya consolidados, mientras que otros acaban de ver la luz. Son todos los que están, pero no están todos los que son, pues la oferta es muy amplia y cada pueblo de España parecer querer el suyo. Los hay de diferentes estilos, no solo de pop, rock o indie, los más abundantes; la lista incluye el heavy, punk, rockabilly, garage, música urbana, reggaeton, electrónica... En un buen porcentaje, bastante eclécticos. No se recogen citas de jazz, flamenco... por tener, obviamente, características diferentes, menos festivas, más centradas exclusivamente en la escucha de la música. Y asoma también algún evento autogestionado junto a la playa. Incluso un par de ellos gratis.

Se añaden dos o tres que están 'sold out', es decir, todo vendido, por si hubiera mucho interés y la intención de comprar entrada a alguien que no pueda acudir (no hablamos, por supuesto, de reventa), pues ya se sabe que festivales y conciertos no devuelven el dinero una vez adquirido el pase. Ni siquiera estando en el hospital, algo comprobado el año pasado con el Mad Cool, que hizo caso omiso a la petición de devolución por intervención quirúrgica grave de un asistente y su acompañante.

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Haciendo la lista, encontramos artistas que se pasarán el verano de festi en festi. Ocurre con muchas bandas y músicos 'indies', que además de tener una cita dedicada especialmente a este estilo en agosto, el Contempopránea en Olivenza (Badajoz), participan en muchos de estos encuentros estivales: Viva Suecia, León Benavente, Iván Ferreiro, Xoel López y Deluxe, Second, Vetusta Morla, Shinova, Carolina Durante, Dorian, Miss Caffeina, Sidonie, Lori Meyers... Casi podríamos escuchar a algunos de ellos cada fin de semana en algún punto de nuestra geografía. Los escoceses Franz Ferdinand serán otra de las bandas cuasi omnipresentes.

Los precios aquí señalados no incluyen gastos de gestión y están sujetos a cambios conforme se aproxime el festival, abriéndose en algunos casos la posibilidad de comprar entradas de día según avancen las fechas. Y siempre hemos elegido el ticket mas barato, el normal, no pases VIP ni similares, como es el caso del modelo 'Front Stage' (frente al escenario) o 'Golden Circle' (círculo dorado). Ideas que se están poniendo cada vez más de moda, como es pagar más, puede que 100 euros adicionales al precio 'normal', por estar en la parte de delante, cerca del escenario, algo bastante molesto porque al final se trata de que si tienes más (dinero) ves mejor.

Esto rompe con una histórica regla no escrita: hasta ahora en festivales y conciertos el secreto era llegar pronto para coger sitio o buscarse la vida en la medida de lo posible y sin molestar. En el Share Festival Negrita de Barcelona, de música urbana, si pagas un suplemento de 20 euros tienes derecho a estar cerca de los artistas, en una zona exclusiva, esa palabra tan guay que en realidad no quiere decir otra cosa que excluyente. Se ve por todas partes con artistas y eventos muy dispares; en el concierto de Metallica en San Mamés, en el muy reciente de Robie Williams en el Palau Sant Jordi de Barcelona o en el de Nick Cave and The Bad Seeds en el festival All Points East de Londres el verano pasado. A veces se trata de apenas cinco metros, como en este último caso, pero en otros hablamos de una distancia escandalosa, casi la mitad del recinto, como en el de Williams.

Recuerda a eso en lo que todos podemos caer cuando vamos a un parque de atracciones, la Warner como ejemplo, donde tenemos la cola normal y la cola 'sin esperas', pagando más, claro. Cuestionable, raro, al menos. De hecho hay artistas que están en desacuerdo con esta política que en muchas ocasiones reserva esa zona VIP para invitados, amigos de la organización, patrocinadores o influencers a los que se les regala para que hagan publicidad. En muchas ocasiones, la zona permanece casi vacía. Josh Homme, el líder de Queens of the Stone Age, bramó desde sus casi dos metros de altura a la multitud del Mad Cool en 2018 para que los fans saltaran la valla que delimitaba la zona VIP (costaba 175 euros frente a los 85 de la entrada normal) y se acercaran al escenario. Lo hizo también la banda Franz Ferdinand el día anterior, posicionamiento que afianzó el cantante, Alex Kapranos, con este tuit días después: «Me encantó el Mad Cool, pero odio las zonas VIP y los Golden Circles. Ese tipo de 'P' (persona) que se considera 'V.I.' (muy importante) tiende a interesarse más por los 'selfies' que por volverse loco con una banda. No digo que no haya sitio para ellos. Lo hay. Al fondo».

En cuanto a lo de pagar más, denunciable llega a ser una práctica que desde hace muchos años exaspera a algunos artistas. Las empresas de venta de entradas como la estadounidense Ticketmaster, que posee buena parte del mercado, registra importantes caídas en su web que dificultan la compra en los primeros momentos y además añade gastos de gestión vergonzantes, como acaba de denunciar el grupo The Cure, que ha conseguido que esta empresa devuelva a sus fans parte del dinero de la entrada a uno de sus conciertos, 10 euros. Difícil solución; en 1994 Pearl Jam ya se quejaba de lo mismo.

Otra empresa, Viagogo, de reventa entre fans, acumula miles de denuncias; cuando en Ticketmaster los tickets se han agotado el primer día, en esta web se ofrecen infladísimas, al doble o triple de su precio original, y con mensajes agresivos como 'son las últimas', 'queda solo un 2%'. Mejor comprar los pases en las webs oficiales, confiando en que no haya problemas técnicos, claro.

Llevamos décadas preguntándonos lo mismo. ¿Podemos llevar nuestra propia comida y bebida -un par de míseros sándwiches, un plátano, acaso un trozo de bizcocho casero, por qué no un cachopo...- o estamos obligados a comprar lo que hay dentro del recinto y pagar cantidades a veces de más por alimentos que pueden apetecernos... o no? Eso es lo que pretenden los promotores explicándolo en las condiciones cuando formalizamos la venta, y así nos lo recuerdan las personas de la entrada que nos exigen que enseñemos bolsos y mochilas. Hay cierto vacío legal en esta cuestión.

La OCU dice: «¿Es legal esta práctica? Desde luego, es controvertida, si bien recientemente un informe de Consumo sobre esta prohibición referida a salas de cine concluyó que prohibir la introducción de comidas y bebidas adquiridas en el exterior, estando permitido su consumo si se han adquirido en el interior del recinto, es algo abusivo e ilegal». Por su parte, FACUA denunció el año pasado al Reggaeton Beach Festival por este motivo. Así las cosas, habrá que sopesar la conveniencia de perder el tiempo discutiendo en la entrada sobre esta cuestión.

Lo de la pulserita 'hucha' ha resultado una forma de obligar a aguantar una cola más y de conseguir dinero fácil descaradamente. ¿A quién le apetece quedarse un poco más a ciertas horas de la madrugada para devolver el euro y medio que ha sobrado? Además de tener que estar preguntando continuamente cuánto queda para volver a recargar. Vayan sumando e imaginarán lo que puede recaudar el organizador solo por este motivo. También encontramos la modalidad tickets (o monedas de festival), que igualmente hay que adquirir, pero que al menos son tangibles y más fáciles de gestionar.

Es lo que intentaron en el concierto que Love of Lesbian ofreció en el faro de Ajo, también llamado de Okuda, en Cantabria. El bolo empezaba y la mayor parte de los espectadores hacía colas larguísimas y mal organizadas con solo dos puntos de venta para conseguir los tickets de comida y bebida. Al final, los responsables se dieron por vencidos ante el descontrol y los tiempos de espera y permitieron a los asistentes romper filas para ir corriendo a pagar en la barra con dinero. Para entonces las primeras canciones ya estaban sonando.

Los chicos, ya se sabe, con camisa florida o camiseta de grupo. Afortunadamente, sin nada, o sea en 'topless', los hay cada vez menos. Las chicas, en su mayoría en pantalones cortos y camisetas de tirantes, pero sobre todo, con ese maquillaje que se ha puesto de moda en los dos últimos años (también en chicos) a base de pegatinas de brillantitos, inspirado en la serie 'Euphoria', 'glitter' lo llaman. Cualquier gorro no está de más, y la crema solar protectora es el verdadero 'must'. La cosa es pasarlo bien y disfrutar de la música y el ambiente. Y si el de al lado no calla, hay mucho sitio donde ir, a poder ser nunca detrás de la eterna chavala a hombros del noviete.

El primer fin de semana de mayo, y aquí va una selección completamente personal, apetece el Cabo de Gata (Almería), allí está el Flamingo Beach, autogestionado en un camping, con música garage, punk y rockabilly. Dos semanas después no estaría mal viajar al Mallorca Live Festival, para ver la isla y disfrutar de Black Rebel Motorcicle Club, The Chemical Brothers, Second y otros grupos indies. Y a fin de mes, a Burgos, al Tribu Festival, donde el abono cuesta 20 euros y se puede ver a Josh Rouse, entre muchos otros.

Entrado junio, habría que pensarse el acudir a alguno de los masivos Primavera Sound, quizá el de Madrid, solo por disfrutar The War On Drugs y de Allison Goldfrapp entre una larga lista. Y a esperar hasta el Azkena de Vitoria, donde gusta casi todo casi siempre, este año con Iggy Pop, Pretenders, Incubus... Tampoco vendría mal una entradita para ver a Chris Isaak en el Bilbao BBK Legends.

A primeros de julio lo primero sería ir al Espina Fest, en un pueblo de León, que es gratis y sonará a garage, surf, rock.... ¡está Pájaro! Y volver a subir a Kobetas, al Bilbao BBK Live, por ver a Arctic Monkeys, Florence + The Machine y Love of Lesbian. ¿Algo tan grande como el Mad Cool? Pues viendo que tocan The Black Keys, Red Hot Chili Peppers, Queens of the Stone Age, Franz Ferdinand, Paolo Nutini, Shinova, Kurt Vile & The Violator y Spoon... ¡Sí!

En agosto asoma, por 80 euros el abono, el Sonorama Ribera en Aranda de Duero: Wilco, Amaral, Carolina Durante, Corizonas, El Drogas (Barricada 40º), Elefantes y amigos, Gatibu, Iván Ferreiro, Los Enemigos, Miss Caffeina, Ojete Calor, Second, Tulsa, Vetusta Morla, Viva Suecia, Xoel López... Muy bien, ¿no? Y poco más hasta finales de mes... cuando se organiza el Contempopránea en Badajoz; por 45 pavos Los Planetas, Dorian, León Benavente, La Bien Querida, La Habitación Roja, Triángulo de Amor Bizarro, Los Fresones Rebeldes, Apartamentos Acapulco...

Con bastante destrozo llegaría septiembre, pero hay dos o tres festis muy atractivos. A principios, el Cala Mijas en Málaga, con The Strokes, Florence + The Machine, Arcade Fire y Metronomy. Tienta mucho el Vive Latino de Zaragoza aunque fuera solo por ver a Los Fabulosos Cadillacs... Pero fijo fijo no me perdería la última cita de esta lista, el Visor Fest, en Murcia, lugar que no conozco y donde tocarán Suede, OMD, Echo and the Bunnymen, Nada Surf, The Church, Inspiral Carpets, The Primitives, Mercromina... El mejor bis.