![«Me siento ciudadano del mundo, las fronteras y las banderas no me hacen gracia»](https://s2.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/2024/09/26/robe-iniesta-entrevista-kmVD-U2201337256566atE-1200x840@El%20Correo.jpg)
![«Me siento ciudadano del mundo, las fronteras y las banderas no me hacen gracia»](https://s2.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/2024/09/26/robe-iniesta-entrevista-kmVD-U2201337256566atE-1200x840@El%20Correo.jpg)
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Robe Iniesta (Plasencia, 62 años) se autoproclamó 'rey de Extremadura' hace ya un cuarto de siglo. Antes había aparecido en la televisión pública disfrazado de un tal 'Jesucristo García' en TVE. Y a día de hoy le importa bastante poco que se le considere una ... leyenda. El caso es que sus letras lo han entronizado como una de los mejores escritores de canciones del rock y su tirón entre un público intergeneracional no tiene parangón.
Lo demuestra la gira 'Ni santos ni inocentes' –un guiño a la novela de Delibes protagonizada y a la película de Mario Camus ambientada en un cortijo de Extremadura– que se cuenta por llenos, con un directo de unas tres horas de duración en el que caben sus discos en solitario y un puñado de temas de Extremoduro. Con ella recala mañana en el Buesa Arena de Vitoria (abren puertas a las 19.00 horas y se inicia a las 21.00; 42 euros). Le respaldan Álvaro Rodríguez (piano), Carlitos Pérez (violín), Alber Fuentes (batería) Lorenzo González (coros, guitarra y percusiones), Woody Amores (guitarra) y David Lerman (bajo). Las entradas en pista se agotaron hace semanas, aunque quedan algunas en grada.
– ¿Uno deja de sorprenderse de ver estadios y recintos llenos?
– Siempre sorprende porque nunca sabes cómo van a ir las cosas. Cuando no haces música para la mayoría, siempre está esa incógnita. Pero parece que el disco 'Se nos lleva el aire' ha gustado mucho y los conciertos sí que nos han sorprendido cómo cantan las nuevas.
– A día de hoy es extraño que un grupo acumule millones de escuchas en una plataforma de 'streaming'. ¿Han logrado engañar al algorritmo?
– No lo sé (risas). Pero no es que haya cambiado mucho (la industria) con algoritmo o sin algoritmo. Lo cierto es que el rock en España siempre ha sido una música de minorías y has tenido que ir a buscarlo. No es como la música urbana, que suena hoy en todos lados y tienes que escapar de ella. El rock, si quieres oírlo, tienes que ir a buscarlo. En ese aspecto en España sigue siendo underground.
– Ya hay aplicaciones con Inteligencia Artifical que sirven para masterizan las pistas de las grabaciones, además de otras que 'crean' canciones. ¿Da vértigo?
– Como todas las cosas nuevas, da un poco de vértigo. Pero no creo que una máquina por sí sola pueda tener talento. Puede saber lo que le gusta a la mayoría de la gente y puede tirar por ahí. Seguramente en muchas discográficas sabían de antes cuál es la teoría para que una canción triunfe o para que algo se haga viral, pero luego en la práctica no siempre es así. Entonces yo creo que el talento siempre va a tener que ser necesario. Muchas veces lo que salga es puras copias de copias que no tienen ningún valor.
– ¿Siguen recomendado al público que se ubique en el lado derecho de la pista frente al escenario al que tenga más ganas de marcha y al otro al que busque disfrutarlo de una forma más tranquila?
– Sí. Sigue siendo así. Hace muchos años que lo empezamos a hacerlo debido al montón de chavalitos van a los conciertos a disfrutarlo de otra manera. En la parte más cercana al escenario, las cinco, seis o siete primeras filas más cercanas sabías que si estabas allí, ibas a la batalla. A empujar y a ser empujado, a bailar y a todo. Pero empezamos a ver que a muchos chavalitos que tenían ganas de ver el concierto más cerca, pero no están ahí para ir a la batalla, sino para no perderse detalle. Y entonces vimos esta solución. Pero no hay ninguna frontera física.
– ¿Acude a conciertos como público? De otros grupos.
– A algunos si se puede.
– ¿En qué zona como espectador?
– Si voy tiene que ser en la parte de la grada porque si no me suelen dar la chapa.
– O sea, que le reconocen.
– Intentas esconderte un poco, ir a la grada o cosas así, pero tampoco te puedes refugiar. Hay veces que la gente con la cosa de los móviles y las fotos no sabe elegir el momento. A veces agobia un poco.
– ¿La tabarra que pueden dar los fans es la parte que más le pesa de haber tenido una trayectoria musical tan reconocida?
– Bueno, es como todo. A veces está bien, porque los artistas también necesitamos del reconocimiento de la gente. Estás haciendo arte y en el arte no hay una manera de saber si lo que haces es bueno o malo, salvo lo que te diga la gente. Entonces necesitas un reconocimiento. Pero claro, la gente con este invento de llevar una cámara de fotos en el bolsillo a veces se pone muy pesada.
– El Museo del Prado puso imágenes recientemente a su canción 'El poder del arte'. ¿Cómo surgió?
– Nos dijeron que lo iban a hacer y le dijimos que nos parecía estupendo. Al verlo nos hizo mucha ilusión porque hicieron una cosa muy bonita poniendo los cuadros con la música.
– Por curiosidad, el tema 'El día de la bestia'. ¿Tiene relación con la película de Álex de la Iglesia?
– Claro que tuvo que ver. De hecho fue una manera de hacer las cosas un poquito rara por parte de ese hombre. Para la película encargó canciones a muchos grupos. A mí estas cosas de encargo no me suelen funcionar porque no puedo planificar sobre qué voy a hacer las canciones, pero en ese momento sí funcionó. Y, al final, en vez de incluirlo en la película lo que hizo fue sacar un disco con todas las versiones que habíamos hecho y meter en la película lo que le daba la gana. Fue un poco esperpéntico.
– ¿No ha habido más encargos?
– No, porque ya te digo que por encargo no suelo funcionar. No puedo planificar nada.
– ¿En qué sentido?
– Yo no puedo decir 'voy a hacer una canción sobre tal tema'. Simplemente voy haciendo y luego intento analizar y ver de qué estoy hablando. Algunas veces soy capaz de conseguirlo y otras veces no y no lo entiendo. Es verdad que algunas veces te cuentan una historia y puede ser que eso te mueva a algo y que te lleve a componer. Pero aquella vez fue muy, muy de casualidad.
– En el libro 'Extremoduro. De profundis', de Javier Menéndez Flores, se dice que fue chapista. Como canta en 'Jesucristo García'.
– Sí, es cierto. Antes de empezar con la música. Mi padre tenía un taller y cuando no tenía otra cosa mejor que hacer, pues trabajaba allí.
– Ese tema dice «antes era chapista (...) y me aplicaron «ley antiterrorista»…
– Eso ya no es cierto (risas). Eso no hay que tomarlo al pie de la letra.
– Suele decir que las letras quedan a la interpretación de cada uno, algo que también ha generado una leyenda. ¿Cómo lleva que corran todo tipo de rumores sobre su figura?
– No me importa. Ya hace muchos años en una radio me hicieron un homenaje porque me habían dado muerto. Igual ha pasado de eso unos treinta años. No me preocupa demasiado.
– Sí que tiene versos de diferentes temas con la misma idea. Como ejemplos: «En mi casa, las banderas son de todos los colores» ('Malos pensamientos'); «No me gustan los maderos ni la gente con banderas» ('Contra todos'). Uno puede deducir que el nacionalismo no le hace mucha gracia.
– Yo siempre me he sentido un ciudadano del mundo y estas cosas artificiales de tantas fronteras y tantas banderas no me hacen gracia.
– Extremoduro se separó hace ahora cinco años. ¿Mantiene relación con el resto de miembros?
– No, ya teníamos hace tiempo una relación puramente profesional. Como profesionalmente no hay nada que hacer, pues no hay contacto. Estoy centrado ahora en lo mío, en el grupo, en la banda, en la gira y no hay más.
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