Shinova se regalan la ambición de aspirar a comerse el mundo

El viernes 6 de marzo se puso a la venta 'El presente' (Warner), el quinto álbum del quinteto vizcaíno Shinova (Berriz, 2008), un artefacto que aspira y apunta al número 1 en las ventas físicas y que marca un ambicioso paso delante de la banda vizcaína: la gira subsiguiente, la más grande de su ascendente carrera, llevará a Shinova por salas y por festivales (BBK Live, Ezcaray, SanSan, Cruilla, Low, Sonorama…), y les sacará al extranjero (en febrero actuaron en Argentina y Uruguay, en mayo volarán a México...).

Este martes dieron un bolo promocional en el Fnac, que se llenó de gente (si ponemos que hubo 111 almas nos quedamos cortos) que disfrutó del encuentro como si estuvieran ante un concierto normal. De las 12 canciones de 'El presente' (en portada va un diamante, o sea que el polisémico nombre se referirá a un obsequio, a un regalo: el que sienten que les ha hecho el circuito, la escena musical, aunque se lo han currado), Shinova recrearon 4 en 17 minutos, con el líder Gabriel de la Rosa en el centro, vestido de crema, y flanqueándole sus cuatro compañeros, vestidos de negro. Y las presentaron con sonido muy profesional, ambicioso y moderno: percusión electrónica, guitarras eléctrica y acústica, bajo eléctrico y a voz de Gaby (ah, de los cinco tres hicieron coros, y la guitarra eléctrica sonaba muy post-rock).

En general el bolillo fue de indie flotante español, muy melancólico, muy a lo Love Of Lesbian, pero con personalidad propia. Salieron los cinco, se sentaron en cinco taburetes (uno txiki de batería), e invitó Gaby: «quien se la sepa puede echarnos un cable, que siempre suma», y sí se corearon pasajes de 'Alas', una tema algo Sober pero muy soft. Y al acabarlo se complació Gaby: «Qué bonito, madre mía, 'No cambiaría nada'», y en plan litúrgico algo Vetusta Morla la tocaron, sin trocar versos como «Sacar lo peor de ti / Llevar la casa hasta las ruinas / Para acabar follando / Mientras arden las cortinas» a pesar de que había numerosos niños y niñas en la sala.

La ovación fue igual que en un bolo normal, y agradeció Gaby: «es bonito ver caras conocidas, que ya sois familia, y nuevas incorporaciones. Esperamos seguir juntos mucho tiempo. Vamos a hacerlo lo mejor que podamos para que no os canséis de nosotros demasiado pronto», y entonó la algo U2 'Diciembre', con pasajes post-rock de la guitarra eléctrica. Y, tras avisar Gaby de que «ya tenemos que ir terminando, esperemos que os esté gustando. Y si no, tampoco seáis demasiado sinceros», ironizó antes de despedirse con 'Berlín', a lo Love Of Lesbian, a lo Dorian orgánicos, y consiguiendo palmas espontaneas del respetable. «Eskerrik asko, qué bonito es estar en casa». Y desaparecieron por la puertita lateral mientras el centenar de fans se preparaba para hacer cola para la firma de discos.

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