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Johansen se llamó 'argenguiri' y negó ser un 'cansautor' ÓSCAR ESTEBAN

Una sesión tántrica con Kevin Johansen en el colmado Kafe Antzokia

El cantautor drexleriano argentino-alaskeño meció y sedujo al público variopinto que atendió absorto al repertorio versionero que moldea su disco 'Tú ve'

Sábado, 4 de febrero 2023, 11:19

En verdad hubo magia este viernes en el Kafe Antzokia, lleno por casi 600 almas (se quedaron una quincena de entradas sin vender) deseosas de dejarse llevar por el son, la calidez y la ironía de Kevin Andrew Johansen (Fairbanks, Alaska, 58 años), un 'argenguiri' como se calificó él. Rechazó el rol de 'cansautor', propuso «un recital (sic) tántrico, con picos y valles», y sonaron 21 canciones en 100 minutos agilísimos y redondos (iban a ser 99 minutos capicúas, pero el trío actuante reapareció en escena para sacarse una foto con el público alborotado a sus espaldas).

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Ajustándonos a la terminología del artista de voz barítona, se podría decir que los valles serían la mayoría de los temas en inglés, por menos cómplices por culpa de la barrera idiomática ('Suzanne' de Leonard Cohen, 'Perfect Day' de Lou Reed, 'A Little Respect' de Erasure, su original 'Down With My Baby' el cual compuso en plan «Barry White meet Nirvana», según sus palabras, y que se incluyó en una serie y se hizo viral y le puso en órbita a su pesar, pues casi se tomó como una caricatura tal canción, también nos contó), y los picos serían casi todo lo demás.

El un tanto dual Kevin Johansen, de madre argentina políglota becada en USA y padre soldado que, según contó su hijo en Bilbao, al negarse a ir a la guerra del Vietnam le destinaron a la helada Alaska, donde se ocupó del papeleo (vaya, parece que nuestro 'argenguiri' se adornó: la implicación yanqui en Vietnam se disparó en agosto de 1964, tras el incidente del Golfo de Tonkín, ¡y Kevin ya había nacido en Alaska mes y medio antes!), se metió al público en el bolsillo desde el principio y supo salpimentar el repertorio versionero de su último álbum, titulado 'Tú ve' y contenedor de numerosos dúos que en el Antzoki reprodujo usando las voces enlatadas (de Drexler, de su hija Miranda…).

El formato trío a priori pudo parecer demasiado reducido (guitarra eléctrica, teclados, más él a la voz y la guitarra acústica), aunque funcionó por fresco y natural empero sus pregrabados, y por compacto a pesar de su minimalismo. Y si quitáramos los temas en inglés (aunque él es bilingüe de cuna, no lo olviden), la cita habría salido todavía más ágil y más picuda. Pero la verdad es que durante su terna en solitario hubo dos temas angloparlantes que funcionaron con la atinada cercanía que en general empapó todo el listado: el 'Modern love' de David Bowie y un celebrado 'Hotel California' de los Eagles que espigó espoleado por el entusiasmo de la masa, compuesta por joveznos, familiares del artista y maduros de ambos sexos fascinados por el cancionero del 'argenguiri' (seguramente en Hispanoamérica se califique de 'argengringo'; a las espaldas del que suscribe le llamaron gringo en República Dominicana, que no todo va a ser viajar en Metro Bilbao).

El público perfumado que subió al escenario. ÓSCAR ESTEBAN

Vayamos al busilis del show, al Himalaya de los picos, a la enumeración de las canciones más efervescentes, luminosas y enganchantes, o absorbentes, de la veintena del setlist, que fueron las siguientes: la minera '16 toneladas' de Merle Travis con palmas espontáneas, esa especie de vals evanescente que fue 'Tú ve', el cénit de la cita que lo marcó la cumbia absolutamente drexleriana 'Sur o no sur' («debajo de Alaska todo es Sur», sentenció el nativo, y apostilló el drexleriano Óscar Esteban: «me recuerda todo el rato a Drexler al 60%, y la voz al Señor Chinarro»), el folk hippie tipo Smile meet The Kingston Trio 'El Albertío', de Violeta Parra (con el único punteo eléctrico del repertorio), la revisión a solas del 'Baja a la Tierra' de la mexicana-canadiense Lila Downs (que sucedió a los covers de Bowie y los Eagles), más la tercera del bis, 'Fin de fiesta', a lo Fito Páez.

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Y el resto castellanoparlante contuvo más detalles: en modo milonga a lo Howe Gelb 'El cielo' (trasunto del 'Heaven' de los Talking Heads), hibrido entre la bossa y la rumba flamenca ('Desde que te perdí', con referencia a la colaboradora Silvia Pérez Cruz), cumbia reguetonera con recitado ('La gente más linda'), bossa mística y etérea ('Oración al tiempo' de Caetano Veloso en una traducción por él mismo bendecida), pop que de lo céltico derivó a lo beatleniano y luego se agrandó a lo indie de estadio ('Es como el día'), y la segunda del bis, 'Cumbiera intelectual', con el escenario invadido por el público (en un acto consentido, propiciado más bien, y que ofreció una imagen de película, de 'feel good movie'), un público admirado que bailó con Kevin Johansen, quien informó de que eran fans perfumados.

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