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josu olarte
Viernes, 20 de noviembre 2020, 10:06
Antonio García de Diego (Talavera de la Reina, 1949) es uno de los veteranos más acreditados de la música popular rock española. Fogueado en los 70 con Los Canarios o en grabaciones de Triana, ha respaldado a la guitarra o los teclados a Miguel Ríos, ... Víctor y Ana, Estopa, Joan Manuel Serrat y sobre todo a Joaquín Sabina, para el que, durante algo más tres décadas, ha ejercido como arreglista y autor de decenas de canciones. Muchas de ellas con la complicidad de Pancho Varona con quien desde 1996 se pluriemplea en Noche Sabinera, proyecto en los que músicos habituales del flaco de Úbeda recrean su repertorio invitando a cantar a los fans que estén por la labor. Algo que «con las lógicas medidas de seguridad» y en horario, no nocturno sino vespertino, volverá a ocurrir hoy a las 19 horas (entradas desde 27 € ) en el Teatro Campos de Bilbao. De la alineación que completa Mara Barros (voz) y el que fuera batería de Viceversa Paco Beneito se ha caído el también guitarrista Jaime Asúa, que ha tenido que ser hospitalizado a causa de una arritmia.
«Es una pena que no pueda estar en el segundo concierto que tenemos en tres meses. Todo se ha ido cayendo, Es un desastre. El único que está capeando un poco el temporal actuando en solitario es Pancho con su gira (Ruta 52) para particulares. Entiendo que el sector demande medidas de rescate, pero me temo que la música le interesa poco a la política», apunta García de Diego, que explica la durabilidad (con proyección incluso en Latinoamérica) de un grupo paralelo que nació como un divertimento a imitación de las jams que en gira los Stones solían montarse de incógnito en clubs escogidos. «Empezamos para pasarlo bien con un poco de recelo porque no sabíamos qué le parecería a Joaquín. 'Al menos generaréis derechos de autor', nos dijo vacilando. En seguida vimos que la clave para que la cosa funcionara de verdad fue invitar a cantar a la gente. Desde entonces no hemos parado, aunque hayamos perdido en el camino a amigos como José Antonio (Romero, guitarra fallecido en 2019) Sus seguidores son muy mitómanos y no hay nada que les haga más ilusión que poder cantar con su banda y sentirse Sabina por un momento. Hay un punto de menos efusividad en las actitudes por la situación que vivimos pero se imponen las canciones».
Desde que la última gira del autor de 'Y nos dieron las diez' finalizara abruptamente en febrero con aquella caída del escenario del Wizink Center madrileño que acabó en una operación por derrame cerebral, los músicos de Sabina apenas han estado en contacto con su jefe. Y se sigue especulando con su vuelta por mucho que hace pocas semanas se dejara ver por primera vez en público en una celebración del centenario de Mario Benedetti. Pero García de Diego despeja dudas al respecto. «Joaquín está fantástico, muy recuperado de físico y ánimo. Me llevé un alegrón cuando la semana pasada pude verle por primera vez desde el accidente. Estuve en su casa y me dijo que había estado enfadado consigo mismo porque no hacía nada. Le entró como un berrinche y desde entonces no para. Dibuja, pinta y escribe mucho todos los días. Nada más acabar en Bilbao volveré a su casa a acompañarles a piano en una versión de 'A la sombra de un león' que va a grabar para un especial navideño con Vanesa Martín a la que últimamente está muy unido ya que comparte su círculo de amigos. Está de lo más optimista», asegura el músico y productor que se ve en un futuro próximo tocando de nuevo con su jefe. «Me habló incluso de posibles giras, así que creo que volverá a los escenarios en cuanto sea posible. Espero acabar mi carrera tocando con él, han pasado muchos años y sigue siendo lo que más me emociona y fíjate lo he hecho con mucha gente».
Y es que el pianista, armonicista y guitarrista (pese a sus problemas de psoriasis en la mano) se puso al servicio de Sabina hace más de tres décadas; en concreto en 1998 antes de la grabación de 'El Hombre de Traje Gris' (1988). «Primero me contactó para cuando estaba tocando en la banda de Víctor Manuel y Ana Belén. A mí me daba pudor porque no tenía mucha experiencia. Casi me escondía para no afrontar la situación pero lo acabé haciendo. A partir de ahí me tiró los tejos para entrar en su banda. Cuando acepté fue una situación un poco sangrante porque Ana había sido mi familia musical durante quince años. Pero, con todo mi respeto y cariño hacia Ana, me fui con Joaquín porque pensé que me iba a aportar más a todos los niveles y así ha sido», evoca el músico toledano, que ha asistido en directo y en estudio a la conversión en artista transversal de Sabina, tal como ilustra su último tributo 'Ni tan joven, ni tan viejo' (19), en el que participaron casi 40 cantantes y grupos de todo pelaje, desde De Leiva a Amaral, Rozalén, Vanesa Martín, Alejandro Sanz, Bunbury o Robe Iniesta. «Se ha convertido en un referente universal. Un escritor, poeta y artista que trasciende más allá de lo que puedan gustar sus canciones que abarcan muchos palos musicales, Solo así se explica el poder de atracción que tiene sobre todo en directo. En España podemos encadenar conciertos antes ocho o diez mil personas pero en Argentina podemos llenar 18 días seguidos el Luna Park y hacer cuatro bomboneras con casi 40.000 por concierto».
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