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Oscar cubillo
Domingo, 20 de noviembre 2022, 14:01
El sábado acudimos a dos actos con entradas agotadas y mayoría femenina entre el público: clara supremacía de damas a las seis de la tarde en el auditorio del Guggenheim (400 butacas a 10 €), en nuestro show número 500 del año, la coreografía post- ... flamenca 'Antípodas' de las hermanas mellizas chilenas Florencia Oz e Isidora O'Ryan en la 23ª edición del Dantzaldia, y mayoría más ajustada de chicas a las 8.30 en la Sala BBK (500 plazas de pie a 28 €, gente mucho más joven), nuestro concierto 501 de 2023, el ofrecido por Maldita Nerea para cerrar el segundo ciclo 'BBK Udazken Soinuak' (sonidos de otoño).
Empero el apelativo femenino, Maldita Nerea no es una muchacha, sino un proyecto liderado, personificado incluso, por Jorge Ruiz Flores, de 47 años y quien desde 2003, o sea con 28 años, maneja a Maldita Nerea (MN a partir de ahora). Otra inexactitud recurrente es la de llamar 'grupo murciano' a MN, pues como dijo Jorge en la Sala BBK: «De Murcia sólo quedo yo». Y aparte, nada más salir a escena el quinteto se notó que estábamos ante un cantante rodeado de cuatro mercenarios, cuatro músicos a sueldo, al menos tres de ellos de Barcelona y el baterista miembro de MN durante 15 años. Cuatro músicos que parecieron comparsas poco implicados en el show de 18 canciones en 94 minutos, varios de su octavo y último álbum, 'Un planeta llamado nosotros' (Sony, 20), un show del que lo mejor que se puede escribir es que se calentó un tanto en la segunda mitad. En una ocasión Jorge llegó a informar que este año MN estaban dando pocos conciertos, en locales pequeños, y que estaba dedicando más tiempo en componer su siguiente álbum.
Puestos a continuar con las negaciones, podríamos afirmar que Jorge Ruiz Flores no tuvo su día, su sábado, y no sólo debido a los problemas técnicos que arrastró con el micrófono y los auriculares y que según él le 'desconcentraron'. Esto no fue óbice para que las 500 almas presentes se entregaran y disfrutaran, ¿eh? Pero se nos ocurren muchos peros a su actuación. Por ejemplo el arranque resultó frío, Jorge cantó con cierta incomodidad y haciendo gestos a los técnicos de escenario, y su carisma escénico pareció más que dudoso: por sus movimientos, sus no bailes, su arrimarse como una estatua a su guitarrista y director musical en algunos de sus solos, en su estética sobria de negro, en que no es un guaperas para la música de pop comercial que factura y en su target de público objetivo, en su escasa gracia ese sábado pues sabía que las cosas no le estaban saliendo como él esperaba…
Con sus escuderos aparentemente poco implicados en la tarea, Jorge empezó cantando a lo Modestia Aparte ('Nunca estarás sola'), a lo Taburete con voz nasal ('¿No podíamos ser agua?') y en general con muy poca musicalidad ('Cosas que suenan a...'). Al acabar ésta saludó: «Buenas noches, Bilbao. Cuánto tiempo sin verte. Han sido años raros pero seguimos aquí, que no es poco». Y siguió resonando a Juanes ('Cuando todas las historias se acaban'), a Arnau Griso en uno de sus numerosos temas vocativos ('No pide tanto, idiota'), y su mejor tema entre los once primeros fue el sexto, 'Extraordinario', un pop visionario superior a los de un Dani Fernández al que Jorge recordó en más momentos.
Luego manifestó que «una sociedad que no escucha a los niños es una sociedad enferma» antes de 'En el mundo genial de las cosas que dices', y el punto bajo, la sima de la cita, tuvo lugar en la octava canción, en la cansina y con voz desganada 'Perdona si te llamo amor'. La lírica de MN era prosaica (en 'Dos besos después' canta «Las únicas verdades que entiendo / Tu amor, mi fe / Y todo lo que yo por ti siento / Y hoy somos dos / Y un millón de estrellas»), y Jorge intentó entonar de modo más ambicioso en 'A quien quiera escuchar', pero en su segunda mitad se hundió y parece ser que esta fue la razón: «Disculpad. Tengo problemas con los auriculares y me están desconcentrando». En la siguiente, 'Mira dentro', incluso no le funcionó el micrófono y los cinco actuantes se sentaron al borde del tablado para dejar que cantara la gente en un momento parece que no preparado, pues ahí uno ya no sabía qué pensar.
A partir de la canción 12 todo marchó mejor. Pop de estadio algo Harry Styles fue 'Bailarina' (cuando pensamos en que Sergio Dalma cede más relevancia a sus músicos, y como dicen ellos: «somos una banda y Sergio es el cantante»), epílogo U2 contuvo 'La respuesta no es la huida', y a Modestia Aparte remitió 'Por el miedo a equivocarnos'. Bajó en la balada 'Tu mirada me hace grande', se hizo el paripé del bis con gran indecisión entre sus escuderos, que no sabían si seguir o salir, y el bis triple empezó a lo Dani Fernández con el micro fallando en 'Un planeta llamado nosotros', y medró de nuevo en el par postrero, un pop atropellado y rápido a lo Romeos que es su nuevo single, 'La increíble historia entre tú y yo' (se notó que lo tienen menos tocado), y tras alegar «disculpad que no hayan estado algunas canciones en el repertorio, ya no da tiempo. Gracias por la paciencia, han sido los duendes», se despidió con su canción más famosa y la óptima de todo el sábado noche, 'El secreto de las tortugas', un pop cañero a lo El Canto del Loco / Modestia Aparte que nos hizo pensar una vez más que Jorge no tuvo su mejor día.
Y acabó e hicieron mutis los cinco actuantes a la vez, sin quedarse Jorge solo dando los últimos saludos como líder.
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