«El rock será cada vez más marginal, y quizá sea mejor así»
Pela y David Hono. ·
En vísperas de los conciertos conjuntos de Víctimas Club y Sonic Trash en las tres capitales vascas, sus líderes conversan sobre la escena: «Es importante que alrededor de la música haya espacios de libertad donde se fraguan cosas»
Las mugas en el rock no pintan mucho, pero tampoco es tan habitual toparse con casos de hermandad vizcaíno-alavesa como el de Sonic Trash y Víctimas Club, que empezó como una amistad afianzada en salas y garitos y ha acabado cristalizando en un elepé ... compartido y una inminente gira de presentación por las tres capitales vascas. David Hono (de Sonic Trash, antes Ya Te Digo) e Iñaki Urbizu 'Pela' (de Víctimas Club y La Excavadora, además de recorrer el planeta como vocalista de la banda de Marky Ramone) combinan una larga experiencia y una pasión por la música que no parece haber mermado con el tiempo, así que resultan ideales para charlar sobre el pasado y el presente de la escena. La conversación, por puro azar, tiene lugar en el Portu Berri de Iturribide, que en su momento fue el mítico Marina, donde tantas cosas ocurrían a horas muy avanzadas: explica la camarera que suele venir gente nostálgica a sacarse fotos en el fondo del bar.
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Dejémonos llevar por el ambiente retrospectivo. ¿Recuerdan su primer concierto como músicos? «Yo creo que el primero fue en Solares, Cantabria –responde David–, en una discoteca: me caí del escenario, que era muy pequeñito. Éramos unos críos, ensayábamos en Otxarkoaga y versionábamos a Barricada, Leño, Pink Floyd, una cosa supervariada». ¿Y Pela? «Con Obligaciones del Estado, mi primera banda, en un frontón de Adurtza a principios de los 90. Entonces en Gasteiz había una banda de punk en cada barrio y organizamos aquello: fue como ilegal, un rollo tipo rave, sin entrada ni nada. Entonces se podían hacer esas cosas... Bueno, a mí no me gusta ser abuelo Cebolleta, porque a lo mejor ahora también lo están haciendo los chavales y no nos enteramos». David asiente: «Sí que lo hacen, se montan sus historias. Los jóvenes siempre se van a tener que expresar y todo el mundo busca sentirse arropado por los suyos, pertenecer a algo».
¿Cómo han evolucionado desde entonces las escenas de Bilbao y Vitoria? «En Bilbao siguen surgiendo salas, como recientemente el Rocket. De hecho, yo creo que la escena vizcaína se está centralizando cada vez más, en perjuicio de sitios como Barakaldo. Y, a la vez, yo he tocado en mogollón de bares –solo en Barrenkale, recuerdo dos o tres– y ahora eso resulta casi imposible», analiza David. En Vitoria, en cambio, es el escalón intermedio el que flaquea: «Se montan conciertos en muchos bares, totalmente necesarios para que se fogueen las bandas. Pero, desde que no está el Ibu Hots, pasas de garitos muy pequeños a Jimmy Jazz o Hell Dorado», expone Pela. Siempre hay locales que se echan de menos, y el Ibu Hots destaca en esa categoría: «Era un espacio de libertad alrededor de la música, y eso es muy importante: ahí se fraguaban muchas cosas. Hablabas y sabías que te iban a entender».
–¿Y algún bar que añoren en Bilbao?
–Eso mismo que dice Pela pasaba en el Kubil, aquí en Iturribide –elige David–. Es el bar donde he oído mejor música, aunque después te podía poner el himno del Partido Socialista. Y en la cocina tenía una virgen que encontró en la riada.
–Sí, yo recuerdo perfectamente la primera vez que entré en el Kubil –apoya Pela–, con los Stooges a tope y toda la peña cantando.
Los Cramps y la Radio Topolino Orquesta
«Bilbao es muy grande si lo comparas con Gasteiz. Tiene una programación con un montón de cosas para cien personas, y eso es imposible en Gasteiz, porque los cien de Bilbao a lo mejor se quedan en diez y se convierte en una ruina», lamenta Pela. Ambos siguen acudiendo con frecuencia a conciertos (de los últimos, David destaca el de Traams y Wet Weasel y Pela, el de PiL) y son conscientes de que la media de edad del público se eleva de manera evidente e imparable. «Definitivamente, cada vez hay más espectadores que peinan canas. Si el rock era marginal antes, al menos en nuestro rollo, ahora lo será cada vez más, y quizá sea mejor así», plantea David. «Es lógico que los jóvenes pasen por un bar, lo vean lleno de cuarentones y no les apetezca entrar. Yo me acuerdo de cuando salió la Topolino Radio Orquesta haciendo la música de los años 40 y a mis viejos les encantaba. Ahora le pones a un chaval de 20 años los Cramps y, para él, es como para nosotros aquella música de la década de los 40», compara Pela.
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Víctimas Club y Sonic Trash podrían parecer, a priori, dos proyectos bastante dispares, pero su excelente disco compartido parece encontrar, sin haberlo premeditado, un territorio común. «Ha quedado muy homogéneo: al que le guste una cara le gustará también la otra», celebra Pela. «Tiene coherencia, aunque hemos trabajado independientemente», precisa Hono.
–También influye que tendrán gustos comunes.
–Al final te gusta tanta música que es difícil no tenerlos –asiente Pela–. Si ahora entrase en este bar un fanático de Chaikovski, a nada que tengas un poco de inquietud y gusto por el arte, seguro que también acabas conectando.
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Split Tour
Víctimas Club y Sonic Trash presentarán su disco compartido el día 27 de diciembre en Bilbao (Kafe Antzokia), el 28 en San Sebastián (Dabadaba) y el 29 en Vitoria (Le Coup). En enero estarán en Pamplona, Gernika y Logroño. El 'split', un elepé con una cara dedicada a cada banda, está coeditado por los sellos Guns Of Brixton, El Beasto y K7 Ekoizpenak.
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