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Francés, de origen aristocrático y apellido ruso. Al natural tiene voz de barítono pero se ha hecho famoso como contratenor. A estas alturas, Philippe Jaroussky ( ... Maisons-Laffitte, Yvelines, Francia, 1978) lleva más de dos décadas en la palestra. Debutó con 21 años y ha grabado más de 30 discos, con una tesitura de mezzosoprano lánguida y sutil. No le hacen falta los graves de Franco Fagioli ni las coloraturas de Bejun Mehta para seducir al público. Sus bazas son el timbre y un sentido melódico sin mácula.
Ahora marca un hito con 'À sa guitar', un disco que abarca 400 años de música, desde el Renacimiento al siglo XX. Le acompaña el guitarrista Thibaut García, poseedor de un toque que realza el potencial de la voz de Jaroussky. Este jueves, a las 19.30 horas, ofrecerán un recital en el Teatro Arriaga que incluye las piezas del CD. No faltarán sorpresas como 'Alfonsina y el mar'; 'Anda jaleo'; El mirar de la maja'; 'Manhã de Carnaval' y 'Septembre', un hit de la legendaria cantautora francesa Barbara.
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- ¿Este trabajo fue idea suya o de su casa discográfica?
- Tanto Thibaut como yo grabamos para Warner Classics, eso es un hecho. Nos conocimos hace dos años con motivo de los Victoires de la Musique (los Grammy franceses). En mi CD 'Passion' ya hay dos colaboraciones suyas, en 'Les feuilles mortes' y 'Flow my tears'. Me encantó trabajar con él y no dudamos en repetir.
- ¿Qué le aporta el acompañamiento de una guitarra clásica?
- Me fascina su fraseo y ductilidad. Es increíble lo bien que se adapta a estilos tan distintos. Thibaut consigue sonoridades que, según las necesidades de cada pieza, lo mismo recuerdan a la música barroca que a la samba. O a un piano... O a un arpa...
- Parece mentira que hasta ahora no hubiera grabado usted nada de Mozart.
- Ja, ja, es verdad. Su música suele ser demasiado grave o aguda para mí. Pero sí que he interpretado algunas arias suyas en concierto. En todo caso ahora me desquito con su canción 'Abendempfindung' (Sensación nocturna). La he grabado y la interpretaré muy motivado. Es una maravilla mozartiana que inaugura el Lied como género.
- ¿Le supone algún problema la amplificación en los conciertos?
- Me preocupaba al principio, pero ya me siento cómodo. La amplificación se adaptará a cada sala para equilibrar el sonido de mi voz y la guitarra. Cada pieza es un mundo. Un tema como 'Di tanti palpiti', de Rossini, no tiene nada que ver con canciones como 'Septembre', de Barbara, que precisan de intimidad. Tenemos que aprovechar las posibilidades del micrófono.
- ¿Hace 10 años se habría atrevido a afrontar este proyecto?
- No, no. Antes era un defensor a ultranza del repertorio barroco y crítico con los 'cross over'. Ahora soy más abierto. Sin renunciar a mis raíces líricas, quiero ampliar mis horizontes. En ese sentido, he redescubierto el placer de la palabra cantada.
- ¿A qué se refiere?
- En ocasiones, la proyección de la voz se convierte en una obsesión. Corres el riesgo de olvidarte de la palabra y su significado. En los últimos tiempos he escuchado mucho a artistas como Piaf y Brel. Ha sido refrescante.
- Hasta el punto de tirarse a la piscina con 'Alfonsina y el mar'.
- Thibaut me ha animado. Había que intentarlo. He trabajado mucho mi dicción y me acerco al acento argentino en la medida de mis posibilidades. ¡Es la canción más bella jamás escrita! Por la música, la letra y el trasfondo.
- La rutina no le gusta.
- No, claro que no. Ni a mí, ni a mis fans. Sería muy pesado cantar y grabar siempre lo mismo durante 20 años. Este concierto es riguroso, pero más relajado de lo habitual. Mi relación con Thibaut no ha hecho más que empezar.
- ¿Y la dirección de orquesta?
- También, también. Tengo muchos proyectos, todos relacionados con la música. El próximo año dirigiré mi primera ópera, 'Giulio Cesare in Egitto', de Haendel, en París y Montpellier. Y me encantaría hacerlo también en España. Este país, junto con Alemania, ha sido fundamental en mi carrera.
- ¿Ya le da tiempo a seguir de cerca la evolución de su academia en París?
- No le quepa la menor duda. Me llena de orgullo. Estoy empeñado en democratizar el acceso de la enseñanza musical y ayudar a los jóvenes talentos.
- Y a usted, mirando hacia atrás, ¿qué lección le hubiera gustado recibir cuando era un chaval?
- Paciencia. Hay que tener paciencia. No correr, sentar bien las bases y pisar sobre seguro.
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