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La diva llega sonriente y solo con diez minutos de retraso, vestida con una chaqueta amarilla y luciendo una melena glamurosa. Le acompaña su maquilladora ... personal, una profesional que le ha caracterizado durante muchas noches de gloria en la Met neoyorquina, ya sea como la Desdémona de 'Otelo' o la Violeta de 'La Traviata', entre otros muchos papeles. Le esperan más de sesenta personas en una comida lírica organizada en el Automóvil Club de Francia, solo dos días después de su debut en 'Nixon en China', la ópera compuesta por John Adams en 1987 que ahora vuelve en París a La Bastilla con Gustavo Dudamel en el pódium de la dirección musical.
El estreno ha supuesto también el retorno de la cantante a los escenarios líricos europeos. Es la soprano Renné Fleming (Indiana, Pennsylvania. 1959), ganadora de 5 Grammys, la primera artista lírica que cantó en una final de la Super Bowl o la misma de la que el 'Frankfurter Allgemeine' dijo que «posiblemente posee la voz de soprano más bella del mundo». Sin embargo, desde el año 2017 en el que hizo de Marschallin en la ópera 'El caballero de la rosa', parece como si se hubiera despedido para siempre de sus roles históricos.
Más allá de algunos conciertos en Broadway o de su debut en 'Las horas' (2022), sus apariciones en el formato operístico clásico son escasísimas. ¿Será que sigue la moda de los grandes del género, ahora dedicados sobre todo a conciertos y recitales? «En mi caso no es eso. Yo ya he desarrollado una larga carrera, asumiendo numerosos papeles. Durante muchos años he viajado mucho, incluso cogiendo aviones cada tres días. Es una vida dura, pero me siento privilegiada. Ahora prefiero pasar más tiempo con mi familia, en Washington», afirma.
Tampoco elude opinar de la crisis que vive actualmente la ópera, con audiencias declinantes y cada vez de mayor edad. «Sí, no soy ajena a ello. Tenemos un problema. Hay que convencer a los jóvenes. Quizás haya más posibilidades con las óperas modernas sobre temáticas actuales. En China se está produciendo una respuesta muy positiva cuando los temas de la ópera interesan a los jóvenes. Si la ópera logra vincularse con las temáticas que preocupan a la sociedad actual habrá una vuelta del público a los teatros», sostiene.
Indemnización de Netrebko
Un par de temas de la actualidad operística también suscitan sus opiniones: La cancelación de Anna Netrebko en la Met por su respaldo a Putin, la demanda de esta contra la ópera neoyorquina que ha tenido que pagar a la rusa una indemnización de 200.000 dólares y la controversia en torno a '7 Muertes de María Callas', la obra de Marina Abramovic a medias entre la ópera, el recital lírico, el ¡performance' y el vídeo. «Cuando la Met canceló a la Netrebko, tenía que haberle pagado en ese instante. Puedes suspender sus contratos, pero las cláusulas son bien claras… En cuanto a Marina Abramovic, la conozco bien, ella es mi amiga; si bien nunca es lo mismo una 'performance' artística que una interpretación operística vinculada a una trama lírica», afirma con prudencia.
Aprovechando el nuevo estreno de la obra en París, Fleming piropea a la lírica francesa: «Ludovic Tézier me ha entusiasmado cantando hace unos días 'Hamlet'. Y si tuviera que citar dos grandes compositores galos, diría que mis favoritos son Massenet y Poulenc. Uno romántico y el otro moderno». El papel de Fleming en 'Nixon en China' le viene por edad como anillo al dedo. Hace de Pat Nixon, la esposa del presidente.
La directora escénica de la ópera, la argentina Valentina Carrasco –que trabajó muchos años con la Fura dels Baus–, plantea en la obra una metáfora sobre «la diplomacia del ping-pong», el precedente deportivo que motivó la visita de Nixon a Mao Tse Tung en 1972. Fleming retrata a Pat Nixon hasta en los gestos, con una técnica depurada y una voz que en el segundo acto de la obra demuestra que mantiene intacto su tono característico. «No es ningún secreto que cuido mucho mi voz. Hago una vida muy sana, me hidrato constantemente, no salgo demasiado ni cometo excesos, jamás voy a restaurantes donde el ruido te obliga a levantar la voz. Sí, creo que soy una persona muy sana», sentencia.
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