El rapero y escritor que deja la música para estar más con su familia

Como telón de fondo del libro, la historia real sucedida durante el verano de 1990, la de Cerro Belmonte, un barrio de Madrid (hoy Valdezarza) que, ante las expropiaciones previstas, decide independizarse de España. La prensa internacional recogió aquella idea a priori surrealista, con petición a la ONU de reconocimiento como nación y llamamiento a Fidel Castro para que intercediera con Felipe González, un pionero 'escrache' ante la casa del entonces alcalde, Agustín Rodríguez Sahagún.... No hace falta decir que ganaron la apuesta.

- ¿Sabe que en la wikipedia aparece encabezado como Rayden (rapero)?

- Jaja, no me parece ni bien ni mal. Es como que son todos los que están pero no están todos los que son, ¿no?

- Parece un gran punto de partida escoger de fondo para su novela un suceso tan sorprendente como el de Cerro Belmonte. Usted tenía 5 años, ¿cómo accedió a esta historia hoy bastante olvidada?

- Ahora vivo bastante cerca de donde se desarrolló aquello, y cuando llegué, como soy bastante intenso, vi que a ese barrio lo habían llamado la Ciudad de los Poetas. Y resulta que hace siete años, cuando nació mi hijo, estando yo completamente ajeno a este suceso, a la Ciudad de los Poetas la rebautizan como Barrio Saconia, por la promotora que construyó el barrio. Y empecé a preguntar y me contaron. 'Ah, es que tú no sabes, este era un barrio que se independizó de España. Que al principio no me lo creía. Y luego empiezas a buscar y a tirar del hilo y encuentras un ovillo gigantesco. Y me doy cuenta de que vivo al lado de la última gran victoria de la lucha vecinal, el última gran triunfo de David contra Goliat. Y pensé en pasar esta vivencia a hoy, ver qué pasaría en los tiempos que corren con esa lucha vecinal que ya hemos perdido. [

- En esa búsqueda se habrá topado con alguna persona o descubrimiento que le haya marcado...

- Pues sí, sobre todo la abogada del barrio, Esther Castellanos, que fue la mente ejecutora, quien consiguió meter presión, quien utilizó a su favor la baza de Fidel Castro en el conflicto con Felipe González. Y consiguió poner en jaque al alcalde de Madrid, por aquel entonces Agustín Rodríguez Sahagún.

- Le enoja que la Ciudad de los Poetas haya perdido su nombre por una constructora.

- No es que me enoje, es que bueno, al final la gente se quiere quedar con lo que le impacta más. Y qué pena que lo que más impacte sea el nombre de la constructora, viendo que todas las calles tienen nombres de poetas. Hoy en día ya pocas cosas me enojan, de verdad.

- ¿Y que quiere contar al hilo de esta historia?

- Hay una cosa de memoria histórica, digo 'ostras, ¿cómo es posible que incluso la gente de ese barrio no se acuerde de esto?' Y empiezo a imaginar que este Alzheimer, esta falta de memoria histórica, fuese un cáncer, un tumor cerebral en la cabeza de un anciano que va vender su casa y en esa semana en la que el barrio se independiza de España una chica quiere adquirir esa propiedad y tiene que generar un teatro ambulante, para que los últimos días de vida de este señor viva con el modelo dque ha elegido, que es abrazar su mentira favorita.

- Aborda el edadismo, feminismo, patriotismo o patrioterismo...

- Sí, intento que se sostengan, que no se me caiga el chiringo abajo, porque son muchas capas de cebolla. Cosas como que una mujer, por mucho que promocione, si no quiere tener hijos le dicen que es egoísta. O que cuando vas envejeciendo eres menos útil para la sociedad, o hablar del concepto de patria... Me gusta que las novelas sirvan como tapete para poner sobre sobre la mesa cuestiones que no se abordan en el día a día. Me gustaría que una persona que quiere entender el contexto histórico en vive coja una novela mía. Y cuanto más hilarante y extremo es todo en la novela, llega la realidad y lo supera.

- Como en su anterior libro, 'El acercamiento de la mujer cactus y el hombre globo', ha elegido una canción para encabezar cada capítulo. Y solo hay un artista que repite, Antonio Machín.

- Se escuchaba en casa de mis abuelos y para mí también. La novela es una carta de amor a mi abuelo, que murió, y yo siempre recuerdo que jugando al ajedrez con él, había un radiocasete rojo con el casete de Antonio Machín sonando todo el rato, todos los todos los sábados, mientras mi abuela hacía el cocido madrileño. Y Antonio Machín representa el amor de mis abuelos.

- Hace un año decidió dejar de lado la música para disfrutar más de su familia. ¿Insiste en ello?

- Estoy aún en la gira de despedida, me quedan tres conciertos en Bilbao, Salamanca y Barcelona. Y el otro día en Santiago de Compostela, que toqué dos días porque se habían agotado las entradas, me puse a llorar en mitad del concierto, y no me refiero a ojos brillantes, me tuve que esconder detrás de la corista. Y claro, ahora me está dando un poquito de vértigo. Si vuelvo sería porque tengo algo increíble que contar.