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Leonard Slatkin se coloca delante de la cámara que toma las imágenes para la web de la Orquesta Sinfónica de Bilbao (BOS) y empieza a explicar el programa que dirigirá hoy y mañana en el Euskalduna. Lo hace de un tirón, sin guion a la ... vista y con una dicción que para sí quisieran muchos actores. Y mirando a la cámara como si se dedicara a presentar informativos en vez de dirigir orquestas. Este músico estadounidense (Los Ángeles, 1944) que ha dirigido las sinfónicas de Saint Louis, Cleveland, Detroit y la Nacional de Washington, ha frecuentado también Europa en los últimos años. Debuta con la BOS, donde abordará obras de Haydn y Sibelius junto al estreno en España de 'Cyborg' de Ferran Cruixent, que el propio Slatkin estrenó a su vez en EE UU. Una obra, por cierto, en la que los instrumentistas deben también cantar y usar sus móviles para hacer sonar una melodía pregrabada.
- Muchos directores europeos que trabajan en EE UU cuentan las diferencias del trabajo en los dos continentes. ¿Cuál es la visión de un estadounidense que a su vez dirige en Europa?
- Las primeras veces que vine a Europa, hace más de 40 años, lo que me sorprendió fue que, salvo en Reino Unido, las orquestas no estaban tan preparadas en el primer ensayo. Eso ha cambiado mucho, sobre todo en España. He estado recientemente en Valladolid, Palma de Mallorca y La Coruña, y me ha sorprendido su nivel de calidad y disciplina. Tienen bien dominado su trabajo y muchas ganas de hacer música. Algo que no siempre se encuentra en las formaciones del más alto nivel.
intérpretes orientales
nivel de la orquestas
- ¿Está notando la irrupción de tantos instrumentistas procedentes de América Latina y Asia?
- Ahora los músicos han estudiado en cualquier lugar del mundo y por eso hay una tendencia a que todas las orquestas suenen parecido, incluso las más grandes. A veces echo en falta algo distinto. Eso se junta con que los directores ya no están demasiado tiempo en la misma formación, con lo que no la moldean a su estilo. Yo he estado 27 años en Saint Louis, 12 en Washington y 10 en Detroit, y mi caso es una rareza.
- ¿Esa presencia de músicos de todos los rincones puede ser eficaz para atraer a otros públicos?
- El futuro de la música clásica tiene que ver con la educación de los jóvenes, y eso es algo que China ha entendido muy bien. Si quieren ser un país líder en la globalización, deben ser parte de la cultura global. Así se explica que tengan 60 millones de estudiantes de piano y que los mejores estudien en Europa o América. Jóvenes que terminan por entender mejor la cultura occidental que la de su país.
- ¿Y la elección de obras tiene alguna influencia en la atracción de público? Usted dirigirá una pieza titulada 'Cyborg' en la que los músicos usan sus teléfonos móviles.
- Tiene que ver con la manera en que cada orquesta se aproxima a los jóvenes de su zona. Yo quería hacer esta obra escrita por un compositor español y enseñar al público algo nuevo. Quizá habría sido interesante invitar a jóvenes a los ensayos para montar un diálogo con ellos y hablar de la obra.
- En el estreno estadounidense, usted tomó el micrófono antes de comenzar y explicó a los asistentes lo que iban a escuchar. ¿Lo hará también en Bilbao?
- No, por el idioma. Pero pediré al compositor, que estará en la sala, que lo haga él.
- ¿Qué debería saber el público de una obra tan peculiar antes de escucharla?
- Que al compositor le encanta la ciencia ficción y que ha intentado crear sonidos del futuro con instrumentos tradicionales. Además, los músicos cantan en algún momento mientras tocan su instrumento, al margen de hacer sonar melodías en sus móviles.
- ¿Cómo se han tomado los componentes de la BOS un trabajo tan peculiar?
- Al principio estaban un poco extrañados, pero han hecho un trabajo fantástico. Y le aseguro que un programa así, con esta pieza junto a sinfonías de Haydn y Sibelius, sería un reto para cualquier orquesta americana.
- ¿Y si suena un móvil de alguien del público durante la interpretación de 'Cyborg'?
- (Se ríe). Le diría que ha entrado tarde. Ahora en serio, en Detroit aproveché mi intervención para recordar que solo los músicos de la orquesta podían tener el móvil encendido.
- ¿Hasta qué punto es relevante asistir a un concierto con una mente abierta, igual que se va a un museo de arte contemporáneo a sabiendas de que allí no se encontrará nada de Velázquez o Rembrandt?
- Quizá fue con la mercantilización de la música con lo que la gente empezó a escuchar siempre el mismo repertorio. En los años sesenta y setenta, la música nueva era muy académica, pero ahora eso ha cambiado y el público no tiene tanto miedo a las obras contemporáneas.
- La clave es la calidad.
- Claro. Ya sabe lo que decía Duke Ellington, que solo hay dos clases de música: la buena y toda la demás. No deberíamos hacer categorías ni deberíamos preocuparnos por el hecho de que haya cierto público que venga a los conciertos cuando hay un programa de música de cine y no vuelva cuando hay una sinfonía. Lo importante es que prueben cómo es el sonido de una orquesta y que esta esté a su disposición.
Programa: Haydn: Sinfonía Nº 70; Cruixent: 'Cyborg'; Sibelius: Sinfonía Nº 2.
Orquesta Sinfónica de Bilbao. Leonard Slatkin, director.
Palacio Euskalduna. Hoy jueves y mañana, viernes. 19.30 horas.
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