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Puede parecer que las canciones de La Polla Records, pura acidez y rabia punk, no son las más indicadas para ponerse sentimental, pero en la noche del viernes muchos espectadores acudían al BEC con el corazoncito estremecido, un poco nerviosos ante la perspectiva de ... encararse con un trozo importante de sus vidas. Para algunos, veteranos curtidos en mil batallas, se trataba de un reencuentro que, de manera inevitable, les hacía recordar cómo eran ellos mismos hace tres o cuatro décadas. A otros, más jóvenes, el concierto (patrocinado por EL CORREO) les brindaba la posibilidad de ver en directo a una banda que habían dado por perdida, un mito disuelto en 2003 cuya resurrección les ha dado una buena sorpresa.
No había que esforzarse mucho para darse cuenta de que Andrés Espinosa era de los primeros, del mismo modo que bastaba escucharle dos palabras para distinguir que venía del sur. Andrés es de Teba, provincia de Málaga, y le llaman 'Rata': «No por tacaño, sino porque soy inmune a todos los venenos», puntualiza antes de empezar a rebobinar su biografía, igual que hacía con aquellas casetes de su adolescencia. «Yo a La Polla los vi en el 81 en Huétor Tájar, en Granada, y eso me trae muy buenos recuerdos, aunque la memoria histórica no la tengo muy bien -se ríe-. Lo que tienen La Polla y Evaristo es la palabra reivindicativa, su frase, su gesto». Andrés ejerce de «mánager géneral» de Oleaje, un grupo de su pueblo, y con él ha venido, además del «50% de Teba», la cantante de la banda, Adeli Gálvez: «Yo conocí antes a Gatillazo y, tirando de YouTube, llegué a La Polla», explica la joven. Son otros tiempos, igual que hay un mundo entre los festis de los primeros 80 y el macroconcierto del Bizkaia Arena, que hasta tiene puesto de camisetas en el exterior.
«Los hemos visto mil veces, pero es la primera que vamos a pagar por verlos», recalca Iban Luno, de Sopela, acompañado por su mujer, Manoli Suárez, y su cuñado Uge. Preguntarles qué les viene a la cabeza al pensar en La Polla Records equivale a provocar una avalancha:
- Bufff, son muchos recuerdos.
- ¡Y muchos morones!
- Noches, cuadrillas, compañeros...
- Aquello era una queja contra el sistema.
- Empezamos con ellos y, mira, nos vamos a jubilar con ellos.
Manoli e Iban siempre se han mantenido «fieles» a La Polla y no se perdían una jaia en la que tocasen, aunque fuese «en casa Dios», así que el reencuentro inminente los tiene bastante agitados. «La verdad es que estoy nerviosa», dice ella. «Yo también tengo mariposillas, ¡ni que estuviésemos en una cita!», añade él. Su hija, ya veinteañera, acudirá por su cuenta al concierto de hoy sábado.
A algunos, la emoción de volver a ver a La Polla los ha llevado a comprar entradas de manera febril. Yiyo Sánchez y sus primos Piru y Neu vienen de San Pedro del Pinatar, en Murcia, pero ya acaban de ver a La Polla en Valencia y Madrid. «Evaristo está en forma, 'en formísima'», elogian. Yiyo no ha olvidado cómo descubrió a La Polla en las casetes que le grababa Matías el de la tienda: «Aquello me cambió. A mis padres también, porque no les molaba nada. Mi padre tenía en la pared lo de 'Jesucristo, amigo que nunca falla' y yo se lo tapaba con la cara del Che». Hablan del Viña Rock, de un concierto con Rosendo, de que al padre de Piru lo pilló un toro... ¡Orden! ¿Cómo han viajado a Bilbao? «¡En avión! Somos punkis con dinero».
Pero en la puerta del BEC no todo son batallitas de los tiempos heroicos. También hay gente como Sergi Oliveras, de Girona, que con 27 años difícilmente ha podido presenciar un concierto de La Polla: «Es la música que siempre he escuchado y pensaba que no los podría ver nunca. Y voy a verlos dos veces, aquí y en Barcelona». O como Pablo S, un venezolano de familia gallega que creció escuchando las canciones de La Polla que machacaba su padrino. Ha vivido en Colombia («allí son dioses», comenta) y ahora reside en Berlín, donde canta y toca el bajo en el grupo Incitación al Odio, sin perder esa impronta punk que se le marcó en la niñez. «Para mí esto es un sueño», resume. Pero... ¿ha venido expresamente desde Alemania? «Bueno, he pasado por Galicia para ver a la familia, pero todo estaba calculado para estar en este concierto. Me quedé sin verano para esto».
Otros tiempos: «Los hemos visto mil veces, pero es la primera que vamos a pagar», dicen unos seguidores fieles
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