
«La pasividad e inercia no llevan a ningún sitio, ¡hay que moverse!»
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El músico milanés protagoniza hoy en el Euskalduna con Il Giardino Armonico un concierto con «frescura, algo básico en la vida»Han pasado casi 40 años desde que impulsó 'Il Giardino Armonico' junto a un grupo de amigos. Eran jóvenes, rebeldes y con mucho talento. Todavía ... se ríe cuando le recuerdan que se les adoraba como un grupo de 'barock and roll'. «Nos movían las ganas de explorar, de descubrir nuevas formas de tocar el repertorio antiguo. Reivindicamos un enfoque más teatral y dramático. Creíamos que era lo que pedían las obras de la época. Vivaldi, por ejemplo...», deja caer el director de orquesta y flautista Giovanni Antonini (Milán, 1965), en conversación telefónica desde su casa en la capital lombarda.
Nadie le había avisado de que tenía concertada una entrevista con EL CORREO, pero tras unos segundos de desconcierto no le cuesta ponerse en situación: «OK, let's go!!». Ese ha sido siempre el lema de 'Il Giardino Armonico'. En sus manos los instrumentos de época inyectan ritmo y vivacidad a las obras de los siglos XVII y XVIII. Sin que falten fogonazos y claroscuros llenos de sentido. No dejan nada al azar. Ensayan hasta la extenuación, porque no hay nada más complicado que dominar el arte de la espontaneidad. «Frescura, frescura... Eso es básico en todos los órdenes de la vida. Lo de gana buena fama y échate a dormir no es un buen consejo».
Esta mañana ofrecerán obras de Farina, Merula y, por supuesto, de Vivaldi. El 'cura rojo' fue durante mucho tiempo el compositor fetiche de la agrupación. Entre 1985 y 1993 revolucionaron su interpretación, con un enfoque extremo y hasta violento (musicalmente). Se mantienen fieles a ese estilo pero han refinado la gama de colores. Los aficionados disfrutarán especialmente del colofón del concierto, cuando Antonini no se limite a dirigir al conjunto. Siempre se electriza el ambiente cuando toca la flauta. En 'Il Gardellino', habrá ocasión de ver y escuchar cómo revalida sus credenciales. Quizás se contorsione menos que antes, pero «la entrega es la misma».
Proyecto hasta 2032
Ha cumplido 57 años y no se plantea la jubilación ni de lejos. Uno de los proyectos que tiene entre manos se llama Haydn 2032. Se trata de la grabación de todas las sinfonías del compositor austriaco. Son 107 y se lo toma con calma. En esta proeza le acompañan dos agrupaciones: Il Giardino Armonico y Kammerorchester Basel. «No se imagina lo que estoy disfrutando. Haydn manejaba muy bien los impactos dramáticos».
Giovanni Antonini es un músico de sangre caliente que dispara la fogosidad de todo lo que toca. Lo cual no significa que defienda sus versiones como las correctas y canónicas. En su opinión hay sitio para todos, y mejor si se vuela libremente y sin orejeras: «A veces lamento que se haya codificado y fijado el estilo. Se está aprendiendo a tocar a la barroca pero, ay, muchas veces sin espacio para la fantasía. Fomentemos el espíritu innovador, siempre debería haber margen para buscar algo nuevo. En la música no hay certezas absolutas».
Necesita obstáculos y riesgo para sacar lo mejor de sí mismo. «La pasividad y la inercia no llevan a ningún sitio. ¡Hay que moverse!». Él no para quieto. De niño le apuntaron a violín y le tacharon de «poco apto» para la música. Entonces se pasó a la flauta y calló todas las bocas. A este hombre nadie le para los pies.
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