Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
El concierto de Luz Casal en las fiestas del Carmen de Santurtzi en su día grande, o sea este domingo, fue muy parecido al que atestiguamos en el Teatro Arriaga el 1º de mayo. No en vano, ambos se encuadran en la gira de su ... 17º álbum, 'Las ventanas de mi alma', el primero en cinco años y muy influido por la pandemia y el confinamiento. Ambos encuentros fueron parecidos en repertorio, banda (cinco escuderos relegados a los laterales del gran escenario y a los que presentó en momentos distintos en ambos conciertos), guion (las presentaciones de algunas canciones se repitieron con las mismas frases), escenario (esa especie de armario gigante en el centro), vestuario (tres indumentarias usó: primero traje con pajarita, segundo body colorista de afrodita con velos, y tercero y último vestido con falda de color blanco -el 1º de mayo se decantó por el color negro para el de la falda-), y también similares debido a la llamada de teléfono en directo a una fan (en mayo a la catalana Mónica que la vio en Girona, y este julio a la extremeña Esperanza, que vio a Luz en Sevilla).
Conciertos en teoría iguales pero en realidad distintos: el del puerto de Santurtzi dotado de una pantalla de vídeo esquinada (para que la viera el público que llenó la explanada hasta el lejano final de esta) y con la cantante más contenta, más bailonga, dando más vida y frescor al mismo repertorio, este domingo más suelto y menos solemne. Lo que cambian las cosas aunque sean iguales, ¿eh?
Si el show del Arriaga arbitró 24 temas en 127 minutos, el del día de la Virgen del Carmen mostró 22 (23 incluyendo la coda con 'Desde Santurce a Bilbao', clásica copla popular que se repite tanto en la localidad expesquera que parece exigencia contractual: lo hizo Tarque de M-Clan en las jaiak 2022 y lo ha hecho este año en el Teatro Serantes el eurovisivo Salvador Sobral). Luz al aire libre se mostró menos rígida, bastante contenta y más cercana o próxima: dio las gracias por invitarle a actuar en el día del Carmen, no olvidó la remembranza a su madre como colofón a esas mujeres notables reflejadas en la pantalla de fondo y que le han influido tanto (desde Rosalía de Castro hasta Janis Joplin, desde bailarinas hasta filósofas), y deseó antes de comenzar el bis que hubiera habido «canciones para besar, pellizcar al de al lado, recordar, pensar incluso, en definitiva para pasarlo bien». Así fue.
Luz Casal elaboró bastantes temas countryficados, se marcó no pocos rocks, se lució en los lentos, y los momentos objetivamente óptimos fueron estos cuatro: el tercero, 'Volver a empezar', un tema country con el cielo rojo y atisbos de chispear (al final no llovió); el quinto, 'Sentir', un country soul; el octavo, 'Besaré el suelo', un lento soul rechulo y atemperado, algo Miguel Ríos, con Casal conteniéndose en la interpretación hasta provocar una ovación justo antes de acabar la canción; y el vigesimosegundo, 'Te dejé marchar', con poderío soul también contenido.
No discutiremos si desean añadir a lo óptimo el bolero 'Piensa en mí' mutado en fado, un 'Entre mis recuerdos' algo alt-co que resonó a unos The National en plan cañí, la conexión con el público cantarín de 'Un nuevo día brillará', y el funk 'Plantado en mi cabeza'. Y es que el nivel general de su (macro)concierto dominical fue muy alto, y también le quedaron bien tres rocks consecutivos que no se nos ocurre contarlos entre lo excelso, aunque sí reconocemos su solvencia: 'Rufino' (divertido, divino y superficial), 'Loca' (a lo Dire Straits) y 'Un pedazo de cielo' (grita, salta, canta, también un pelín Miguel & Ríos). Qué bien lo pasó la gente...
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.