David Szeleczki, el cantante con el torso tatuado. Carlos Gª Azpiazu

Ozone Mama, cinco roqueros húngaros

Profesionales, ambiciosos, americanistas y más noventeros que setenteros, los cinco de Budapest alegraron la tarde a los parroquianos de La Nube

Jueves, 11 de octubre 2018

El grupo o artista número 400 que vamos viendo en directo en lo que va de este 2018 llegó de Budapest, qué casualidad. El encuentro tuvo lugar el miércoles en La Nube del barrio bilbaíno de Santutxu y lo protagonizó el quinteto Ozone Mama, ... bautizado igual que una canción de Black Crowes (Led Zeppelin tenían otra titulada 'Ozone Baby'). Los cinco se presentaron como unos profesionales: el setlist perfectamente impreso en dos hojas, un altavoz de mano usado solo en una canción, un ventilador en mitad del escenario enfocado hacia el bajista, un bien surtido puesto de merchandising y un extraño cartelito de 'Nemzeti Kulturális Alap' (con toda la pinta de ser un patrocinador institucional húngaro que inyecta dinero a la gira).

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Ozone Mama, cinco tipos con barbitas transilvanas y cuatro de ellos con melena (el teclista llevaba el pelo corto, pero era frondoso), informaron de que era su primera gira española y dieron un bolo creciente de 15 canciones en 79 minutos, dejando caer dos versiones por el final: un alegre, festivo y bien traído 'Fortunate Son' de la Creedence Clearwater Revival y un acelerado y semipunk 'We Will Rock You' de Queen.

Hum… Aunque Ozone Mama reivindiquen el gran rock de los 60-70, arrastran un sustrato noventero que les delata: fisuras grunge, rollo aindiado vía The Cult, comercialidad americanista, revival sudista vía Black Crowes y hasta agitación funk a lo Red Hot Chili Peppers (esta evidente 'Man On The Run').

András Gábor, el guitarrista de chupa vaquera, soltaba frases en castellano. Carlos Gª Azpiazu

Lo dicho, que estos húngaros arrancaron tanteando (stoner con voz algo Alterbridge en 'Cosmos Calling', título del disco que andan divulgando), les sobró alguna introducción y pasaje ambiental (por ejemplo en 'Good Time Roll'), y dedicaron una pieza al difunto Gregg Allman de los Allman Brothers ('Straight On Till Morning Light'). Se lucieron a la sexta con una balada creciente a lo Animals que multiplicó la ovación general e hizo decir «buah, qué bonito» a algún espectador ('Shout At The Sky'), enlazaron una terna espectacular y asfixiante de rock and roll con agallas (algo Deep Purple la introducción teclista de 'Kings And Rulers' –una pieza trallera a lo Uzzhuaïa detrás del telón de acero-, el aplaudido torbellino 'Freedom Fighters', más el espinazo quebrado a lo Black Crowes en 'Feel So Alive') y nos invitaron a un viaje a la luna ('Moon Pilot', algo stoner). Al final también metieron bastante caña: las dos versiones citadas o el bis con otro periplo, este a 'San Francisco' y rendido a Led Zeppelin. Como suelen decir algunos: no estuvo mal para un miércoles.

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