Una 'Orgía' sacudirá el Arriaga

Hay largos parlamentos, desvaríos psicóticos y una visión del sexo como arma de masacre. Al final, el Hombre se ahorca después de haberse travestido. Durante toda la obra se define como el Diferente, un ser humano al que no se le ha permitido realizarse en libertad. Con este material se ha concebido una ópera de cámara con música de Hèctor Parra y dirección escénica de Calixto Bieito. El responsable artístico del Arriaga se ha encargado asimismo de adaptar el texto de Pasolini. La obra se estrenará como primicia mundial este jueves en el teatro bilbaíno y habrá una segunda función el sábado.

«Soy sincero y confieso que me costó entrar en la pieza teatral de Pasolini. Espero haber captado el corazón de 'Orgía'. Esa era mi intención, nada más», advertía este lunes en rueda de prensa Calixto Bieito, orgulloso de haber culminado el proyecto, pese a los muchos quebraderos de cabeza que le ha deparado. Como libretista tenía prohibido tergiversar las frases del texto original, pero evidentemente los herederos de Pasolini le daban plena libertad para eliminar fragmentos. De no hacerlo, la ópera, que se canta en italiano, se habría prolongado ocho horas. En su versión definitiva se ha quedado en 90 minutos.

Hèctor Parra no duda en elogiar la valentía de los programadores. «El Arriaga ha sido el primero en animarse a acoger el estreno. Estoy impactado ante la energía y profesionalidad del equipo que hay aquí», recalcaba el compositor catalán, a pocos metros de la Sala Isabelina, en la primera planta del teatro, donde se exponen 16 dibujos concebidos por el propio Parra durante el proceso de creación de la ópera. Es un artista llamativamente polifacético, como demuestra su habilidad con la técnica de la sanguina, que depuró mientras disfrutaba de la beca concedida por la Academia de Francia en Roma para sacar adelante 'Orgía'. En la capital italiana se ambientó a fondo para acercarse a la visión del mundo de Pasolini, en la medida de lo posible, «sin dejar de visitar el Museo Romano para admirar los torsos helenísticos y escuchar mil y una veces la grabación de 'Tosca', en las voces de Pavarotti y Freni».

Esa amplitud de miras le ha permitido captar «toda la violencia y todo el lirismo» que hay en una obra como 'Orgía'. Los papeles se reparten entre el barítono inglés Leigh Rose, la soprano lituana Ausrine Stundyte y Jone Martínez, una joven soprano de Sopelana que de la mano de este montaje participará en su primera ópera escenificada y cada ensayo lo vive «como una auténtica lección». En el foso tomarán posiciones los 14 músicos del Ensemble Intercontemporain de París, incluido un intérprete de archilaúd, a las órdenes de Pierre Bleuse.

Tras el estreno en el Arriaga, 'Orgía' se representará en el Liceu de Barcelona y en el Festival de Peralada. Es una coproducción entre las tres instituciones, con motivo del centenario del autor italiano que se conmemoró el año pasado, y el filón no ha hecho más que empezar. En la Deutsche Oper de Berlín, hace dos semanas se estrenó la ópera 'Teorema', basada en una de sus películas, que recrea la seducción de una familia burguesa, hombres y mujeres, a manos de un personaje que despierta sus pasiones más íntimas.

Expulsado del Partido Comunista por un escándalo sexual con menores que también supuso su despido como maestro de un centro escolar de la localidad de Carcasa, Pasolini conoció el infierno en vida pero también muchos de sus placeres y su belleza. «¿Dónde estaría ahora alguien como él?», dejaba caer ayer Calixto Bieito. El director artístico del Arriaga se responde a sí mismo a preguntas de EL CORREO: «Se le habría matado artísticamente. Lo habrían echado de todos los sitios».

Nada más leer la obra de teatro, se enamoró del texto. «Es devastadora, pero también rebosa lirismo. Enseguida le vi posibilidades como ópera», admite el compositor catalán Hèctor Parra (Barcelona, 1976). Llevaba 15 años soñando con 'Orgía', de Pasolini, y esta semana, por fin, están tomando cuerpo todas sus ilusiones y fantasmas en el Teatro Arriaga. «Es mi séptima ópera y la más vivencial. Marché a Roma con una beca, me sumergí en el idioma y profundicé al máximo en el conocimiento de Pasolini y su obra. Me acompañaban mi mujer y mi hijo. Fue un gran año y una experiencia que me ha dejado huella».

– ¿De verdad hay cabida para la ternura en una obra como 'Orgía', que rebosa tanta crueldad?

– Sí, sí. Piense en los episodios en que se rememora el pasado atávico en un tiempo preindustrial. Pasolini idealizaba las sociedades rurales que no habían sido homologadas por el consumismo capitalista. Necesitaba un ideal, aferrarse a una esperanza...

– Ya. De hecho, la prostituta es el único personaje que se libra de la muerte y muestra presencia de ánimo.

– Exacto. Ella representa la esperanza. Pasolini tenía una esperanza casi fanática en los oprimidos.

– Y no se cortaba a la hora de soltar afirmaciones atroces. En 'Orgía' hace daño oír en boca de una mujer que «es inocente el que posee y culpable el poseído».

– Es una frase políticamente incorrectísima, que tiene su razón de ser en el terreno de las relaciones sadomasoquistas.

– Es decir...

– En ese contexto, una víctima blanca absoluta solo puede ser un desconocido. O una desconocida. Alguien que se encuentra por la calle con su asesino. Todo lo demás es confuso y muy complejo.

– ¿Qué pretende transmitir con esta ópera?

– Lo mismo que Pasolini. Se trata de una reflexión sobre la naturaleza humana. Somos ángeles y somos monstruos, ya lo advertía Sófocles en 'Antígona'. Es una visión que Calixto Bieito y yo compartimos al cien por cien.

– ¿A qué suena la música de 'Orgía'?

– Por pura lógica con su esencia, refleja la máxima consonancia y la máxima disonancia.

– ¿Usted es de los que piensa que Pasolini buscaba su muerte? ¿Que era un polemista furibundo que deseaba que alguien lo asesinara como así sucedió?

– No. Yo creo que Pasolini amaba la vida apasionadamente.