Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Cinco minutos antes de que empezara este martes el concierto de abono (10 euros) de la cantautora indie donostiarra Olatz Salvador organizado por el Ayuntamiento de Bilbao en el Teatro Campos, se habían vendido 270 entradas de las 400 del aforo máximo legal. Todo ... un éxito en estas fechas y en estas condiciones pandémicas. Se veía el patio de butacas lleno y apenas gente en los palcos (de peor visibilidad), y había mayoría de público femenino.
Hija del bajista Eduardo Salvador y sobrina del pianista Iñaki Salvador, teclista de la banda Skakeitan y música de conservatorio desde niña, Olatz Salvador (San Sebastián, 1990) sigue divulgando su segundo disco en solitario, 'Aho uhal' (rienda en euskera). Ya la vimos un jueves de febrero en el Teatro Barakaldo, ante un centenar de almas, donde tras varios días enferma dio un bolo en el que a ella se la notó justa de fuerzas y a la banda aún poco integrada, pero este martes de abril Olatz y sus tres escuderos actuaron más contentos, integrados y engrasados, aunque la cita no voló más alto de que era de esperar debido al limitador de volumen del Campos y además el nivel bajó un escalón en su segunda mitad (por mera falta de pegada, por repetición de fórmulas, por su modo de cantar sostenidos susurrantes sin cambiar de carril, y por cierta inseguridad escénica que sobre todo le brotó en el bis).
En el Campos, durante 80 minutos menguantes en escena, tocaron las mismas 15 canciones que en Barakaldo y en idéntico orden, incluyendo las tres seguidas, de la séptima a la novena, en las que Olatz se sienta en una silla de paja, este martes colocada sobre una plataforma más baja que en la localidad fabril.
Con el volumen contenido que evitaba el envolvimiento de los oyentes, Olatz (voz y guitarras), respaldada por los mismos Ander Zuilaika (batería, sampler y piano), su hermano Jagoba Salvador (bajo) y Mattin Saldias (guitarra y percusiones ocasionales), incidió en demasía en su estilo vocal sostenido y susurrante, de una introspección algo impostada por reiterativa, tendente a la vulnerabilidad emocional que todo lo empapa en el indie (el signo de los tiempos). Y tirando siempre de ese estilo vocal intimista y en exceso homogéneo, Olatz Salvador sonó a menudo flotante (la intro, después el dream pop con ella sentada en la silla 'Sustraiak'…), bastantes veces evocó a Izaro ('Ahots hari', luego 'Gelditu hor' con la invitada sorpresa Idoia Asurmendi que también canta esa misma canción en el disco, el final en falso con 'Euria' y una bailarina modernista invitada sólo para ese tema…). En ocasiones se asomó al pop de pálpito feliz ('Nora', el algo danzón 'Lokarriak'…), su banda tiró de recursos y ambientes post-rock ('Zure egia') o de rock a secas (el rock a lo Iggy Pop 'Galdu' que fue de lo mejor, la coda de guitarra hendrixiana en la creciente 'Betileekin'…), y tras una segunda mitad del concierto subliminalmente más feble y plana que la primera, los cuatro se despidieron con más ondas etéreas ('Zintzilik').
Un concierto correcto, porque si en Barakaldo una Olatz con secuelas de salud se quedó en tierra de nadie, en Bilbao avanzó un poquito, unos pasitos, pero todavía sin llegar muy lejos. Alguien dijo al salir que aún no la ve en festivales. Jo, qué optimista: ¡ojalá se hagan!
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Fallece un hombre tras caer al río con su tractor en un pueblo de Segovia
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.