Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Sergio Dalma tiene motivos para sonreír. Recala hoy en el Euskalduna con la gira 'Sonríe porque estás en la foto'. Llega con sonidos ochenteros, una mochila a sus espaldas con cuatro millones de discos vendidos y la piel algo más estirada por efecto del bótox. ... En septiembre cumplirá 60 años
- ¿Es ya un clásico?
- Ja, ja. Creo que sí. Y, además, con muchísima ilusión de poder decirlo. Nunca imaginé, cuando empecé, que me convertiría en un clásico. Señal, pienso, de que he llevado bien el camino.
- ¿Le asusta envejecer?
- No, para nada. Tanto a nivel personal como profesional siempre he tenido muy claro que hay que disfrutar cada momento. Y, evidentemente, te miras en el espejo y notas que han pasado los años. Los he vivido y los próximos espero disfrutarlos al máximo. Así es mi forma de ser y mi actitud ante la vida.
- Pese a acompañarle el éxito, ¿ha sufrido en algún momento el miedo a desaparecer?
- Cada vez que preparas algo piensas a ver qué pasa, cómo será la gira y el reencuentro con el público. Siempre he tenido muy claro que si tocaba cantar en recintos de 2.000 personas, al día siguiente podía actuar en uno de 500. Lo asumo y seguiré disfrutando porque lo que quiero es subir al escenario y hacer lo que hago. ¿Y el miedo?
- ¿Le intimida?
- A algunos les impide tirar para adelante. No es mi caso. Cada vez que arranco una gira estoy como un niño pequeño.
- ¿Se imaginaba que iba a aguantar tanto?
- Sinceramente, no. Yo empecé cantando en orquestas y haciendo 'jingles' para publicidad. Cuando grabé mi primer disco pensé 'bueno, pues ya está. Ahora a volver a hacer otra vez lo que hacía'.
- Hasta que...
- Grabamos un segundo disco, llegó un tercero y, bueno, hasta hoy. Nunca he olvidado que cada vez que grabo un disco es como si fuera el primero... ¡o el último!
- ¿Lo piensa de verdad?
- No sé cuándo será, pero yo aparecí de la nada. Y el día que desaparezca seré muy honesto conmigo también. Diré 'hasta aquí, pero esto se acabó'.
- ¿Quién asiste a sus conciertos?
- Lo sorprendente es que aquel público del principio ha sido muy fiel. Ahora, lo veo en las redes sociales, vienen tres generaciones: madre, hija y abuela. Dices 'ostras, qué responsabilidad'. Han comprado un entrada, tío, y tengo que dar lo mejor de mí.
- Representó a España en Eurovisión en 1991. ¿Se imaginaría de nuevo allí?
- Noooo. Fue una experiencia irrepetible, pero veo aquellas imágenes y, comparado con la producción de ahora, parecía el festival de fin de curso. Todo ha cambiado mucho.
- ¿Existían 'nebulossas' en su época?
- No existía un festival como el Benidorm Fest. Yo estaba grabando el disco y el director de RTVE, Ramón Colom, me llamó en persona para decirme que iba a representar a España y que fuera preparando las maletas para ir a Roma. Todo era distinto. Ni mejor ni peor. Ha cambiado la música, la sociedad. Me alegro que se potencie otra vez la ilusión por ir a Eurovisión.
- Reconocía hace poco en un programa de televisión que se pinchó bótox, aunque no guarda buen recuerdo.
- Me pusieron de todo y a los dos días parecía Carmen de Mairena. No era yo, te lo juro, porque, evidentemente, uno se mira al espejo por la mañana cuando se levanta. Yo decía 'coño, hostias'.
- ¿Por qué se pinchó, Sergio?
- Por curiosidad. Ja, ja. Pero luego me di cuenta que no era yo. No me reconocía. No se puede ir contra natura. Cuando me salieron las canas también me las pinté durante un cierto tiempo.
- ¿Tampoco se gustó entonces?
- Lo más importante es mostrarse natural, como uno es, Y, sobre todo, aceptarse tal cual. Tengo que estar a gusto.
- ¿Es muy coqueto?
- Sí, sí, sí, sí. Siempre lo he sido, mucho antes de ser Sergio Dalma. Siempre me he cuidado, porque hay que hacerlo, seas hombre o mujer.
- Se mira en el espejo ¿y a quién ve enfrente?
- Sigo viendo a aquel tipo joven con la misma ilusión. Han pasado los años y luzco muchas arrugas de sonreír. A mí me gusta la gente que sonríe. Nunca he querido perder eso. Mi rostro va creando un poso que deja veteranía. La experiencia siempre es un valor. Ja, ja.
- ¿Bailar de lejos no es bailar?
- (Risas). Soy el tío más patoso de la tierra bailando. Iba pocas veces a la discoteca porque empecé a cantar en orquestas a los 16 años.
- En otro programa de televisión confesó que lo primero que hace al levantarse...
- Cada día, en cuanto me levanto, lo primero que hago es echar mano del móvil y entrar en mi banco a ver cómo tengo las cuentas, por si me han quitado algo. Me sale la vena catalana. Ahí es cuando notas que vas cumpliendo años. Empiezo a hacer cosas de gente mayor. Sigo, más o menos, el mismo ritual.
- ¿Por qué?
- Temo ser víctima de algún tipo de alguna estafa. Después de tanto trabajar, coño, me da miedo perder el dinero que he ganado. Solo faltaría que me lo llevase alguien.
- ¿Tiene buen concepto de sí mismo?
- Intento ser coherente con todo lo que hago a nivel personal y profesional. Claro que fallo. El ser humano no es perfecto.
- De los fallos cometidos, ¿cuál es el que más le fastidia?
- Sigo siendo, a veces, demasiado exigente conmigo mismo. Mire, yo fui a los Maristas de Sabadell y en aquella época, además de mis padres, me advertían de tener cuidado 'con el qué dirán'. Según me fui haciendo mayor, me olvidé de lo que pensaban los demás.
- ¿Qué aprendió de los maristas?
- Mi tío era uno de los tutores, con lo que por cojones tuve que estudiar como nunca. Fue el año que más estudié, pero era el colegio del barrio y eso nunca se olvida.
- ¿Le apetece hacer todo lo que se sale de los convencionalismos?
- Cada vez me arropo más de gente joven sin perder la esencia del Sergio Dalma de toda la vida. No quiero volverme loco ni pretendo llegar a un público joven, aunque si sumo, bienvenido.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Noticias recomendadas
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.