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Buen concierto, a pesar de tender a lo menguante debido a la repetición estilística (esa potable pachanga guay a la postre demasiado rasca-rasca) y al azúcar letrista, el de Miki Núñez, concursante de Operación Triunfo 2018 y participante en Eurovisión 2019 con ... la canción 'La venda', este viernes en la Sala Santana 27 poblada por más de 500 almas cándidas, de ellas más del 80 % femeninas y muy, muy jóvenes (a la salida estaban las madres esperando con los coches).
El agilísimo bolo sonó estupendamente y Miki oficio en octeto (incluyendo a tres metales, la trompeta y el trombón soplados por sendas chicas). Por cierto, el líder dio mucha cancha a su banda: los escuderos se ponían delante del tablado, todos se acuclillaban cuando otro soleaba… El cantante se comunicó lo justo con la parroquia y no se alargó ni hora y cuarto: 73 minutos para 17 canciones.
La cita comenzó con 13 minutos de demora, de modo festivo (palmas a tutiplén, coros de las voces blancas eufóricas y saltos constantes de una parroquia entregada y con 35 años menos de edad media que el martes en el BEC ante Bryan Adams) y también de manera explosiva mediante la fusión catalana de 'La última palabra', la estética en plan Vendetta en 'Nadie se salva', el swing de la versión de Antílopez 'Prefiero' y el ska bilingüe (catalán y castellano) de la versión de Kayo Malayo 'Gasolina'.
Sorprendente nivelón, oigan. Lástima que el huracán de la tetralogía inicial no se sintiera de nuevo hasta el epílogo, más bien hasta el bis doble. En su saludo prometió Miguel Núñez Pozo (Tarrasa, Barcelona, 23 años), quien venía presentando su primer álbum, 'Amuza' ('diversión' en esperanto): «Muy buenas noches, Bilbao. ¿Cómo estáis? Vamos a disfrutar de una noche brutal». Y en el citado prólogo cumplió la promesa, pero con el devenir se fue descentrando mediante pop pijotero totalmente Taburete (el hedonista 'Eterno verano', después el tropicalismo de 'Coral del arrecife') y unas letras sonrojantes para él cuando pasen los años (la de 'Apaga la luz' -«Quiero regalar poesía / Y enamorar sin hacerte el amor / Y recibir de la luna y el sol»-, luego la de 'La cabaña' -«Entre todos construiremos esperanza / Un abrazo y destruiremos la arrogancia / Ayúdame a cocer un mundo nuevo / Y el calor de una sonrisa / Que te llevará hasta el cielo»-).
Además Miki Núñez coló bastantes versiones para rellenar el tiempo de actuación ('La vida es un carnaval' de Celia Cruz rematada por una coda en plan nochevieja del 'A quién le importa' de Alaska y Dinarama, luego una sorpresiva 'Me voy' de Julieta Venegas, también en catalán 'Una lluna a l'aigua' de Txarango), más mestizaje que ya hemos dicho se tornó reiterativo (a lo Eskorzo el de la catalanoparlante 'Per tu'), más pijoterismo vinculable a sus amigos de Arnau Griso ('Vivir al 100%) y la presentación de un inédito tendente al pop comercial ('Y si te vas').
Miki oficiaba cercano y sincero: salpicó sus intervenciones con expresiones en euskera, desveló dos anécdotas que le llamaron la atención del 'meet & greet' (o sea del encuentro cara a cara con quienes pagan la entrada VIP: una espectadora celebraba su cumpleaños –y en público la masa le cantó 'Zorionak zuri'- y un espectador había venido desde Rusia para verle), el propio catalán cantó el himno del Athletic (¡igual que hizo el eurovisivo luso Salvador Sobral hace varios domingos en el Arriaga!), recogió del público una chapa y una ikurriña con el nombre de su grupo de versiones anterior (Dalton Band), dijo «me encanta el público de Bilbao» y «vosotros y vosotras», e incidió en que gracias a los amigos de Bilbao que cultivó en sus vacaciones en Peñíscola siempre ha oído mucha música en euskera (citó a Esne Beltza y a los recientes Huntza), esto justo antes de invitar a Izaro para cantar 'Escriurem' con toda la chavalería de la Santana 27 coreando esta pieza bilingüe (él catalán, ella euskera) mientras con una mano sostenía un folio con un texto vernáculo que les habían dado en la puerta y en la otra mano el móvil para grabar el momento.
Lo de Izaro fue el punto bajo de la cita por empalagoso, blandurrio y menos intenso (el guitarrista sacó la acústica y los tres vientos hicieron mutis), pero ya hemos escrito que menos mal que Miki volvió a dar un arreón en el bis con una dupla de mestizaje muy logrado y con la peña participando y saltando. Primero 'La venda', el tema con el que concursó en Eurovision este verano, escrito por La Pegatina, y 'Celébrate', otro ska con lírica muy Arnau Griso. La cáscara del repertorio estuvo muy bien, pero debe mejorar un poco el contenido restándole ese almíbar que también perjudico el show de Bryan Adams el martes en el BEC.
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