Elegante falsetista

En su repaso a las arias de Haendel y Vivaldi mostró una mayor calidad interpretativa en los adagios, en los que lució su excelente fiato al programar perfectamente su respiración, como por ejemplo en 'Vedró con mio diletto' de Vivaldi. En cambio, en las arias rápidas le faltó cierta fluidez, como pudimos constatar en las arias de 'Giulio Cesare' u 'Orlando' de Händel. Lució sobremanera cuando el excelente director y violinista bilbaíno Pedro Gandía ordenaba susurrar en pianísimo a la treintena de músicos para que la fina voz de Mead discurriera de manera sedosa y etérea.

Sin embargo, faltaba aún por llegar lo mejor y ocurrió a la hora de la propina, cuando abordó con suma delicadeza y sentimiento el aria 'Lascia ch'io pianga' del 'Rinaldo' de Händel acompañado de una total conjunción orquestal y el silencio sepulcral del público. Una brillante velada con la satisfacción de ver tocar y dirigir a un especialista bilbaíno al mando de una conjuntada orquesta y la elegancia canora de un buen artista.