El Music Legends gana público con el reclamo de The Cult y Uli Jon Roth

Se esperaba a 2.550 espectadores que se congregaron sobre todo ante los cabezas de cartel, The Cult, con su vocalista Ian Astbury como gran maestro de ceremonias, oficiando entre chuleta y místico. Le vieron pasear con chandal por allí cerca y al escenario salió de negro kamikaze. Al acabar la tercera canción, saludó en castellano y dijo: «Muchas gracias, buenas noches, Bilbao». El colíder y guitarrista Billy Duffy lució tatuajes, perilla y chapas durante un bolo basado en los éxitos roquistas de sus celebrados LPs 'Electric' (1987) y 'Sonic temple' (1989), y que dejó de lado su último álbum, 'Under the midnight sun' (2022), del que escogieron apenas un par de canciones.

Hubo ambiente hasta ante los primeros en actuar, los Willis Drummond de Iparralde, aún en la gira de su séptimo disco. Luego, el primer bolo en el exterior, cuyo escenario es mucho más grande que el del año pasado, lo dieron Sua, de Maruri, ex Dekot, un cuarteto vizcaíno mixto en euskera que dejó una impresión creciente al pasar del dream pop y el post punk al rock muy Dover y con una versión de Fugazi. Con la cantante mulata de rock and roll clásico Nikki Hill, de Carolina del Norte, vivivimos una decepción por culpa de un sonido saturado, grave y distorsionado de modo premeditado para disimular las carencias técnicas del guitarrista, su marido Matt Hill.

A las nueve y pico gran parte del gentío se trasladó al exterior para catar a los bilbaínos The Daltonics, que divirtieron durante su bolo de 9 temas en 37 minutos de ritmo y blues, rock and roll y pub rock armonicista (genial su adaptación del 'She does it right' de Dr. Feelgood que ellos titulan 'Es lo que hay'). A pesar de quedarse con el personal, cursaron hacia abajo por, otra vez, el mal sonido que impidió siquiera entender las letras de Ron, que retratan desde pakistanís que montan un Kebab hasta señoras de Bilbao que enjoyadas juegan al bingo en 'Viudas de Epalza', entre otras piezas costumbristas como 'Cuñaos', 'Pilates', la playera 'Mójate la tripa' o la escatológica 'A cagar a tu bar', con arreglos muy The Who.

El primer cabeza de cartel de ayer fue el guitarrista teutón Uli Jon Roth, ex Scorpions (1973 - 1978), de 68 años, con 45 años de carrera en solitario. En 2021 sólo dio un concierto, en noviembre, en la Sala BBK, en el ciclo Music Legends del que ha brotado este festival, y resultó uno de los bolos del año: 14 temas en 110 minutos de muro de sonido. La mitad de tiempo estuvo en escena en Miribilla, así que hubo de concentrar la pegada y a priori sería fácil igualar las emociones, pero el sonido echó a perder el encantamiento.

En el segundo tema, el blues 'The sun in my hand', entonado por Uli en vez de por el apuesto cantante y bajista, se le veía incómodo, sin oírse bien. Pero eso sucedía en primera fila, donde las 2.040 personas que habían accedido ya al recinto no cabían. En la grada se oía mejor y se disfrutó más de piezas como la balada 'Don't tell the wind' que evocó a su difunto hermano Zeno, la hippie 'We'll burn the sun' en contacto con la parroquia, la impetuosa 'In trance', y en general el rock guapamente efectista combinando guitarras dobladas, efectos muy Jeff Beck y ambientaciones orquestales que domina Uli. Después salió un guitar hero español de blues-rock, Javier Vargas, al tinglado del exterior, que se quedó corto para la cantidad de gente que deseaba disfrutar de su blues-rock longitudinal al gusto de los oídos americanos.