Muere Mick Rock, el fotógrafo que retrató la música de los 70

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Contra todo pronóstico, Rock se apellidaba realmente así, por mucho que Lou Reed le tomase el pelo diciéndole que en su carné pondría Rockburger o algo parecido. Nacido en Londres, estudió en la Universidad de Cambridge y allí se aficionó de manera más o menos simultánea al hachís, el LSD y la fotografía: con la cámara que le prestó un amigo, empezó a documentar los conciertos de la zona y no tardó en establecer un vínculo con el complicado Syd Barrett, que entonces empezaba a volar fuera de Pink Floyd. A partir de ahí, se produjo una simbiosis entre la fecunda escena británica de los 70, marcada por el glam, y el objetivo siempre atento de Rock: podríamos decir que el fotógrafo tuvo suerte de toparse en su camino con algunos de los iconos más indiscutibles de la historia de la música, pero también es posible verlo justo al revés, porque parte de esa consistencia casi sobrenatural que atribuimos a aquellas estrellas tiene mucho que ver con la forma en que las supo ver Mick Rock, capaz de atrapar lo que él llamaba «un carisma único».

Fueron años en los que fotografió a todo el mundo que pintaba algo en el negocio, pero los grandes protagonistas fueron tres figuras a las que él solía referirse como 'El Trío Terrible' o 'La Profanísima Trinidad'. En primer lugar, estaba David Bowie, que lo convirtió en su retratista oficial. Bowie decía que Rock lo veía como él se veía a sí mismo y Rock decía que Bowie era «una obra de arte en mutación constante». De su colaboración salieron muchísimas fotos memorables: de estudio (por ejemplo, la portada de 'Pin Ups'), de conciertos (es mítica la imagen en la que Bowie parece hacer una felación a su guitarrista Mick Ronson) y también de su vida cotidiana, a la que Rock tenía acceso ilimitado (aquí también hay otra estampa clásica, en la que Bowie y Ronson aparecen con rutilante atuendo glam, comiendo en el vagón restaurante de un tren a Escocia). Además de retratar a Bowie, Mick Rock dirigió para él cuatro videoclips que ocupan un lugar importante en la evolución del medio, incluidos los de 'Space Oddity' y 'Life On Mars'.

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Con Lou Reed, su relación se volvió estrecha rápidamente, hasta el punto de que el músico se lo acabó llevando con él a Nueva York, donde Rock ha residido las últimas cuatro décadas. «Cuando tuve problemas, David y Lou me ayudaron económicamente y compraron mis fotos. Cuando estuve en el hospital para mi cirugía de corazón, las primeras flores que recibí fueron las de Lou y David. No solo fueron verdaderos amigos míos, sino que también fueron mis héroes», explicó el fotógrafo en una entrevista con 'Rolling Stone'. Y, en fin, Iggy Pop era el complemento inevitable a los otros dos, el otro vértice de un brillante trío calavera que, en las fotos de Rock, se deja ver relajado, vicioso y juguetón. Eran cuatro amigos: tres delante de la cámara y uno detrás. Con la muerte del «poeta de la fotografía», como lo describe la nota que ha difundido la noticia, ya solo queda uno de los cuatro.