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Josu Olarte
Sábado, 23 de noviembre 2019, 12:57
En un lapso de su gira continental Mike Scott (Edimburgo 1958) evoca alguna de las tres visitas que, durante la última década, ha encadenado por estos pagos (estuvo también en 2015 en el Mundaka festival) con su banda personal The Waterboys: «Recuerdo el encanto ... especial de pasear por Bilbao, comer pinchos de gamba y huevo y salir a correr por el parque en una brumosa mañana», comenta el cantante. Este compositor, músico y bohemio escocés triunfó a mediados de los 80 facturando épicas canciones folk rock con referencias líricas al mar , los pescadores, la naturaleza, la historia europea o la mitología pagana. Tras un paréntesis en solitario (1995-99), The Waterboys regresaron con fuerza en el nuevo milenio. Su renovación progresiva se ha agudizado en los últimos años rotando hacia el soul autoral en «Modern Blues». Y, no solo eso. También ha ligado su pasado con su presente más explorador en el doble «Out of this blue» (17) abierto incluso a la música oriental (está casado con la artista japonesa Rokudenashiko) o enfatizando aún más su interés por el R&B clásico en la línea de un Paul Weller concienciado o por los modernos patrones rítmicos del hip hop en la novedad que mañana exponen en la sala Santana 27 (20 h 35 €9 «Where the action is».
Scott, que llega incluso a rapear en « Take Me There I Will Follow You», explica la deriva soul de su nuevo trabajo con título explicado en la gema nothern soul de Robert Parker's, «Let's Go Baby, Where the Action Is» (1968): «Escribí algunos versos a partir de su estribillo, me gustaba el nothern soul y su moda en los setenta y lo sigo amando ahora. Creo que no hemos hecho nada de folk rock en los tres últimios discos en los que hemos probado otras cosas. Además de soul me gustan los grooves y los sonidos del hip hop, su uso del ritmo y la rima y la forma de construirlo. Esas son nuestras principales influencias ahora, pero también me sigo amando el rock and roll».
En todo caso, por mucho que amplie su paleta sonora, Scott considera que su últimos discos se siguen ajustando a lo que definió en sus inicios como «Big Music» en su sencillo homónimo del 84. «Me lo inventé para describir el tipo de canciones que hacíamos rítmicas que hacíamos con guitarras y cuerdas. Todo partió de la idea de tener un sonido propio. Después, las cosas evolucionaron con más instrumentación. La música ha podido cambiar pero sigo pensando que debe ser grande y profunda, capaz de trascender y sugerir la inmensidad del mar, de la luna y la naturaleza en general. Hay muchas conexiones en nuestras canciones con el agua u los pescadores porque creo que la música fluye como propio mar».
Scott vuelve a mostrar asimismo en su nuevo álbum su tradicional interés por la literatura británica que en el pasado inspiró clásicos como «Stolen Child» a su disco de tributo a Yeats de 2011. En su novedad inspirándose en el poeta escpces de s XVIII Robert Burns en «Then She Made the Lasses-O» o «en la larga y lirica coda final «The Piper at the gates of down», sin relación con el debut homónimo de Pink Floyd ni con la canción que con el mismo título incluyó en The Healing Game». «Es un recitado del capítulo con ese nombre de la obra del escritor escocés Kenneth Grahame «El viento en los sauces» (The wind in the willows 1908). Pink Floyd lo usaron para dar título a su disco y Van Morrison tomó líneas enteras para la letra de su canción sin acreditar al autor, lo que estoy en desacuerdo musicalmente no tiene nada que ver con ninguno de los dos», explica el músico que , no por casualidad, estudio filosofía y literatura en la Universidad de Edimburgo al mismo tiempo que acercaba al punk con su primera banda Another Pretty Face a finales de los 70. Fue pro entonces cuando puedo conocer en Londres a Mick Jones , de The Clash, tal y como evoca en su nueva canción «London Mick» Y tembién está en su secuela «Ladbroke Grove Symphony», referida al barrio londinense en el que nacieron The Clash y en el Scott vivió en los primeros 80. «Me matriculé en la universidad pero nunca estudie nada, todo lo que hacía era tocar ,ver grupos y a aprender y escribir de música que era lo que me gustaba , por eso dejé la universidad para convertirme en un músico a tiempo completo Pero siempre me han interesado cosas muy diversas. También la historia antigua, el esoterismo, la mitología... me interesé mas por el punk cuando me fui a Londres».
Como viene siendo norma en toda su andadura Mike Scott ha vuelta a cambiar la alineación de su banda convertida ya casi en su alter ego. «The Waterboys son mi grupo y compongo los temas con mi visión, pero no es mi alter ego ni nada parecido. Todo el mundo aporta ideas y tiene su protagonismo en directo. Siempre querido tener una banda cambiante para mantener fresco y renovado el sonido, Pero a pesar de todo creo que hay una identidad que está por encima de los componentes», argumenta el músico a propósito de la formación actual de su banda reconvertida en septeto con una sola guitarra (la del propio Scott) el característico violín de su veterano escudero Steve Wickham y incorporaciones de las cantantes del soul Zeenie Summers y Jess Kavanagh que participaron en la grabación de su último disco y que Mike incorporó a la formación en vivo para enfatizar la pulsión musical negra de los conciertos en los que los Waterboys combinando una selección de temas de sus tres últimos discos marcados por su interés por la música negra de ayer y hoy y clásicos de épica folk rock como «A Pagan Place», «The Whole Of The Moon», «Fisherman's Blues»; clásicos que sus veteranos seguidores de los ochenta siguen celebrando y que se han perpetuado versioneados por un variado elenco de artistas y grupos que incluye a Rod Stewart, Prince Tom Jones, The War on Drugs, Ellie Golding o Fiona Apple.
«Presto atención al pop actual y aprecio la influencia de los Waterboys en gente de ahora como War On Drugs, Dawes, The Killers o Fiona Apple, en general ser versioneado y aprecio todas las adaptaciones pero mis preferidas son las que Dawes e Iona Marshall hicieron de Fisherman Blues y la de Boys of a New Age de Whole of the Monn», valora Scott que, como escocés residente en Dublín desde hace una década y músico con gran proyección europea confiesa sobre sus recelos hacia el Brexit. «Es un desastre estúpido, un gran error, que espero nunca suceda», sentencia el músico que ya confesó en su visita previa tener sentimientos mezclados al sentirse escocés de pura cepa y británico al mismo tiempo: «Son sentimiento mezclados. Tenemos afinidades con los irlandeses por ser pueblos algo primitivos y, en nuestro caso, diría que hasta salvajes. Soy un escocés orgulloso, pero conozco Inglaterra tanto, que ser británico no me da problemas. Me gusta imaginar una supuesta Escocia independiente, pero también me siento cómodo con la idea de un Reino Unido. No necesitamos separarnos para asentar nuestra identidad. En cuanto hablamos con nuestro marcado acento, la gente se da cuenta de que no somos los típicos ingleses. Pero fuera de tu tierra, te acabas sintiendo británico. A los vascos les puede pasar algo parecido, ¿no?».
Domingo 24 Sala Santana 27. Horario: 20.00 h. Precio: 30/35 €
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