No dejaron de mirarse a los ojos este viernes durante su concierto en el lleno y excitado pabellón de Mendizorroza el extrovertido pianista dominicano Michel Camilo y el tímido hasta decir basta guitarrista andaluz Tomatito. No pararon de mirarse para avisarse, inspirarse, espolearse e incluso ... retarse. Se miraron más entre ellos que a las teclas o al mástil de sus instrumentos. Y las miradas echaron fuego en 'Spain', cuando las pantallas de vídeo gigantes no podían plasmar el movimiento velocísimo de las manos de Camilo, un artista de pitón a rabo.
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El del viernes fue un esperado espectáculo de 12 temas en 76 minutos, con dos bises solicitadísimos. Se acabó y el público deseaba compartir la experiencia vivida con sus cercanos: «me ha encantado», «ha sido demasiado corto», «sí, yo hubiera aguantado una hora más al menos»... Y una leve crítica se oyó unas decenas de metros más allá de la salida: «es que Michel Camilo no le ha dejado destacar. No les gusta que los otros destaquen. Ya verás el sábado cómo Chucho Valdés hace lo mismo». Pues disentimos: estuvieron bien sonorizados y equilibrados la guitarra y el piano (que es un instrumento más sonoro, y encima a Camilo le gusta tocarlo vigorosamente), y el dominicano cedió numerosos momentos solistas o introductorios al español, a veces llegando a cruzar las piernas para contemplarle y disfrutar.
Eso sí, el caribeño llevó la voz cantante en las presentaciones, y el tímido mediterráneo, lacónico a machamartillo, sólo dijo «Michel Camilo» en dos momentos. En ese aspecto no es que el uno no le permita destacar, es que el otro se esconde... Por eso el dominicano presentó no pocas canciones (llegando a hablar en el nombre del otro: «a Tomatito le gustaba mucho esa melodía»), sin parecer pedante ni presuntuoso informó de que tenía tres conciertos compuestos para piano y orquesta, y contó que están de gira con «el cuarto volumen» de la saga 'Spain': «El primero se llamó 'Spain' (2000), el segundo 'Spain Again' (2006), el tercero 'Spain forever' (2016), y aquí estamos con este que hemos llamado 'Spain forever again' (abril de 2024). En él hay música como 'Alfonsina y el mar' que vamos a tocar ahora, y un amplio repertorio con piezas de Pat Metheny, Miles Davis, una mía, una de Chucho Valdés...».
Tomatito, de negro y con melena gitana, y Camilo con una sobria camisa azulada que acabó sudada con dos grandes manchas sobre los pulmones, se miraban a los ojos, cara a cara empero la distancia que les separaba en el enorme y desnudo escenario. Tuvieron levísimas interrupciones para afinar y algunas para decidir sobre la marcha el repertorio, poniéndose en pie el dominicano para abandonar su piano de gran cola y acercarse al tocaor.
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La megafonía los había descrito como «titanes del jazz y del flamenco», y comenzaron fuerte con el misterio de 'Libertango'. La anunciada 'Alfonsina y el mar' tuvo momentos románticos pianísticos, el dúo descansó con baladas intercaladas ('Antonia' de Pat Metheny, que «la eligió Tomatito» explicó Camilo, la reflexiva 'Remenbrances' del propio Camilo), por el contrario se lució en arrebatos de ultrapasión e hípertecnica ('Mambo influenciado', de Chucho Valdés, muy rumbero, 'Spain', percusivo y veloz), y entre otros españolismos les quedó un poco mejor el 'Concierto de Aranjuez', por sentimental, que 'La leyenda del tiempo' de Camarón, comenzada en plan spaghetti, un poco ralentizada hasta parecer 'La tarara', y ovacionada en los momentos álgidos por un público muy enchufado al dúo, un público que tampoco dejó de mirar a las caras de los dos artistas.
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