![La leyenda incombustible](https://s3.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/202104/22/media/cortadas/leyenda-incombustible-kbME-U140129831045uTG-1248x770@El%20Correo.jpg)
La leyenda incombustible
Héroes del Silencio ·
Un libro, un documental y una antología musical reviven a la mítica banda en el 25 aniversario de su separaciónSecciones
Servicios
Destacamos
Edición
Héroes del Silencio ·
Un libro, un documental y una antología musical reviven a la mítica banda en el 25 aniversario de su separaciónjosu olarte
Jueves, 22 de abril 2021, 00:58
Héroes de Silencio son un caso único en el rock español por su popularidad incombustible y su persistencia como fenómeno musical. Lo afirma y lo atestigua el escritor y guionista Antonio Cardiel (Zaragoza, 1962) en la exhaustiva biografía 'Héroes de leyenda' (Penguin-Plaza y Janés), ... que acaba de ver la luz al cumplirse 25 años de su abrupta ruptura en aquella tortuosa última gira americana con la que optaron por volver a empezar de cero cuando ya eran enormes en Europa. Ha pasado ya un cuarto de siglo, pero su seguimiento en internet, ventas, coleccionismo furibundo y clamor por su retorno no ha cesado.
El volumen, que se postula definitivo al ser su autor el hermano del bajista Joaquin Cardiel, condensa en 512 páginas testimonios de sus miembros obtenidos durante tres años en decenas de horas de entrevistas, fuentes documentales inéditas, diarios personales y experiencias vividas en primera persona por su condición de persona del círculo íntimo de la banda. Cardiel ha moldeado una biografía intimista, precisa, confesional e ilustrada con fotografías inéditas. «Me he beneficiado de su tendencia al acopio de documentos en carpetas fechadas. Es la historia de una banda mítica narrada desde dentro. Cuenta la experiencia de quien compartió infinidad de momentos privados e interioridades de todo tipo. Hacía falta un libro que les hiciera justicia», sostiene.
Es consciente de que su biografía llega un tanto lastrada por la ausencia de las confesiones del chamán de la banda, Enrique Bunbury, quien, pese a haberse comprometido en un principio, declinó finalmente participar en la obra. «Llegué a pensar en abandonar el proyecto porque para mí era una premisa contar con todos, pero me convencieron. Enrique me dio el sí por una buena relación que siempre tuvimos, pero, tras muchas conversaciones por correo electrónico, se descabalgó argumentado que estaba cansado de mirar atrás. Evocar a Héroes le resulta muy cansino, lo que se entiende viendo la brillante carrera que ha llevado».
Paralelamente a su biografía, Netflix estrena mañana el documental 'Héroes: silencio y rock & roll', en el que sí se ha involucrado Bunbury. No en vano lo ha dirigido Alexis Morante, cómplice habitual del cantante al que ha dirigido en videoclips y realizador de reputados documentales musicales como 'Sanz: lo que fui es lo que soy' (Grammy Latino) y el nominado a los Goya 'Camarón: flamenco y revolución'. «No lo he visto, pero me consta que Bunbury lo hizo en una sola sesión. Creo que le resultaría más llevadero y menos invasivo que las cinco largas sesiones de interrogatorios vía Skype que le había pedido», le disculpa Cardiel.
Como complemento, Warner lanza el 30 de abril su correspondiente banda sonora homónima a modo de antología, que apenas añadirá nada nuevo al legado de una banda que ha terminado por vender más de siete millones de discos tras ser exprimida a fondo por su disquera EMI a base de álbumes en directo, recopilaciones de éxitos, rarezas y demandadas reediciones en vinilo de sus cuatro álbumes de estudio.
Arrogantes, con carácter irreductible y un carisma indudable, los siempre intensos Héroes nunca fueron banda de medias tintas. Ya desde sus inicios despertaron tantas pasiones acérrimas como odios viscerales. Algo que quizás no ha cambiado. «Siguen siendo como una religión en muchos países. Su club de fans oficial del 94 sigue muy activo», apunta Cardiel. Sus detractores les censuraban sus ínfulas de estrellas desde que comenzaran a dar forma al pulcro pop oscuro línea The Cure de sus inicios. Sobre todo Enrique Bunbury, con su postureo y su voz ampulosa, como admirador confeso de Bowie y Jim Morrison. Y luego estaba la cuestión de las declaraciones petulantes y la pretenciosidad de sus letras crípticas, con saqueos no siempre reconocidos a poetas románticos (Rimbaud, Blake, Shelley... ), amén de su «exagerada voluntad literaria» bajo el influjo confeso de Cohen, Cioran, Nietzsche y Sartre. «Ya sabes, los grandes humoristas de la historia», reconocío con sorna el cantante en una ocasión.
«En su primera entrevista ya decían sin cortarse que se había juntado lo mejor de la escena. Ese ego y arrogancia con menos de 20 años no gustaba entre la gente que llevaba años en la movida de Zaragoza», rememora Cardiel. «Llevaban apenas un año pero tenían convicción y se comportaban ante mi mujer y yo como si estuvieran tocando en un estadio. Tenían gran aplomo y ambición. Metían muchas horas ensayando y lograron dar forma a un rock con un sello muy personal, musicalmente más intenso y complejo, pero original y reconocible al segundo por la voz y letras alejadas de la intrascendencia de la época». Además del carisma y la gran voz de Enrique, «ya se veían la individualidad como buenos instrumentistas de Juan (Valdivia) con sus arpegios, de mi hermano y de Pedro (Andreu, batería), que también aportaba mucho en el plano rítmico».
Buena parte de la crítica les catalogó como una banda mercadotécnica de niñatos con su debut, 'El mar no cesa' (87). Con el público de su lado fueron subrayando su estelar gen rockero, que cristalizó en su álbum de consagración, 'Senderos de traición' (90). Con ese reciclaje existencial del afterpunk británico filogótico con fondo de rock clásico, se masificaron y se lanzaron a la conquista de Europa. Empezaron tocando «en cuchitriles para cuatro gatos», pero acabaron triunfando en Alemania (donde vendieron medio millón y actuaron ante 100.000 almas en el Rock am Ring) y luego en Francia, Bélgica, Suiza, Italia… En Reino Unido lo intentaron «pero fue imposible».
Vivieron en la carretera encadenando centenares de conciertos atenuando sus tintes oscuros para derivar a hard rock de estadio con 'El Espíritu del Vino' (93) y su último cancionero en doce años de andadura, 'Avalancha' (95). Para entonces ya era un mamotreto empresarial «muy difícil de gobernar» al que llamaban 'El Buque'. «En esa deriva arranca el enfrentamiento de criterios musicales y el choque de egos entre Juan y Enrique, que no tenía ese veneno que te entra con las grandes giras. Le habían gustado Guns N' Roses, pero le tiraba para atrás la idea de extremar toda esa parafernalia rockera en el escenario. Mi hermano y Pedro trataban de mediar, pero el grupo empezó ahí a quebrarse pese a que aún compartían buenos momentos».
Pese que la convivencia ya estaba deteriorada, se lanzan a la quimera del mercado americano. «Actuaban igual ante 20 que ante 20.000; les daba igual. Siempre exploraron mercados que parecían imposibles. Con el tiempo lo hubieran logrado en América, donde ya había 30 millones de hispanos».
No lo tuvieron. Bunbury encuentra tiempo para gestionar por su cuenta un contrato con EMI y grabar su debut de rock electrónico, 'Radical Sonora' (97). Con casi un centenar de fechas y cuatro discos pendientes por contrato, la cosa estalló cuando Enrique trato de imponer para continuar un pliego de condiciones «inaceptable por el resto» que precipitó la separación anunciada en su día como temporal.
Cardiel arranca su biografía por el final. Recordando el histórico último concierto de Héroes en Valencia, el 27 de octubre de 2007; se habían reunido una década después de su divorcio para despedirse de su público a lo grande con una gira que reunió a cerca de 450.000 almas en diez citas. «Tenían esa cuenta pendiente. Guardan un gran recuerdo de aquella gira final que superó todas las expectativas». Una gira con la que acabó la banda y comenzó la leyenda.
Las especulaciones sobre su posible retorno nunca han cesado pese a los manifiestos recelos de Bunbury y del guitarrista Juan Valdivia. El coautor con Bunbury de la mayoría de las canciones, que en rara política igualitaria firmaban los cuatro, sigue impedido para tocar la guitarra. La cambió hace más de un década por el piano, debido a las secuelas de una extraña afección en una mano. Una dolencia (distonía focal) que durante la última etapa del grupo le causó un sufrimiento adicional al sentirse «incomprendido y poco apoyado» por sus compañeros, revela Cardiel. Si aquella provechosa resurrección pudiera tener una secuela es un «complejo asunto» en el que Cardiel prefiere no entrar. «Lo que me encantaría es un nuevo disco de estudio. Creo que rompería los esquemas del mercado musical español» , concluye.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Noticias recomendadas
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.