Alberto Moyano
Viernes, 16 de febrero 2024, 19:58
Las cuatro txalapartas y los siete bailarines, que también se encargan de tocar este instrumento y de las partes vocales, que Kukai pondrá sobre el escenario en su nuevo espectáculo suponen «un paso más allá, pero coherente» con la trayectoria de la compañía guipuzcoana. Así ... lo explica su director, Jon Maya, que estrenó 'Txalaparta' hace dos semanas en el Victoria Eugenia donostiarra y hoy recala en el Arriaga (19.30 horas).
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Al igual que en algunos de sus últimos y más exitosos montajes, el que ahora nos ocupa es el resultado de la colaboración de Kukai con alguien ajeno a la compañía. Se trata en este caso del bailarín Jesús Rubio Gamo (Madrid, 1982), «un coreógrafo independiente, ya consagrado, pero con esa dosis de emergencia interesante», que ya ha firmado dos trabajos de grupo: 'Gran bolero', que se pudo ver en Donostia, y 'Acciones sencillas'. «Ésta es la primera vez que crea una pieza completa fuera de su compañía y que entra dentro de una estructura ya en funcionamiento, como es Kukai».
Alain Maya, Arantza Iglesias, Ibon Huarte, Izar Aizpuru, Izaro Urrestarazu, Nerea Vesga y Urko Mitxelena son los siete intérpretes que ponen en escena 'Txalaparta', sobre una composición musical a cargo de Aitor Etxebarria. David Bernués ha realizado el diseño de iluminación, mientras que Leire Santillán firma el vestuario. «Vamos a ver a los siete intépretes bailar y trabajar como músicos, así como con la voz» en la parte vocal de la obra.
Jon Maya (Rentería, 1977) sitúa el nuevo montaje «en la línea de trabajo que emprendimos hace ya unos cuantos años, basada en invitar a coreógrafos externos con otra visión del arte y la danza, para realizar una labor de creación». La adopción de esta fórmula ha permitido a la compañía guipuzcoana alumbrar espectáculos «muy especiales» como 'Gelajauziak' -con Cesc Gelabert-, 'Oskara' -con Marcos Morau- o 'Erritu' -con Sharon Fridman-. «'Txalaparta' es la continuación» de esta estrategia.
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Maya intuyó primero y constató después que la incorporación de la txalaparta a otro espectáculo de danza «era algo que tanto Jesús como yo teníamos en mente». Cerca de un año de trabajo conjunto se traduce en este espectáculo de una hora. A la hora de definir el montaje, se remite a las palabras del txalapartari Juan Mari Beltran: «Son dos cosas. Por un lado, el propio instrumento y por otro, la forma de interpretarlo. Nosotros hemos tirado por este concepto de crear algo en alternancia, en conjunto, que la coreografía sea de los dos y al mismo tiempo, de ninguno», de acuerdo con el esquema de la interpretación del propio instrumento. «Jesús no podría hacer este espectáculo sin Kukai y Kukai tampoco podría sin Jesús», señala Maya.
Jon Maya considera conveniente que en este tipo de colaboraciones externas «los creadores beban de las mismas fuentes que nosotros». En el caso de Jesús Rubio Gamo, incluyó visitas a museos como Chillida Leku, San Telmo o el Guggenheim, y la asistencia a espectáculos de danza, tanto tradicional como contemporánea. «Es muy importante que se empape de ese mismo universo en el que estamos nosotros metidos». Un laboratorio de creación que reunió al coreógrafo madrileño con los siete intérpretes sirvió como fase previa al proceso de creación, que no arrancó hasta hace un año y se dividió en cuatro fases.
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