Duncan Dhu (San Sebastián, 1984) dieron sus primeros pasos en el ámbito del neorockabilly, pero con sus canciones bien trenzadas que incluso picaban en el swing lograron romper todo tipo de mercados y de públicos. Su esencia genuina se contiene en su primer mini LP, ' ... Por tierras escocesas' (GASA, 1985), ahora reeditado con todas las canciones de esa época ilusionante e inocente, rescatando también grabaciones de un directo radiofónico y dos maquetas. El cofrecito lanzado este mes de junio por Warner, multinacional que en su día absorbió el sello independiente madrileño GASA (Grabaciones Accidentales Sociedad Anónima, el sello independiente del grupo Esclarecidos), contiene todas esas joyitas que no han perdido vigencia y se refuerza la iniciativa con un libreto evocador.
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El baterista de entonces, Juan Ramón Viles (San Sebastián, 1966), hoy concejal del PNV en el ayuntamiento donostiarra, nos habla por teléfono de esos años (1984-1989, los de los tres primeros discos) que forjaron su personalidad y le distanciaron de sus amigos, del concepto del grupo, del éxito, de sus desilusiones con la música, de su entrada en política y de las carreras actuales de sus excompañeros.
- ¿Cuándo salió este mini-LP en 1985 pensabais que el grupo Duncan Dhu iba a ser algo pasajero?
- Creo que teníamos la sensación de que no iba a ser pasajero porque ya veníamos de otros proyectos y ese disco parecía la culminación de nuestros caminos. De alguna manera cerrábamos el concepto de esas historias que nos precedían. Pero lo que nadie pensaba era que Duncan Dhu iba a tener una trayectoria artística tan larga y un éxito comercial tan grande. Aunque ya veíamos que no iba a ser cosa de un año, vaya.
- ¿Recuerdas cómo fichasteis por GASA?
- Es inolvidable. Organizamos un viaje a Madrid para buscar compañías. Al final yo no pude ir porque coincidió con el examen de ingreso en la facultad de Bellas Artes en Leioa, pero Diego y Mikel viajaron con un listado de direcciones de grandes compañías que habíamos sacado del listín (de teléfonos). Fueron con varias cintas, llamaban las puertas de CBS y de casas típicas como esa, y se presentaban diciendo 'somos un grupo de San Sebastián y queremos que alguien oiga nuestra maqueta'. Les respondían 'ah, muy bien, dejadla aquí', y ellos, 'no, no, que la oiga alguien, que no tenemos cintas para todos'. Era todo así de naíf y de juvenil.
- Ja, ja…
Diego y Mikel llamaron a varias puertas y los únicos que les hicieron caso en primera instancia fueron los de discos Twins, que acababan de tener el bombazo de los Hombres G, y los de DRO, que era el único sello independiente que disponía de un local, de una oficina, y alrededor tenía a Tres Cipreses y a GASA, que funcionaban como 'cofoundings', que diríamos ahora, pero que carecían de un local físico. Aquí les atendió Servando Carballar (líder del grupo tecno Aviador DRO y fundador de la compañía independiente D.R.O., o sea Discos Radioactivos Organizados). Al de dos semanas o así viajé yo solo a Madrid, por un tema familiar, y Servando, que ya había oído la maqueta, nos dijo que DRO estaba interesado en que grabáramos dos canciones para un disco doble recopilatorio de grupos nuevos que se llamó 'La única alternativa', y que los de GASA estaban interesados en sacar un disco con un contrato para nosotros solos. Y ese fue el recorrido.
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- Recuerdo que cuando salió el miniLP algunos señalaban que Duncan Dhu era un grupo dirigido a las chicas, al fenómeno fan, porque el libreto llevaba mogollón de fotos.
- Ja, ja, ja… Bueno… Nuestra intención era ir al LP y entre lo que más me gusta de esta reedición es que se recupera todo el material grabado en esa época. De hecho, grabamos nueve temas en las mismas sesiones, lo que ocurre que uno se usó como cara B de un single y dos más se incluyeron en el doble LP 'La única alternativa' de DRO. Pero la grabación de 'Por tierras escocesas' como tal fueron las nueve canciones que salen tal cual en la reedición.
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- Ajá.
- Y luego, todo el desarrollo de la grabación, la creación y lo de las fotos fue cosa nuestra, ¿no? Para bien y para mal, ¿eh? Hay aciertos y desaciertos, pero en primer lugar tuvimos la suerte de que el productor se puso enfermo (Paco Trinidad, no le cita Juanra porque acabaron mal con él). Teníamos tres días de grabación más uno o dos o así de mezclas. Al ponerse enfermo, como no teníamos margen para volver a viajar después, lo grabamos nosotros con el técnico de sonido. Y resultó fenomenal, porque lo previsto era grabar cada uno de nosotros en solitario, pero éramos incapaces de seguir una claqueta. Con buen criterio, la claqueta la seguía el técnico y nos dirigía manualmente en un 4 x 4 mientras tocábamos los tres a la vez mirándole a él. Esta es una de las razones por las que el disco suena tan compacto, porque tocamos los tres a la vez.
- Y así librasteis la papeleta.
- Y en cuanto a la carpeta, nosotros no queríamos hacer revival y nos ceñimos mucho a lo que nos gustaba, pretendiendo que se viera la estética del grupo. De ahí lo de las fotos. Es verdad que tiene muchísimas fotos. Yo creo que tiene más fotos que canciones, pero todo entraba dentro de un concepto, que era lo que nos preocupaba. A Mikel le he oído decir que si fuera por él, Diego y yo, todavía estaríamos teorizando y no habríamos grabado ni el primer disco. Y es verdad. Buscábamos un concepto musical, estético e incluso de temática, que era la escocesa, la cual pudo llegar a ser excesiva porque a veces parecía forzada. Pero todo tenía su porqué y entonces no estábamos en la época de los listados de Spotify, sino en la de los discos con concepto. Y ese fue el concepto que mejor podíamos ofrecer nosotros.
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- Hablemos sobre los extras de la reedición en CD. ¿Qué habéis rascado de esa época? ¿Maquetas?
- Lo que te decía antes: lo mejor es que tenemos en un mismo CD todas esas canciones pensadas para ser un LP, y con el sonido tratado, pues lo he estado escuchando con auriculares y, jo, suena muy bien. Lo importantes es que esa grabación de febrero del 85 se puede oír entera, y aparte tiene tres maquetas clave para entender la construcción de todo ese LP, de esas nueve canciones. Son la maqueta desvelada antes del primer concierto en directo en el bar Txirristra, y dos más: una con la que Diego y Mikel van a Madrid, y otra grabada por que desde Madrid nos dijeron que lo que habían oído estaba muy bien pero que necesitaban más canciones, y por eso se graba. Esta reedición muestra el desarrollo completo de 'Por tierras escocesas'.
- Soy taurino, pero me chocaba en su época y ahora también la canción 'Tarde de fiesta', que iba en el MiniLP. ¿Es antitaurina, descriptiva…? ¿Qué es?
- Ja, ja… Es muy curioso. La canción es de Nicolás Picaza, el guitarrista de Los Dalton, un trío donde estuvimos Diego y yo también. Esta canción cada vez me gusta más y a mí también me gustan los toros, nadie es perfecto. Y me gusta porque hay quien la ha definido como la descripción de una corrida por parte de un extranjero sentado en un tendido. Es una mirada abstraída a lo que es la fiesta de los toros. De alguien extraño en ese contexto. No seguíamos ninguna moda al hacerla, y es como si trajéramos a un inglés y él, con unos ojos digamos limpios, contara el desarrollo de la corrida con esa sensación final desagradable, que también la tiene.
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- Eso, los Duncan Dhu proveníais de dos grupos: Los Dalton y los Aristogatos, ¿no? ¿O dlguno más?
- Mikel estuvo en los Aristogatos y luego formó otro grupo, llamado Decathlon o algo así, como la tienda, donde querían hacer una especie de rock progresivo. Pero él se desenganchó. Manejaba la idea de formar una nueva banda, pero estaba como varado en la arena. Y en Semana Santa del 84 Los Dalton nos quedamos sin cantante y teníamos un bolo para dar en (el colegio de) Los Marianistas. Le comentamos a él, ensayó con nosotros y por eso entró en el mundo de Los Dalton y entonces conoció y echó el ojo a Diego. Luego sucedió todo muy rápido. Esa misma primavera empezaron a ajustarse los dos y Mikel le hizo a Diego partícipe del proyecto que quería montar. Al principio sin batería: dos guitarras y un bajo, un poco en la onda del disco 'Sun Collection' de Elvis Presley con Bill Black y Scotty Moore. Esa era un poquito la idea. Pero luego decidieron meter un batería y a la vuelta de ese verano, que Diego y yo fuimos a Inglaterra a perfeccionar el inglés, lo típico que te mandan cuando eres chaval, pues todavía estábamos acabando COU, me dijeron para entrar en la banda. Era agosto del 84. Y a partir de entonces se siguió con batería y con escobillas.
- Eso te quería preguntar: ¿por qué con escobillas?
- Pues un poco por lo mismo. Principalmente este era un grupo de concepto, como casi todos los de la época. Yo nunca me he visto a mí mismo como un músico, pero desde siempre, desde chaval, desde la primera vez que oí en mi casa el 'London Calling' (de los Clash) a los 14 años, que me lo compré en Discos Ugarte y creo que salió aquí en el año 80 pero en Inglaterra en diciembre del 79, tuve claro que quería tocar en una banda de rock and roll. Clarísimo. No quería ser músico, quería tocar en una banda de rock and roll. Ese era el concepto que manejaba yo y creo que los demás también. Por eso lo importante no eran tus habilidades técnicas o no, sino participar en una forma de ver o de idea que se quería desarrollar. En ese sentido, ellos tenían muy claro ese sonido diríamos 'vintage' en una época en la que empezaban los sintetizadores. Y a mí las escobillas me han gustado siempre. De hecho te digo hoy que me gusta más el tacto de la escobilla que el de la baqueta. Y se adaptaban muy bien a esa idea.
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- ¿Sigues tocando la batería de vez en cuando?
- Sí, sí, sí, sí. De hecho, cuando mejor he tocado la batería ha sido a posteriori. Seguí estudiándola, o sea recibiendo clases, etc., etc. Cogí más nivel, pero ya no estaba en los Duncan, porque ya eran los 90. Y he seguido tocando, pero de manera irregular: un año no toco, otro toco muchos días, hay meses que no toco… Lo hago por diversión. Para desconectar, y así he progresado.
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- Y después de 'Por tierras escocesas' salió el LP 'Canciones' (GASA, 1985; más de 175.000 copias vendidas), con el single 'Cien gaviotas', y explotó todo. Supongo que ni os lo creeríais, que superaría todas las previsiones.
- Sí, superó todas las previsiones, pero también tiene su parte desconocida que ya la vamos revelando. Duncan Dhu probablemente va a pasar a la historia por una canción, por 'Cien gaviotas', pero tiene muchas otras, ¿eh? Del LP 'Canciones' salieron cuatro singles y el primero fue 'Cien gaviotas', que pasó sin pena ni gloria. Sí, sí… Mucha gente no lo sabe. No fue número 1 ni nada. El segundo single fue 'No puedo evitar pensar en ti', una balada muy del tipo 'Fin de amor' del 'Por tierras escocesas', y esta sí pega el pelotazo. Sobre todo porque engancha al público femenino. Y luego salieron creo que 'Jardín de rosas' y 'Esos ojos negros', y en el medio se recuperó el 'Cien gaviotas'. Se conoció a posteriori, gracias al boca a boca.
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- ¿Quizá porque fichasteis con Warner?
- No, no, no… Nunca fichamos por Warner. Firmamos por GASA y esta después fue absorbida por Warner. Duncan Dhu nunca ha cambiado de casa de discos. Fue fiel. Otra cosa importante es esta, que tiene un valor que no se nos ha reconocido. Nosotros hicimos varias cosas que van en contra del manual 'conviértete en una estrella del rock and roll'. La primera es que cuando firmamos el primer contrato por GASA con el 'Por tierras escocesas' había un rappel de ventas: a partir de 1500 copias ellos recuperaban el dinero y tú empezabas a cobrar royalties. Y el tanto por ciento se iba incrementando con las ventas, hasta un tope: los 4.000. Y sobre más de 4.000 discos no ponía nada y recuerdo que lo comenté a Alfonso Pérez, que creo que él lo ha contado en algún sitio: '¿y si vendemos más de 4.000?'. Y se reía: '¡Ponemos lo que queráis!'. 'Pues pon tanto', y lo pusieron. Y cuando empezamos a ser éxito nos pidieron por favor a ver si lo podíamos cambiar y lo cambiamos, lo cual no fue nuestra mejor decisión económica.
- Claro. ¿Y alguna otra maniobra comercial inusual en vuestra carrera?
- El segundo gran hito es que cuando sale 'Canciones' y nos convertimos en disco de oro, y luego en platino, y luego en doble platino, nos llamaron todas las multinacionales. Todas las 'majors'. Pero no nos quisimos cambiar. Nos quedamos en la compañía original porque nos habían apoyado siempre. Por eso no nos quisimos cambiar. Hay otros autores, otros artistas, que tienen una aureola de más autenticidad y tal, y que sí dieron el salto.
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- ¡Loquillo!
- Y otros a los que admirábamos mucho, que estaban en Tres Cipreses, por ejemplo.
- ¡Gabinete Caligari!
- Por ejemplo. Y pasaron a las multinacionales. Con toda la lógica y probablemente con toda la legitimidad si querían ir a mejor.
- Por supuesto.
- Sin embargo, nosotros nunca lo vimos así, de un modo tan profesional. En nuestro caso era todo más naíf, y nos quedamos. Nunca cambiamos de compañía.
- ¿Por qué dejaste Duncan Dhu? No fue en condiciones amistosas entre vosotros.
- Bueno, las controversias comenzaron sobre todo en la grabación del tercer disco, 'El grito del tiempo' (GASA, 1987; 400.000 copias, fueron el grupo español más vendedor de ese año). Viéndolo ahora con distancia, te das cuenta de que en cada uno de los discos que íbamos grabando íbamos perdiendo autonomía artística. Y desde luego, sonora. Cada vez nos hacían sonar más para otro tipo de historia. De hecho, empezamos siendo un grupo de rock and roll acústico, rockabilly o lo que fuera, y en 'El grito del tiempo' acabamos siendo un grupo de pop, con sonido ochentero a morir. Ese ir a peor nos fue generando bastantes conflictos.
- Ya.
- Y luego el principal problema fue la grabación, donde se incluyeron canciones que nosotros no queríamos tocar. 'Jardín de rosas' había sido un éxito (en su segundo LP, 'Canciones') y a nosotros siempre nos había gustado hacer versiones, como se ve en las maquetas, ¡pero versiones de las que participábamos nosotros, que nos gustaban! Y en este disco querían repetir la fórmula: 'Vamos a coger una versión y a hacer un hit con ella'. Y nosotros no queríamos, porque en ese momento ni hacíamos versiones ni nos apetecía. Y el productor (Paco Trinidad, sigue sin citarle Juanra) nos impuso una canción de Los Platters ('Twilight Time', retitulada en su caso 'Al caer la noche'), que es un grupo que no está en nuestra iconografía ni en nuestra banda sonora. Era todo muy forzado.
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- Imagino...
- Además no nos dejaron grabar los instrumentos y trajeron a músicos que nos imitaban, que tocaban lo nuestro de un modo más técnico, más rápido. Y lo grabaron en dos días. Puf… En las voces no está Diego, sino que son coristas haciendo de él. Era todo un disparate. Se creó un deterioro y una mayor inseguridad como músicos también. Siempre estábamos cuestionados, se decía que no sabíamos tocar, cuando lo que realmente importaba era el concepto. Yo lo sigo pensando así. Muchas de esas canciones eran muy buenas y sobreviven en algunos casos a unas pésimas producciones. Y esos conflictos se fueron agravando y acabaron con mi salida del grupo. Seguí en la gira de 'El grito del tiempo', pero en el año 90 yo ya no estoy. En 'Autobiografía' (1989), yo ya no estoy en la grabación, aunque sí estaba en la época en que se gestó.
- Juanra, ¿después de Duncan Dhu estuviste tocando en algún grupo más?
- Sí. Luego tuve un grupo con Emilio Zacal, un primo mío, y grabamos bajo el nombre de Emirra un disco titulado 'Agua y barro'. Lo grabamos con Sony Music y tuvimos mala suerte con una cosa que ocurre muy a menudo en la industria musical: a nosotros nos fichó un director artístico, un A&R, y el disco se retrasó por una serie de razones y cuando salió el A&R había cambiado de compañía. Nos quedamos en tierra de nadie, porque si funcionaba el disco no podría ser mérito del nuevo A&R y, si no funcionaba, pues tampoco pasaba nada. Estas cosas tan chungas que nos suceden a veces a los músicos y que la gente que no se ha dedicado a ésto no entiende.
- Ya.
- Además teníamos un contrato de tres años y nunca nos dieron la carta de libertad, que es otra cosa que suele ocurrir: el primer disco no cumple las expectativas de la compañía pero tampoco te dejan ir a otra. Tuvimos oportunidades de habernos cambiado a otras más pequeñas y de haber seguido, pero no nos dieron la carta de libertad y nos obligaron a cumplir los tres años. Y yo después de esa experiencia me quedé bastante harto. Sentí yo que se había acabado la música profesionalmente, y te estoy hablando del año 95.
- Vaya...
- Aunque luego, hacia el año 2008-9 saqué con Warner otro disco a mi nombre, como Juanra Viles. Un álbum sin pretensiones. Lo quería autoeditar, pero Warner y Get In (la agencia de contratación de Duncan Dhu y de Mikel Erentxun hoy y siempre) deseaban tener ellos todo lo que los Duncan hubieran hecho. Y para mí fue fenomenal porque me permitió no pelear tanto por el disco y además ellos asumieron el coste, que era el de una autoproducción. Me hizo mucha ilusión.
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- ¿Y cómo has acabado de concejal en San Sebastián y casando a mi hermana, qué casualidad?
- Ja, ja, ja… ¡Eso no lo sabía! ¡Qué bueno! Generalmente te asocian a una actividad, a la más conocida, y el impacto de los Duncan en San Sebastián fue tremendo, sobre todo en los 80, que fueron un bombazo. Pero a mí siempre me han interesado muchas cosas: la historia, la política, el cine, la música…
- ¿La pintura?
- Sí, el comic sobre todo, pero me descolgué un poco. Cuando empecé en los Duncan estudiaba Bellas Artes, pero lo dejé por Historia. Y la política también me atraía. Al dejar a los Duncan, al inicio de los 90, pues con todo lo que nos ha tocado vivir, empecé a perder el miedo a posicionarme ante ciertos temas y a participar en las convocatorias de Gesto Por La Paz, etc. La década de los 90 fue bastante durilla, pero como ya no tocaba en un grupo podía tener una vida más de ciudadano, ¿no? Hay que vencer el miedo, o el respeto, o el apuro. Luego, hace más de una década, empecé a ser invitado en tertulias de cultura y esa misma mañana asesinaban a alguien y se cambiaba la tertulia y te ponías a hablar de política. Y yo ya tenía una militancia. Pero todo surgió de una manera más natural de lo que pueda parecer, no fue de golpe.
- Sí.
- Otra cosa es ocupar un cargo público. Yo diferencio entre estar en política, hablar de política y, tercero, hacer política. La política se hace desde un cargo dentro de una ejecutiva o desde un cargo público, que es donde estoy ahora. En la política municipal.
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- ¿En el PNV?
- Sí.
- ¿Has seguido tratando a Mikel Erentxun y Diego Vasallo?
- Tengo relación con ellos. Con Diego tengo amistad y solemos quedar. A Mikel le conozco muy bien porque he vivido con él durante cinco años con todos sus días y sus noches. Entonces las giras no eran como ahora, ni las cosas se planificaban como ahora. Era todo a lo bestia. Estábamos todo el día juntos y así acabas conociendo a las personas. Aparte, a mí me pilló entre los 18 y los 23, que es una época muy importante en la que te formas como persona. Yo siempre digo que mi escuela de la vida ha sido el rock and roll. Y también la Universidad de Deusto y la del País Vasco, ¿no?, pero estas en otro plano. En un grupo así acabas conociendo a la gente. Yo he conocido a Mikel y le aprecio por Duncan Dhu, y a Diego a pesar de Duncan Dhu. Realmente lo que nos separó fue la actividad del grupo, pero luego retomamos la relación, porque somos amigos desde los 14 años. Ahora nos reunimos para cenar y hablamos de todo menos de Duncan Dhu: de nuestras vidas, de nuestros trabajos, de hijos, de tal… De lo que habla la gente de nuestra edad cuando se junta.
- ¿Qué te parece la evolución artística de Diego Vasallo en solitario, que ha sido reputado desde el principio como cantautor, al margen de su etapa en Cabaret Pop, y de Mikel Erentxun?
- Lo digo porque lo pienso: a mí las carreras en solitario de Mikel y Diego me gustan más que su labor en determinadas fases de Duncan. Sinceramente sé que no puedo ser objetivo, pero la parte de los Duncan que más me gusta es cuando funcionaban en trío, porque eran un grupo. Y a mí me gustan los grupos. No lo digo por otra cosa. Los grupos tienen un sonido propio y cada músico tiene sus limitaciones que también limitan las posibilidades de evolución del grupo. Cuando pasan a dúo en realidad son dos autores que colaboran juntos con bandas de grandísimo nivel, banda que pueden ir intercambiando. Y pueden decir: 'ahora me quiero tirar hacia la música electrónica, ahora me quiero tirar hacia no sé qué'. No hay limitación, porque dispones de los mejores músicos, pero vas dando bandazos estilísticos. A mí eso no me gusta en ningún grupo, y creo que en Duncan sucede en su etapa como dúo. Prefiero la época como trío, que también tiene fases distintas, y de lo posterior también me gusta más lo último que han hecho en solitario. Lo último de Diego es lo que más me gusta y también me gusta lo de Mikel.
- Sí, hasta Mikel empieza a declarar en entrevistas que por fin empieza a ser respetado en las críticas, etc.
- Es verdad. Son dos cosas distintas. A veces hay mucho esnobismo. Duncan Dhu empezó como trío, tuvo una buena acogida de público antes del boom, y una muy buena crítica. Luego es verdad que los Duncan se van descafeinando, incluso siendo trío, que yo no me voy a eximir de esa culpa. Parece que cuando alguien rompe una barrera comercial ya no puede tener calidad, pero también hay discos de Mikel que son muy buenos. Creo que Mikel es la primera y la única estrella de rock and roll que ha tenido Donostia. Así de claro. Y luego hay poca gente que toque mejor la acústica que él, que tiene una mano derecha rítmica que es una pasada. Además, dirige bandas de músicos de gran nivel y tiene otra capacidad: se manejará con los acordes claves y clásicos, pero hace grandes canciones totalmente redondeadas. Creo que tiene niveles muy altos, incluso en la época menos comercial. Ahora parece que está más aceptado por el mundo indie porque hay una generación más joven que no ha conocido lo otro, que ignora ese sambenito de ser el cantante de Duncan Dhu. Porque es un sambenito que a veces le habrá venido bien, y a veces mal.
- ¿Habéis sopesado hacer una minigira los tres, en trío con escobillas?
- Ja, ja… Cuando nos juntamos teníamos una serie de sueños de chavales, pero hay una cosa que no hicimos y que para mí es clave: tocar en la calle. Es la única cosa que no hicimos. Le he dicho a Mikel que debemos preparar un set list de hora y pico con los tres primeros discos, y tocarlos de manera anónima en una calle de Donostia, sin avisar más que una hora antes por redes sociales. Eso es lo que nos queda por hacer. Yo estaría encantado. Mikel estoy seguro de que también. Habría que convencer a Diego.
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- Pues últimamente está tocando bastante y ya tiene callo. Le he visto en el Cotton Club hace pocos meses y el año pasado en el Victoria Eugenia el día después de la boda de mi hermana que tú oficiaste.
- Sí, y con la banda que lleva ahora ha ganado un huevo. Le da otro rollo, una musicalidad, y vuelve un poco a la raíces. Si te das cuenta, cuando Mikel y Diego obtienen el reconocimiento otra vez es cuando vuelven a las raíces. Los de Diego es clarísimo, con esta banda con punto de banda de burdel sureño, que bueno, yo no he estado nunca, pero por lo que cuentan las películas. Y Mikel me encanta cuando toca él. No entiendo por qué no toca más instrumentos. Toca muy bien la batería. Me encanta. Y en su disco anterior, 'Corazones' (2015), la toca. En los Duncan a veces nos intercambiábamos y él me dejaba la guitarra y se ponía a la batería.
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