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El contrabajista vitoriano Iosu Izaguirre empezó con 15 años tocando el bajo eléctrico en grupos de ska y rock. Después se introdujo en el jazz mediante el contrabajo y durante varios años vivió en Barcelona, entonces destacada capital del jazz española (hoy Madrid le disputa ... la plaza con tanto músico cubano). Iosu volvió a Vitoria ya profesionalizado y así pudo trabajar con Mikel Urdangarin, Iñaki Salvador, Gari, Ruper Ordorika, el totémico Mikel Laboa o su paisano Mikel Izal, con quien ha grabado el himno del Alavés.
Y ahora ha editado un disco bajo el nombre de Iosu Izaguirre Sextet. Le acompañan Rubén Salvador (trompeta), Pablo Ramos (saxo alto), Asier Iturbe (trombón), Koldo Uriarte (piano) y Aitor Bravo (batería). El artefacto, editado en CD por el sello guipuzcoano de jazz Errabal (¡es su referencia número 151!), se titula 'Mingus Moods' debido a su ídolo el contrabajista, compositor y director Charles Mingus (Nogales, Arizona, 1922 - Cuernavaca, México, 1979), un mestizo con sangre sueca, china, británica y afroamericana que declaró con su legendaria hosquedad: «Soy Charles Mingus, hombre medio-negro, pero no lo suficientemente blanco para que dejen de llamarme otra cosa que negro. Soy Charles Mingus, famoso músico de jazz, pero no lo suficiente famoso para poder vivir de ello dentro de esta sociedad».
De modo meritorio, Iosu Izaguirre ha asumido el reto de ponerse en la piel de Mingus en este disco de ocho cortes con sólo una versión: 'Tiempos nuevos, tiempos salvajes' de Ilegales con cierto barniz de Skatalites. El resto son piezas creadas imaginando la perspectiva que tomaría el propio Charles Mingus, y así hay blues canónico que crece hasta el swing (el tema titular, 'Mingus Moods'), balanceo de Nueva Orleáns que desemboca en bop ('Landalan'), melodías jazzistas de película ('Non gogoa') y una salida de aire tropical ('Piscola').
Dejemos que Iosu comparta su pasión por Mingus e incluso vuelva a ponerse en su piel.
¿Quién fue Mingus? Un personaje muy polifacético, por cierto.
Charles Mingus está considerado como uno de los grandes compositores norteamericanos del siglo XX y su nombre se asocia al jazz, pero él renegó muchas veces de esta etiqueta. Hay que decir que también es famoso por su carácter crítico, rudo e inconformista. Si ves que me pongo borde en alguna pregunta es porque estoy tratando de meterme en el personaje.
Ejem… No sé si reírme o tragar saliva… ¿Por qué has elegido su figura para tu disco 'Mingus Moods'? En realidad tú has compuesto la música, no se trata de un repertorio de versiones.
Cuando empecé a escuchar jazz la música de Mingus me atrajo desde la primera vez porque desprendía una energía diferente del resto de jazzeros a los que oía. Percibía una mala leche que no sentía en otros compositores de jazz. Luego descubrí que también componía música de gran sensibilidad.
Lo que decíamos antes de que fue polifacético.
Estudié su obra, sobre todo la de la década de los 50, y tomando algunas de las características que se repiten ella las utilicé como punto de partida para componer. Los que conocen la obra de Mingus puede que reconozcan sonoridades o algún momento les traslade a cierta atmósfera 'mingusiana', pero simplemente lo he utilizado para inspirarme y tratar de crear algo nuevo.
¿El título se podría traducir como 'A las maneras de Mingus'?
Como 'estados de ánimo Mingus' o algo así. Esa es una palabra que aparece bastante en su discografía. Hay un tema suyo que se titula 'Dizzy Moods' y que está incluido en el disco 'Tijuana Moods' (1957).
¿Cuáles son tus tres contrabajistas, o bajistas, favoritos, y por qué te influyen y gustan? Damos por supuesto que uno es Mingus.
Charles Mingus es más conocido como compositor que como contrabajista, pero era un grandísimo contrabajista que exploró las posibilidades del instrumento como pocos. Como contrabajistas me gustan Ray Brown porque es como la Biblia del lenguaje tradicional del contrabajo jazz, Dave Holland por su creatividad, y Javier Colina por su capacidad de hacer cantar al instrumento.
A los tres he tenido la suerte de ver, y Dave Holland regresa este verano al Festival de Jazz de Getxo. Iosu, ¿por qué la única versión del álbum es la de Ilegales, 'Tiempos nuevos, tiempos salvajes'?
A Mingus le gustaba versionar las canciones que más le gustaban y también aprovechaba su música para hacer crítica social. Como los que hacemos música instrumental no podemos utilizar las letras para expresar la mala hostia, hice una versión de un tema que me gusta de un grupo que me gusta y que tiene un mensaje totalmente vigente después de 40 años. Además, encuentro muchas similitudes entre el carácter de Mingus y el de Jorge Martínez.
¿El disco se grabó en directo pero sin público?
El jazz siempre se graba en directo, con o sin público. No hay otra manera. Los músicos van al estudio y tocan a la vez. No es como el pop o el rock, que cada uno va grabando su parte hasta que la deja niquelada o hasta que le echan del estudio y llaman a alguien que sepa tocar para que grabe.
Ja, ja, ja…
Igual te ha despistado que lo grabamos en la sala que tiene la Fundación Vital en Vitoria, pero es que fuimos allí porque hay un piano Steinway cojonudo. No hay muchos estudios de grabación que dispongan de un piano decente.
Sí, vi que se grabó ahí, y como fue durante dos días supuse que no había público. Volviendo al disco: parece que en la música de 'Mingus moods' hay más elementos de los que parecen a primera escucha, aunque sin pecar de músicos de jazz tocando música para otros músicos de jazz. En la hoja de promoción se incluye esta reflexión tuya: «en la obra de Mingus se aprecian influencias de góspel, blues, música africana, de New Orleans, de México, de Colombia, swing, be bop, Duke Ellington, Debussy, Stravinsky o free jazz».
En la obra de Mingus se puede escuchar todo eso y más porque es muy extensa y abarca varias décadas, pero en este disco no hay tanta variedad ni lo pretende. Lo que hice fue fisgar en su despensa para ver qué ingredientes utilizaba él para cocinar, robarle tres o cuatro, y ver qué podía hacer yo con ellos. Hay partes bop, partes free, alguna balada, un calipso... Pero si te sirve de referencia, gente que no es músico se lo ha tragado entero de arriba a abajo varias veces e incluso me han dicho que les ha gustado.
Es que el disco crece con las escuchas. La primera vez que lo oí no me mató, pero igual estaba haciendo otras cosas a la vez. ¿Has visto en vivo a su orquesta heredera, la neoyorquina Mingus Big Band?
Me gusta mucho lo que hace la Mingus Big Band porque lo encara con mucho respeto y porque son unos músicos increíbles, pero las dos veces que ha estado en Vitoria yo estaba tocando. Esos días son temporada alta para los músicos de la ciudad.
¿Y cómo es un día normal para ti en Vitoria entre semana? Igual das clases…
Por supuesto que doy clases, como el 99% de los músicos. ¿Tú crees que aquí se puede vivir sólo de tocar? Igual un rato, si pillas un grupo de que esté de moda, o tocas en la banda municipal, o en los Sociedad Alcohólica.
No me refería a clases particulares, sino en escuelas y similares.
Doy clases en una escuela de música. Llevo desde 2008 y ahora, con el proceso de estabilización, supongo que me harán fijo. Pero tengo una jornada paupérrima, como muchos otros compañeros que deben compaginar tres curros para obtener un sueldo digno.
¿Y los fines de semana viajar para dar conciertos?
En directo toco menos de lo que me gustaría, pero me he pasado muchos años de aquí para allí tocando todos los fines de semana como para echarlo de menos. Mi día a día es como el de cualquier persona de casi 50 años. Tratar de pasar tiempo con mi hija para que la adolescencia no me la robe, los fines de semana ver pelota con mi padre que tiene 91 años, y pasear con mi perra por el monte. A ratos, entre lavadoras y demás cotidianidades, agarro el contrabajo y compongo música para poder llamar a colegas que admiro y quedar con ellos para tocar.
Colegas como los del sexteto al que das nombre como líder: Rubén Salvador a la trompeta, Aitor Bravo a la batería…
Lo que tengo claro es que, salvo los músicos, casi nadie tiene ni puta idea de lo que significa dedicarte a hacer música y lo que supone. Ni los programadores, ni tu propia familia, ni los que te piden una factura y hasta un análisis de sangre para cobrar 200 putos euros. Tampoco, no es mi intención ofender, los que escribís sobre música, por supuesto.
No ofendes: nos pones al nivel de la familia…
Cierto, pero mi familia no vive de ello.
Oh, vaya. Tampoco pretendía ofender ni ser irónico.
Hay una imagen idealizada, o demonizada, de lo que es ser músico y que se aleja bastante de la realidad. Afortunadamente hay gente que todavía necesita sentir experiencias reales y emplea su tiempo en ir a conciertos.
¿En cuántos grupos estás?
Ahora mismo no estoy en ningún grupo. A partir de cierta edad ya no se toca en grupos, se toca en proyectos. Lo que quiere decir que uno es el jefe y se encarga de todo, y los demás están ahí o por la pasta o porque la música es la hostia. Si suceden las dos cosas, has pillado de gordo.
Ya.
De vez en cuando hago algún bolo con mi mujer, que es cantante. Se llama Virginia De la Casa. Nos pueden contratar para fiestas, eventos, cocteles... Tenemos un repertorio que son todo hits.
OK, gracias, Iosu.
¿Puedo saludar? Aprovecho para mandar un saludo a Bingen Zupiria. Todavía estamos esperando el estatuto del artista que prometió en 2020. Puedes buscar la noticia, salió en El Correo.
Bueno, decía Mitterrand que las promesas electorales solo atañen a quienes se las creen.
Ja, ja, ja… Sí, y Eskorbuto decían: La mentira es la que manda, la que causa sensación. La verdad es aburrida, puta frustración.
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