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nacho serrano
Jueves, 15 de septiembre 2022, 01:21
Para un cantautor como James Taylor, grabar un disco de versiones de los grandes estándares de la música popular norteamericana ha sido pan comido. Tal ha sido su acierto al enfrentarse a clásicos como 'My Blue Heaven', 'Ol' Man River' o 'Moon River' que la ... Academia Nacional de Artes y Ciencias de la Grabación de Estados Unidos le concedió el año pasado el Grammy al Mejor Álbum de Pop Vocal Tradicional. En la gira que le trae a Bilbao el 22 de este mes (Palacio Euskalduna), no obstante, va a recorrer toda su trayectoria musical. Momento perfecto para charlar con él sobre su azarosa vida.
- Le esperamos con muchas ganas.
- He estado en España varias veces y sigue siendo muy emocionante actuar en lugares tan lejanos de casa. Recuerdo la primera vez que estuve en Europa, en 1968. Fue justo después de viajar a Londres para firmar mi contrato con Apple Records. Un amigo y yo cogimos un avión y fuimos para allá sin pensarlo dos veces. Teníamos muchas ganas de conocer vuestro país. ¿Sabes? En ese viaje, recorriendo España, escribí una de mis canciones más famosas, 'Carolina in my Mind'. La compuse en la isla de Formentera. Tenía veinte años.
- En ese momento acaba la historia sobre sus primeros años de vida que cuenta en el audio-libro de 2021 'Break Shot'. ¿Cómo surgió la idea de grabarlo?
- Todo lo que hice después de cumplir los veinte años está ya contado, escrito y publicado. Pero nadie sabía qué hice antes. Una compañía de audiolibros me contactó y me sugirió la idea de contar lo que no se sabe, y me pareció una buena. Me ha servido para organizar todo mi pasado en mi cabeza.
- ¿Y cómo fue ese viaje al pasado?
- Todo el mundo dice que no hay que vivir en el pasado, pero la realidad es que es muy difícil no hacerlo, porque cuando somos jóvenes somos páginas en blanco que quedan marcadas por nuestras experiencias familiares. Por eso estamos constantemente lidiando con nuestro pasado. Y a veces es muy recomendable volver a él para ordenarlo y así poder dejarlo atrás. Ese ha sido el principal beneficio que he sacado del audiolibro.
- Cuando tenía dieciséis años pasó casi un año en un psiquiátrico. ¿Cómo afectó esa experiencia a su forma de ver la vida?
- Pretendemos meter de golpe a los adolescentes en la vida adulta y eso es muy estresante para un chaval. Sufrir una crisis nerviosa e ingresar en un hospital psiquiátrico borró de un plumazo las expectativas que mis padres tenían sobre mí, sobre lo que podría conseguir en la vida. Y paradójicamente eso me hizo libre. Cercenó mis posibilidades de estudiar y tener una vida normal. En Estados Unidos la educación es carísima, y como mi familia se gastó en el psiquiátrico todos los ahorros que tenían para la universidad, cuando salí de allí me pude lanzar a la música.
- ¿Cuándo fue la primera vez que subió a un escenario y pensó: «A la gente realmente le gusta lo que hago»?
- Debió de ser en 1966. Cuando empecé a hacer música, iba en la onda folk de Joan Baez, Bob Dylan, Peter, Paul & Mary, The Kingston Trio, Sonny & Cher, Brian McGee, Reverend Gary Davis, Odetta… Era un momento en el que era posible actuar sólo con tener una guitarra y presentándote en un garito o en colegios mayores diciendo que sabías tocar y cantar. Sobre todo en los 'coffee houses' de Nueva York, donde una vez a la semana cualquiera podía subir al escenario. Allí fue donde la reacción de mi público me descubrió que podía dedicarme a esto.
recuerdos
- Cuando empezó a ganar mucho dinero, ¿le costó mucho lidiar con el lado más agresivo del negocio?
- A los hombres de negocios no les interesa el arte, sólo los 'productos', la pasta. Por eso siempre intentan inflar artificialmente la fama de sus artistas. Hay gente ante la que tienes que plegarte si quieres que tu música sea conocida, pero en la mayoría de los casos resulta muy difícil porque es gente muy estúpida, ciega y sorda. ¿Y sabes? Esto no fue siempre así. Antes había hombres de negocios que estaban ahí no por el dinero, sino porque amaban la música de verdad. Gente como Ahmet Ertegun en Atlantic Records, John Pailey en Columbia Records, Mo Austin y Joe Smith en Warner, David Geffen… l
- Hace diez años demandó a Warner por dos millones de dólares, acusando a la compañía de no pagarle justamente por las ventas digitales.
- Pongo demandas a Warner y a Columbia cada tres o cuatro años. Los problemas con los royalties digitales ocurren constantemente. No te pagan justamente hasta que revisas los libros de contabilidad y te das cuenta de que algo pasa. ¿En qué negocio se ha visto algo parecido? En el juicio que has mencionado gané, pero sólo obtuve un 50% de lo que me debían. Suerte que tengo el éxito suficiente para permitirme pagar buenos abogados y luchar con esta gente. Si no te los puedes permitir, ellos directamente no te pagan porque saben que no puedes hacer nada.
- Muchos compositores están vendiendo sus repertorios en acuerdos multimillonarios. ¿Consideraría hacer lo mismo si apareciera una buena oferta?
- Si apareciera, probablemente lo haría. El próximo mes de marzo cumplo 75 años y tengo que empezar a pensar en lo que le voy a dejar a mis hijos. Tengo que organizarme y crear alguna especie de empresa que administre mi catálogo y estudie ese tipo de ofertas. Desafortunadamente, al principio de mi carrera firmé algunos contratos muy desfavorables para mí.
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